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En la calle Maceo de Santa Clara hay un rinconcito encantador. En La Veguita de la ciudad naranja, la sonrisa de Liset María espera a los que llegan siguiendo los aromas del mejor café, tabaco y ron que se hacen en la isla.
Inaugurada el 19 de mayo de 2000, la instalación se caracteriza por personalizar la comercialización de esos tres productos de interés turístico.
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Según comenta Liset, fundadora de La Veguita, "desde que abrimos intentamos hacer algo que nos distinguiera y que nos permitiera ganar clientes, ya que somos una tienda especializada, pero con los mismos productos y proveedores que tienen muchos establecimientos del país.
"Nos centramos en incentivar la comercialización a través del arte y la cultura cubanos y para eso utilizamos un estudio sociocultural del tabaco, que abarca desde los aborígenes hasta la actualidad. El ron salió de la caña de azúcar introducida por los españoles; el café es una herencia francesa, pero lo verdaderamente cubano, lo que siempre estuvo, fue el tabaco", afirma quien es la anfitriona más carismática del lugar.
Como El Quijote, que es más conocido que Cervantes, o Sherlock Holmes, que lo es más que Conan Doyle, el tabaco es el protagonista de La Veguita.
"Lo más significativo aquí es el producto. La gente viene porque existen los Habanos. Tienen la supremacía. Son los reyes, obras de arte hechas totalmente a mano. Incluso en sus imperfecciones, son bellos, y proporcionan un enorme placer espiritual. Las cajas de Habanos son como libros para mí", explica Liset, de 59 años.
De forma general, la vitola de los robustos es la más consumida hoy. A tenor con la especialista, la marca Montecristo es la que más se vende, después de la Cohíba. Si bien la primera es más antigua, la segunda tiene mayor prestigio y como abunda menos, se persigue más.
La clave para lograr tener un espacio exclusivo, de acuerdo con Liset, está en "adentrarnos en la mentalidad del cliente y crear empatía. Sin eso no hay comunicación y sin comunicación no logramos una buena gestión de venta. Profundizamos en la historia de los países emisores de turistas, de la historia de esos lugares: personalidades, obras de arte, etc.
"Conversamos con nuestros clientes valorando su cultura. Les hacemos ver que la suya vale y la nuestra también y así ganamos su interés. Les dedicamos todo el tiempo del mundo porque no podemos caer en la vulgarización comercial que existe hoy en algunas instalaciones", asegura quien es visitada fundamentalmente por canadienses, franceses, suizos y alemanes.
En palabras de Liset, "nuestra labor tiene un fin utilitario porque hay que vender, pero también estético, porque nos gusta que se vea bien, que luzca, que sea diferente lo que vendemos. Sin embargo, también protegemos a nuestros consumidores. Les enseñamos que el tabaco no se fuma, sino que se degusta, y les mostramos cómo hacerlo y disfrutarlo".
Sin dudas, La Veguita es un pedazo de Santa Clara que parece salido de otra dimensión. El acogedor lugar hace que los turistas, de Cuba y el mundo, lo busquen cada vez que están de paso. Aquí manda la profesionalidad, el buen gusto y el conocimiento de los olores y sabores más exquisitos de las raíces antillanas.
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