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El 5 de junio de celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Este año, 2019, está dedicado a la lucha contra la contaminación atmosférica. Las celebraciones oficiales se realizan en Hangzhou, provincia oriental de Zhejiang, China.
Uno de los países que históricamente más ha contaminado, es elegido para los festejos por el Medio Ambiente
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China, uno de los países más contaminantes de la atmósfera, ha sido el elegido por Naciones Unidas para celebrar los actos oficiales por el Día Mundial del Medio Ambiente.
La razón fundamental de esta elección se debe al proceso que ha emprendido el gigante asiático, en años recientes, para revertir la pésima calidad del aire en su territorio y de esta forma contribuir al saneamiento de la atmósfera a nivel mundial.
China impulsa importantes proyectos respaldados por sus avances tecnológicos. Entre ellos, uno de los más relevantes son sus ciudades ecológicas y el diseño de edificios inteligentes, que en el futuro contribuirán a mantener una actitud de respeto entre los ciudadanos y su entorno.
El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra desde 1974
La ONU eligió el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente en saludo a la fecha de inicio de la Conferencia de Estocolmo (Suecia) en 1972. Esta convención marcó un punto de inflexión en el desarrollo de las políticas medioambientales internacionales.
Fue la primera conferencia de su tipo auspiciada por Naciones Unidas. Su objetivo era crear conciencia social en la comunidad internacional sobre la importancia de proteger el medio ambiente para las generaciones futuras.
Cada año este día se dedica a un tema específico, en esta ocasión es a la lucha contra la contaminación atmosférica.
Una economía verde para salvar el planeta
António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, en su comunicado a los mandatarios del mundo en este Día Mundial del Medio Ambiente declaró:
“Es hora de actuar con contundencia. Mi mensaje a los gobiernos es claro: gravar la contaminación, dejar de subvencionar los combustibles fósiles y dejar de construir nuevas centrales de carbón. Necesitamos una economía verde, no una economía gris”.
El desarrollo tecnológico alcanzado en los últimos años permite impulsar alternativas globales, regionales y locales. Sin embargo, cuesta más aunar voluntades institucionales que desafiar a la ciencia y los poderes de la naturaleza.
Quizás por eso las campañas de comunicación en los últimos tiempos nos piden un cambio a nivel individual. Si cada ciudadano puede reducir sus emisiones contaminantes, reciclar e invitar a otro a unirse a su causa, es probable que ese sea el único camino para legar un mundo mejor a nuestros hijos.
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