Gobierno cubano cede ante los creyentes conservadores con el 68 como una estrategia de distracción

El matrimonio igualitario es un globo sonda, una cortina de humo o cómo usted quiera llamarlo, para que los cubanos no hablemos de los problemas de la Isla.


Este artículo es de hace 5 años

Los creyentes conservadores han logrado que el reducido grupo responsable de la nueva Constitución de Cuba dé marcha atrás al artículo 68.

Ante las ampollas levantadas entre los cristianos y católicos, dentro y fuera de la Isla, por la concepción de matrimonio como "la unión entre dos personas", la Asamblea Nacional anunció un nuevo artículo, el 82 –cargado de términos jurídicos para no herir sensibilidades– y una futura consulta y referendo popular sobre el Código de Familia, donde se les reconocería la posibilidad de casarse a las personas del mismo sexo.


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Los cristianos coparon el debate sobre la Constitución con su campaña por la familia original, hombre y mujer, y la santidad del matrimonio con ese único diseño. Su lucha dialéctica con el colectivo LGBT+ cubano, controlado en su mayoría por Mariela Castro y el CENESEX, puso en el ojo del huracán el artículo 68, mientras el resto quedó para el olvido y muchos de ellos, intocables en la Constitución.

Los más conservadores incluso se manifestaron en las calles, en una muestra de fuerza pocas veces vista en Cuba en los últimos años.

El gobierno de Miguel Díaz-Canel ha cedido ante las peticiones de quienes rechazaban el 68, aunque la propia Mariela Castro diga lo contrario: "No hemos cedido ni cederemos a los chantajes fundamentalistas y retrógrados", apuntó en Facebook.

Cuba sí ha cedido, pero por un objetivo mayor: precisan obtener unanimidad en el referendo constitucional del próximo 24 de febrero.

Miles de creyentes habían dicho que votarían en contra y eso afectaría la imagen del sucesor de Raúl Castro. Ahora celebran la decisión de retirar el artículo 68 del proyecto de Constitución, pero la victoria es momentánea, porque el matrimonio igualitario tendrá que ser incluido en futuras leyes.

La posibilidad de que dos personas del mismo sexo se casen en el país, es un As bajo la manga que ha levantado 'admiraciones' por Díaz-Canel y la directora del CENESEX.

Mariela Castro se acaba de dar un baño de masas –de izquierda en su mayoría– en España por 'sus logros' con esta institución. Aunque en Valencia haya expulsado a periodista de CiberCuba de la conferencia 'Cuba, Socialismo y Diversidad'. Como los cristianos, ella va "a Dios rogando y con el mazo dando".

El artículo 68 cumplió su objetivo en la mayoría de los debates celebrados en Cuba.

El 68 fue una simple estrategia de distracción para aquellos que no se atrevían a criticar artículos como el número 5 que establece al Partido Comunista (PCC) como "la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado". Solo la llamada disidencia cubana y ONGs como Amnistía Internacional, criticaron el nuevo texto constitucional porque no garantiza los derechos humanos en el país e incluso limita la expresión artística a los “valores socialistas”, como recoge el artículo 95.h.

La polémica creada en torno al artículo 68, que fue el que más propuestas de reformas obtuvo en los tres meses de debate, será estirada por el gobierno de La Habana hasta el cansancio. Después de aprobarse la nueva constitución, se abrirán consultas en un plazo de dos años que terminarán en un referendo popular. La crispación entre los creyentes conservadores y la comunidad LGBT+ tiene un caldo de cultivo garantizado en una sociedad machista como la cubana.

El matrimonio igualitario es un globo sonda, una pantalla, una cortina de humo o cómo usted quiera llamarlo, para que los cubanos y fuera de Cuba, no hablemos de la escasez de alimentos, de la falta de libertades civiles, los periodistas y la disidencia silenciada, el unipartidismo, la ineficiencia de los dirigentes estatales y el camino económico que está tomando la Isla bajo una dictadura que ya dura 60 años. Sí, aquí estoy hasta yo hablando solo del extinto 68 y el matrimonio igualitario. Hemos caído también en la trampa.

Ni la supresión del 68 de la Constitución, ni la pausa del Decreto 349, ni tan siquiera la presunta suavización de las leyes para los cuentapropistas, son indicativos de que Díaz-Canel es más blando que sus sucesores, Fidel y Raúl Castro. El heredero del castrismo utiliza al colectivo LGBT+ cubano y sus simpatizantes con una realidad que ya se tiene en 25 países, entre ellos España, Estados Unidos, algunos estados de México y Uruguay.

Si antes estuvieron en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), ahora los gays estarán en las redes sociales con el nuevo 3G cubano hablando de su derecho a contraer matrimonio. Y también estarán los creyentes inamovibles en la oposición y muchos otros ciudadanos a favor o en contra, mientras silencian otros debates como el de la censura a los artistas incómodos que se oponen al 349, a la oposición cubana y las incipientes críticas que llegan de cubanos conectados a Internet.

Díaz-Canel ha estado blanqueando su imagen con su nueva cuenta en Twitter y otros retoques puntuales. Lo que ha pasado con la supresión del 68, es una parte más de esa pretendida transparencia criolla. Él y ellos quedan como que han escuchado a los ciudadanos, en palabras de la propia Asamblea Nacional en su Twitter fue "como forma de respetar todas las opiniones".

¿Desde cuándo se escucha a todos en Cuba?

El 68 se fue para complacer a algunos, el 82 llegó con resquicios legales para no decir que el matrimonio es la unión entre 'personas', sino entre 'cónyuges', o 'contrayentes'. Ha sido un simple juego de fuerzas, donde ganan los de siempre.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Alberto Arego

Periodista e inmigrante, cubano y español. Máster en Periodismo por la Escuela de Periodismo UAM-El País y graduado en la Universidad de Sevilla. Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Internacional de Andalucía.


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