La condición del Partido Comunista de Cuba como fuerza dirigente de la sociedad y del Estado “no significa de modo alguno” que el mismo actúe al margen de las leyes de la nueva Constitución, aclaró la semana pasada una nota de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
“Su condición de fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado no significa en modo alguno que el Partido queda por encima de la Constitución. El propio mandato constitucional significa que el partido tiene que subordinarse a la Ley fundamental en todo su accionar ideológico y político”, escribió el politólogo cubano Darío Machado Rodríguez.
El Dr. en Ciencias Filosóficas y presidente de la Cátedra de Periodismo de Investigación del Instituto Internacional de Periodismo José Martí resaltó que la Carta Magna es, precisamente, “la que habilita al Partido en sus responsabilidades políticas”, siendo la primera de estas “la observancia estricta de los preceptos constitucionales”.
La postura de la UPEC se da días después de que se hiciera viral un video en las redes sociales en el que el diputado José Luis Toledo, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea Nacional, advirtiera ante los legisladores que la nueva Ley de leyes no podrá “trazarle directrices al Partido”.
“Esta Constitución va a organizar el diagrama estatal del país, pero hay una fuerza que está por encima del Estado que es dirigente y superior, es el Partido. La Constitución no puede trazarle directrices al Partido”, dijo el también ex decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.
Machado Rodríguez apuntó además a la necesidad de “renovación” del Partido, a tono con el propósito de modernización que persigue la reforma constitucional y calificó de “poco razonable” proyectar la actividad del PCC sin tener en cuenta el escenario en el que se encontrará la sociedad cubana como resultado de los cambios en el orden interno.
“El PCC es sin duda la entidad política del país que cuenta con la mayor experiencia, organización, disciplina y capacidad para conducir, como establece la Constitución, los destinos de la sociedad y del Estado. Pero hay síntomas que revelan la necesidad de una reflexión acerca del papel del partido en las actuales y futuras condiciones económicas y políticas de la sociedad cubana”, afirmó.
Aunque ha sido el Partido el impulsor de reformas en el ámbito económico de Cuba -agregó el politólogo- este “no ha sometido a una rigurosa revisión al centralismo democrático, no ha balanceado cuánto de democracia y cuánto de centralismo hay en su funcionamiento y los resultados positivos o negativos de su realización en la práctica”.
El académico del Instituto José Martí reconoció también que “los cubanos no somos precisamente un ejemplo de educación jurídica” y que, en lo inmediato, es una realidad que el país necesita una serie de transformaciones en sus leyes y decretos.
“La tarea no termina con el referendo, sino que realmente comienza cuando sea aprobada por el voto libre de la ciudadanía la nueva Constitución”, sentenció.
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