Una anciana de 77 años, identificada como Gudelia, que vive en el municipio Fomento en la provincia central de Sancti Spíritus, ha denunciado al periódico oficialista Juventud Rebelde que desde el paso del huracán Irma en 2017 se cayó el techo de su casa y el Estado cubano no le ha suministrado los materiales que necesita.
En 2018 su casa, ya dañada por el ciclón, fue abatida por las lluvias y se le derrumbó todo el portal. Después de varias quejas y solicitudes realizadas por ella y su hija al gobierno para obtener materiales, que desde un principio solo consiguieron parcialmente, les informaron que no había madera.
En la Dirección Municipal de la Vivienda le ofrecieron tras el último derrumbe algunos otros materiales, pero ellas no contaban con la suma de dinero necesaria para costearlos. Posteriormente funcionarios de la construcción visitaron la vivienda y le aseguraron que le otorgarían un techo de zinc que todavía, según la anciana, no le ha llegado.
“Nos visitaron y dijeron que el techo de zinc no procedía, porque llevaba muchos materiales. Y ahora la respuesta fue que nos darían para la parte que más se mojaba, pero había que levantar unas paredes para realizar el trabajo”, dijo la señora.
“De mejoría nada aún. De solución nada. Y cada día se deteriora más la vivienda. Mi hija no ha dejado de ir al Poder Popular con el compañero que atiende Construcción”, agregó.
De cara a la próxima temporada ciclónica, que comienza en julio, la vecina de Sancti Spíritus no sabe qué pasará a estas alturas con su casa. Precisó que su hija se encuentra de licencia sin sueldo y por tanto no puede asumir por su cuenta el gasto de la reparación.
Antes del paso del huracán Irma los problemas de vivienda en Cuba ya eran graves. En 2016 se registró un déficit por encima de las 880 mil casas en todo el país, además de conocerse las precarias condiciones en que se encuentran un gran número de edificios y casas en varias urbes del país.
Tras la fuerte tormenta Irma, la situación habitacional para los cubanos ha empeorado, si se tiene en cuenta que el gobierno no cuenta con materiales de la construcción suficientes para cubrir ni siquiera los derrumbes más graves.
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