El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel ha reiterado este viernes que las autoridades del país están dispuestas a construir "una relación civilizada" con Estados Unidos (EEUU) basada "en el respeto mutuo a nuestras profundas diferencias".
"Cuba, que conoce las distancias éticas y políticas entre esta administración estadounidense y los más nobles ciudadanos de ese país, no ha renunciado a su declarada voluntad de construir una relación civilizada con Estados Unidos", dijo el sucesor de Raúl Castro en el acto central por el aniversario 66 de los asaltos a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, liderados en 1953 por el fallecido dictador Fidel Castro.
Díaz-Canel aclaró que esas nuevas relaciones con EEUU tienen que "basarse en el respeto mutuo a nuestras profundas diferencias".
Sin embargo, el mandatario cubano dedicó buena parte de su discurso –emitido por la televisión estatal– a criticar la actual política del presidente Donald Trump contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, así como a las afectaciones del embargo a la isla.
"Nos quieren cortar la luz, el agua y hasta el aire para arrancarnos concesiones políticas", señaló Díaz-Canel sobre el supuesto "plan imperial" de Estados Unidos.
Desde La Habana califican el embargo de "plan genocida" que busca "afectar, aún más, la calidad de vida de la población, su progreso y hasta sus esperanzas, con el objetivo de herir a la familia cubana", repitió Díaz-Canel en su discurso.
Desde Estados Unidos, por su parte, han reiterado en varias ocasiones que dejen de culpar al embargo de la ineficacia interna en el país.
Justo esta semana Kimberly Breier, Secretaria Adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EE.UU. dijo que "el régimen cubano debe dejar de culpar y empezar a reformar".
Este mensaje fue reiterado por la embajada de ese país en La Habana y el político cubano americano Marco Rubio.
Entre las sanciones de Estados Unidos a Cuba, Díaz-Canel habló de la "mayor agresividad para impedir la llegada de combustible a Cuba", ante lo cual buques petroleros tanto de Cuba como de otros países han cambiado de nombre para seguir llevando petróleo de Venezuela a la isla.
También cuestionó la activación del título III de la Ley Helms-Burton, que permite en tribunales de EEUU demandas contra quienes se enriquezcan con propiedades confiscadas por el régimen cubano.
"Y en cuanto al pueblo norteamericano, están invitados permanentemente a Cuba. Nuestras puertas están abiertas. Vengan, vean y conozcan la realidad del país que les niegan visitar, en nombre de la libertad, derecho humano esencial que, según dicen, falta en Cuba y abunda allí", invitó el dirigente después de las recientes sanciones que impiden los viajes en grupo a la isla y la entrada de cruceros.
"Sancionar fuerte" a quienes roben
Díaz-Canel apuntó en el discurso de poco más de media hora que "la Revolución necesita ahora que demos la gran batalla por la defensa y por la economía, que le rompamos al enemigo el plan para destrozarnos y asfixiarnos".
"Debemos sancionar fuerte y oportunamente a los que no entiendan que hoy defender la Patria pasa por cuidar y proteger sus escasos bienes materiales", apuntó Díaz-Canel al tiempo que reiteró el llamado a "empujar" el país y "espantar el egoísmo, la desidia y la chapucería".
En otra ocasión se refirió a esta situación por primera vez como "bloqueo interno".
Este viernes adelantó que "nuevas medidas, propuestas por el pueblo, deberán aprobarse en las próximas semanas y meses", sin dar más detalles.
Cuba se enfrenta desde hace meses al desabastecimiento de productos básicos y en junio anunciaron un incremento salarial en el sector presupuestado que pretende cambiar esta situación.
Sin embargo, los cubanos señalan que “todavía no se ha concretado el aumento salarial y ya los precios están disparados”.
Además, en las últimas semanas están topando los precios de los cuentapropistas y piden "controlar" los escasos recursos en el país, algo que reiteró en el acto donde estaba rodeado de la vieja guardia cubana, entre ellos Raúl Castro, Machado Ventura y Ramiro Valdés.
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