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China, el país más poblado del mundo, está intentando dejar atrás la tradición de enterrar a los muertos en ataúdes, con medidas gubernamentales que fomentan la incineración o con prácticas más duras como el decomiso y destrucción de los féretros.
En la provincia de Jiangxi (sureste del país), han ido más allá y han confiscado a la fuerza todos los ataúdes, lo que se ha convertido en un drama en esa región, donde hay zonas rurales en las que existe la tradición de comprar o construir el ataúd en vida "a medida", y guardarlo en casa hasta la muerte, para atraer la longevidad y la buena suerte.
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En las redes sociales, a pesar de la tradicional censura china, aumenta el número de sobrecogedoras imágenes de féretros destruidos, e incluso de personas mayores metiéndose en ellos como protesta y para evitar que se los quiten.
En los últimos meses, trabajadores del Gobierno chino han entrado en las casas de las personas a la fuerza para hacerles cumplir la ley, que fue emitida hace seis meses, y que estipula que desde septiembre estará prohibido enterrar a los muertos en ataúdes.
Desde que se introdujo la medida en la zona, se han entregado voluntariamente unos 5.800 féretros y otros tantos han sido decomisados por las Fuerzas de Seguridad.
La medida ha sido calificada de "bárbara" e "impopular", y muchos no entienden que los intereses económicos se pongan por encima de las tradiciones.
Mientras tanto, desde el Gobierno se promocionan funerales alternativos como entierros verdes, que ocupan menos tierra o consumen menos recursos y usan materiales biodegradables. También se promociona el esparcimiento de las cenizas en el mar o su enterramiento cerca de los árboles.
Los entierros ecológicos en Pekín, según datos citados recientemente por la agencia Efe, representaron el 44 % de todos los realizados en la capital china en 2017.
Existe incluso una directriz a nivel nacional, promovida por el Ministerio de Asuntos Civiles, que ha establecido como meta que los "entierros verdes" cubran el 50 % del total en el año 2020.
Es tal la voluntad del Gobierno chino de cambiar la mentalidad de los habitantes de la regiones más rurales, que en algunos lugares se están lanzando incentivos monetarios, y se les paga mensualmente a las personas que eligen un "entierro en el mar".
Según el plan, los mayores de 70 años que adopten esa vía, recibirán una remuneración mensual basada en la edad, que oscila entre los 15.80 y 400 dólares mensuales.
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