La tienda La Gran Piedra, el centro comercial más polémico en Santiago de Cuba por imponer precios incansables para el cubano de a pie, comercializa un pulpo gourmet congelado a la escandalosa cifra de 45.75 CUC (1143.75 CUP) el kilogramo, o lo que es lo mismo, aproximadamente más del salario básico íntegro de un mes por más de dos libras de este molusco.
Las personas que pasan cerca solo comentan una cosa: “esta gente está loca”, y se preguntan si alguien consideró por un momento detenerse a pensar que este es un precio que más que inalcanzable es ridículo y hasta ofensivo.
“Por eso se ríen de ellos, de los que ponen esos precios, ¿no saben que todavía no se ha construido el hotel de lujo que se hará cerca de aquí? Esos son precios para turistas, y estoy segura que ni ellos lo pagarán. Es un robo, un descaro”, comenta una santiaguera.
Pero justo al lado también se venden filetes de sardina, que inicialmente se comercializaba a 19 CUC (475 CUP) el kilogramo y ha bajado ahora a 13.30 CUC (332.50 CUP), y huevos de salmón, antes a 16.25 CUC (406.25 CUP) y rebajados ahora a 11.40 CUC (285 CUP).
Ninguno de esos productos forma parte de la dieta regular de un santiaguero, y con esos precios menos aún.
En una ciudad donde también colas por comprar pollo son bastante cotidianas y es casi deporte local perseguir las salchichas y los picadillos, que son los cárnicos a precios más asequibles, el hecho que existan ofertas como estas motivan calificativos bien desagradables y es moralmente denigrante.
Y el panorama en las calles no es nada optimista, pues el mayor temor de una buena parte de la población de Santiago de Cuba es el tiempo que durará la actual crisis alimentaria y si esta podría ser peor, y aun cuando se que esta “ciudad héroe” ha tenido cierto grado de “protección” en relación a otras provincias, las personas de cierta forma se han sentido desprotegidas y a la merced de las carencias.
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