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Ingenieros cubanos estudian la posibilidad de reutilizar el vidrio o el plástico en la construcción de viviendas.
La Empresa provincial de Recuperación de Materias Primas en Villa Clara produce en estos momentos, de forma experimental, bloques, mesetas, vigas, tabletas y losas elaboradas con una mezcla de vidrio molido, cemento y papel reciclado, según ha avanzado Ernesto Pacheco León al diario Granma.
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Asimismo, el ingeniero Joaquín Cuétara ha explicado a Prensa Latina que investigará sobre la utilización del plástico en la fabricación de hormigón.
La utilización del vidrio en la construcción, explica Pacheco, no sólo ahorra áridos sino que soluciona un viejo problema medioambiental ya que en Cuba el cristal se desecha y termina acumulándose en vertederos donde contamina.
Los trabajadores de la empresa de Villa Clara han adaptado su vieja maquinaria para aprovechar el vidrio que se desecha en las zonas turísticas de la cayería norte de la provincia y que ellos venían trasladando a La Habana a Vidrios La Lisa. Desde noviembre de 2017 lo convierten en polvo para enviarlo a la Unión Nacional del Fósforo, que demanda el producto para usarlo como sustituto de la arena sílice. Pero como tienen excedentes, surgió la idea de usarlo en la producción de elementos para las viviendas.
En la actualidad están fabricando bloques de 10 y 15 cm, además de mesetas, vigas, losas, tabletas que ahora están siendo sometidos a prueba para certificarlos.
De momento los elementos hechos a base de vidrio molido muestran buena resistencia y "parámetros de calidad aceptables". En agosto se sacaron 4.000 bloques a los que sólo les han puesto una pega: tardaron en secarse unos 15 días y ese proceso hace falta acortarlo.
Con una tonelada de vidrio pueden fabricarse 164 bloques. Partiendo de estas cifras podrían llegar a producir 1.000 toneladas al año para empezar.
Reciclaje de plástico
El ingeniero cubano Joaquín Cuétara estudia el uso del plástico PET (el que se utiliza en envases de bebidas y textil) en la elaboración de hormigón que pueda utilizarse para construir viviendas.
Los envases PET son los menos sostenibles porque pueden perdurar entre 500 y 1.000 años, ya que las bacterias no los digieren.
Su proyecto parte de añadir un 1% de PET en forma de escamas al hormigón. Su teoría es que no afectaría a la calidad de éste.
En su experimento, Cuétara ha utilizado un cemento Portland ordinario (P-350), áridos de origen natural y fragmentos de PET de entre 2 y 4 cm, cortados a mano. Luego comprobó en el laboratorio que no existen diferencias entre los hormigos con PET y los tradicionales.
Ahora tiene previsto realizar nuevas pruebas, añadiendo mayor cantidad de plásticos.
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