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Caridad Martí López vive en la Calzada de Managua número 32, entre América y Amargura, en el Calvario, Arroyo Naranjo. Justo frente a la puerta de su casa tiene un pantano de aguas albañales. Harta de dar parte al delegado del Poder Popular de su zona y a las autoridades sanitarias y de que nadie mueva un dedo para buscar una solución al problema, ha escrito a la sección Acuse de recibo, del diario Juventud Rebelde, apelando a la última bala que tiene en la recámara: la denuncia en la prensa oficialista.
En noviembre del año pasado Caridad fue a la oficina Acueductos y Alcantarillados de Arroyo Naranjo y sólo consiguió que la pusieran en una lista de espera. Pero ella decidió que no iba a aguardar sentada a que le limpiaran el pantano que tiene frente a su casa. Se fue a Saneamiento Básico pero no solucionó nada. Le mandaron el carro de alta presión y fue en balde. No pudo arreglar la tupición.
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Ella ha vuelto a solicitar este servicio aunque sin éxito porque el vehículo o tiene la manguera rota o le falta combustible. El caso es que no se lo pueden mandar a su casa.
La vida de Caridad se convierte en un infierno cuando llueve. Tanto ella como sus vecinos tienen serios problemas para acceder a sus viviendas. La putrefacción ha alcanzado las tomas de agua potable en un caserío donde hay niños y personas mayores.
El diario oficialista sólo lanza una pregunta al aire: "¿Cuánto más tendrá que esperar para que le solucionen el problema?"
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