El adiós definitivo a la Sala Polivalente Kid Chocolate solo ha sido retrasado por el tornado que afectó a varios municipios de La Habana el pasado 27 de enero.
Visto que para finales de ese mes se esperaba que la instalación (o más bien, sus ruinas) fuera entregada a los inversionistas que construirán sobre ella un hotel, le quedan pocas horas de vida a uno de los escenarios más notables del movimiento deportivo de la isla.
La Kid Chocolate -que debe su nombre a Eligio Sardiñas, uno de los mejores boxeadores cubanos de todos los tiempos-, se encontraba agonizante desde hace años.
Sin embargo, de acuerdo con Lázara, una de las vecinas del recinto ubicado frente al Capitolio, si bien “caía más agua dentro que fuera cuando llovía y hubo más de un accidente por eso, el lugar merecía ser salvado. Lo que pasa es que en Cuba están desesperados persiguiendo divisas y han querido llenar la ciudad de hoteles que permanecen casi vacíos la mayor parte del año.
“No tienen consideración ni respeto por nada, ni siquiera por la historia y popularidad de la Chocolate. El lugar estuvo funcionando hasta el día en que empezaron a desguazarlo. Retiraron todo el mobiliario y la carpintería y dicen que reutilizarán lo que quede en otras instalaciones. Los implementos deportivos y algunos trabajadores tuvieron que irse para la Ramón Fonts y dejaron atrás solo escombros”, lamenta la maestra retirada, de 67 años.
Según explica molesto Eugenio, que vive a pocos metros de la Kid Chocolate, “no nos avisaron de lo que harían ni quién había tomado la decisión, aunque la ‘bola’ se corrió rápido: eso es cosa del Gobierno. En apenas cinco meses han desmantelado el único tabloncillo volado (situado en un segundo nivel y no a ras del suelo) del país y uno de los pocos del mundo, el cual, además, había sido reparado hacía poco.
“Creo que el cine Payret, que está justo al lado, se salvó del mismo destino porque Eusebio Leal lo defendió. Pero a la Kid Chocolate no la ha respaldado ni el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación. Ya no era un espacio seguro ni para el público ni para los atletas, mas la solución no era desaparecerlo del mapa”, asegura.
En opinión del artesano Ariel, cuyo hijo compitió en la Kid Chocolate hace dos años, “su desaparición provoca un vacío deportivo enorme, uno que no se podrá llenar. En un abrir y cerrar de ojos han desbaratado el sitio en que llegó a celebrarse el 75% de los certámenes deportivos que se hacían en la capital. Es la primera vez que se apropian de un local en uso y no de una edificación abandonada para hacer tiendas y hoteles.
“Es triste ver cómo, a pesar de las carencias que tenemos, seguimos gastando millones de pesos en construir lujosos lugares, incluso en detrimento de la formación de atletas de alto rendimiento y del desarrollo de eventos nacionales e internacionales de lucha, boxeo, levantamiento de pesas, judo, balonmano, ajedrez, ciclismo y futbol sala”, resalta asombrado el cuentapropista de 51 años.
A tenor con lo que ha trascendido en las últimas semanas, la entidad francesa Bouygues-Batiment, y la Unidad de Construcciones Militares, del Grupo de Administración Empresarial, que también tuvieron a su cargo la construcción del Manzana Kempinski y el Packard, serán las responsables de reemplazar la Kid Chocolate con el hotel El Pasaje.
Erigida en menos de un mes para los Juegos Panamericanos que acogió La Habana en 1991, la sala polivalente fue inaugurada por Fidel Castro y en su construcción participaron más de 300 mil habaneros.
Según comentan los habitantes de la localidad, en 2018, poco antes de empezar a ser demolida, a la Kid Chocolate se le hizo una reparación cuyo monto ascendió a casi a 50 mil pesos.
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