El ministro de Comercio Exterior de Cuba, Rodrigo Malmierca, se reunió el pasado domingo con titulares del gobierno de Qatar y emprendió otro viaje este lunes a la República Argelina.
Las visitas del representante del gobierno cubano a ambas naciones -focos mundiales de la exportación petrolera- coinciden en un momento clave, donde el principal proveedor de crudo de la Isla, Venezuela, se encuentra inmerso en plena crisis económica y política.
Según informó la cancillería cubana en su página web, Malmierca sostuvo un encuentro con el primer ministro, Abdullah bin Nasser Khalifa al Thani, así como con otros titulares de Finanzas, Comercio e Industria, para examinar "las relaciones de cooperación” entre ambas naciones.
Actualmente, en la capital qatarí de Doha trabajan alrededor de 500 profesionales de la medicina cubana que atienden un hospital en Dukhan. El pasado año una delegación del país arábigo, liderada por el ministro de Relaciones Exteriores, Sultán Saad Al Muraikhi, se reunió en La Habana con su homólogo, Bruno Rodríguez.
No obstante, el “estrechamiento” de las relaciones ha llegado en el momento preciso. Mientras que el régimen de Nicolás Maduro enfrenta la presión de la oposición y la comunidad internacional, en Cuba existe "una preocupación real por la pérdida de ganancias". La falta del petróleo venezolano debilitaría una economía que posee un crecimiento del 1% y que enfrenta, en repeditas ocasiones, la escasez de alimentos.
La Isla es al aliado más cercano de Venezuela. Según AFP, desde comienzos de la década del 2000, Caracas ha suministrado petróleo y apoyo económico, mientras que La Habana le ha ofrecido el servicio de médicos, entrenadores deportivos y asesores militares. Es incluso, públicamente, conocido la existencia de cubanos dentro de los círculos más altos del ejército bolivariano.
Para Paul Webster Hare, profesor en la Universidad de Boston, ante la inminente caída del 40% en los envíos de petróleo en los últimos años, Cuba ha comenzado a prepararse mediante la búsqueda de “proveedores alternativos” como Rusia, Irán y Argelia.
El capital extranjero es necesario para reforzar las insuficientes finanzas de una nación que necesita de un aproximado de 2.500 millones de dólares anuales -extranjeros- para sostener su propia economía.
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