La mayoría de los almendrones y taxis particulares ha suspendido la inspección técnica oficial que les han impuesto en Cuba desde que el pasado 8 de octubre empezó el experimento que busca reordenar el transporte privado en La Habana.
Según explica a Granma la directora general adjunta de Transporte en La Habana, Maribel Poulot Bravo, el Gobierno quiere implantar "orden, disciplina y control", para que los carros circulen en condiciones técnicas adecuadas y compren la gasolina en los Cupets.
Para optar a una de las tres modalidades establecidas en el experimento (taxi libre, por ruta y auto de alto confort o clásico) hay que pasar obligatoriamente una inspección técnica. Hasta el 22 de octubre, el 68% de los vehículos que se sometió al control, suspendió la inspección. Para que se entienda: se inspeccionaron 1.643 carros y sólo 521 fueron declarados aptos.
Quienes no pasan la inspección obligatoria no pueden acceder a la Licencia Operativa de Transporte, imprescindible para circular legalmente con pasaje por La Habana. Los suspensos tienen una segunda oportunidad para presentarse, pero ésta vence el 7 de diciembre próximo, cuando entrarán en vigor las nuevas regulaciones del trabajo por cuenta propia.
En la capital hay 6.582 transportistas privados. De ellos, 4.613 tienen licencia de conducción. Cerca de la mitad de estos (2.068) es dueño del carro y tiene la revisión técnica actualizada.
Diecinueve días después de iniciado el experimento de reordenamiento del transporte privado en La Habana, sólo 11 cuentapropistas se habían acogido a la modalidad de taxi rutero, 302 a la de libre y 195 al de alto confort.
Una medida impopular
El mes pasado dio inicio en La Habana un experimento que pretende reordenar el transporte privado, pero que en la práctica ha reducido el número de taxis particulares disponibles en las calles y ha aumentado la insatisfacción colectiva.
Enrique Aldana, un taxista particular mostró al rotativo oficialista su incoformidad con la Resolución 175/2018 del Ministerio de Transporte que ofrece tres opciones a los choferes de taxis particulares: libre, por ruta y auto de alto confort o clásico.
"Yo no he sacado licencia. Si cae una carrerita, bueno, si no, me voy pa' mi casa. Esta regulación no me da la cuenta por la cantidad de dinero que hay que abonar. Muchos de los choferes aquí no son propietarios de carros. ¿Cuánto van a tener que darle al dueño? ¿Cuánto tienen que reportarle al Estado? ¿Con cuánto se van a quedar? Es preferible entregar la licencia y buscarse otro trabajo".
Tampoco le gusta la medida al taxista Dionel Rodríguez. "No estoy de acuerdo con ninguna de las tres modalidades, pero si me obligan a escoger alguna sería la libre. La Gaceta, que la tengo aquí en el carro, plantea que de esa manera el taxi puede transitar siempre y cuando no interrumpa el trabajo del rutero ni el del alto confort. Pero en la televisión explicaron que no puede coger por la calle 23. Además, el taxi libre tiene dos variantes: territorial y nacional. Con la primera no puedes salir de la provincia a nada, y la otra hay que solicitarla por escrito, eso es un enredo".
Rolando del Sol, jubilado y taxista ocasional explica su situación. "En mi caso voy a entregar la licencia que tengo hace cuatro años. La gran mayoría de mis compañeros no está de acuerdo con esas disposiciones, pues lo que sucede es que el carro no es de uno, y si alguien te dice llévame a la playa o al hospital, no puedes hacerlo. Es como volver a marcar tarjeta. El taxista libre ahora tiene que comprar el combustible al precio del Cupet, casi 300 litros de petróleo, y no puede andar por la avenida. Dondequiera que haya ruta de taxi amarillo uno no puede trabajar. ¿Cómo voy a gastar ese combustible?"
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