El callejón del Barrio Chino, en La Habana, ha sido reabierto esta semana tras diversas obras de restauración enmarcadas en la celebración del 500 aniversario de la fundación de la capital cubana.
A pesar de la reinauguración oficial del lugar ―con una ceremonia tradicional en la que no faltaron las danzas del León y del Dragón― la mayoría de los restaurantes permanecen cerrados, y no han culminado los arreglos en algunas de las instalaciones del también conocido como “cuchillo de Zanja”.
“Todo limpio, arreglado, pintado... no parece Cuba”, dijo en declaraciones a CiberCuba un vecino que, no obstante, precisó que de ocho restaurantes ahora mismo solo dos están funcionando.
A pesar de que indica que “Hoy es agradable caminar por allí”, aludió a una mala experiencia reciente en uno de los dos únicos restaurantes que se encuentra abierto, donde recibió un mal servicio y la espera fue interminable.
La restauración del Barrio Chino, una promesa de largo recorrido por parte de las autoridades cubanas, incluye obras en varios restaurantes, la casa del té y el jardín de los bonsái, entre otros espacios.
"El Barrio Chino es una perla de esta ciudad de La Habana, donde los chinos han estado presentes durante más de 170 años, y en ese tiempo la cultura china enriqueció a la cultura cubana, por lo que estoy seguro que con esta restauración se enriquecerán y desarrollarán aún más esos lazos culturales", dijo en declaraciones a Sputnik el embajador de China en Cuba, Chen Xi, presente en el acto inaugural.
También asistió al acto Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del PCC en la Habana y otras figuras, entre ellas la pintora Flora Fong, quien pronto instalará su estudio en uno de los locales restaurados.
"Presenciar esto es ver un sueño que se está haciendo realidad, porque hace muchos años que estamos tratando de reanimar al Barrio Chino, y rescatarlo era más que un reto, era una responsabilidad como cubanos, o en mi caso como descendiente de chinos", dijo Fong al citado medio.
Según las autoridades de La Habana, en la segunda etapa constructiva, que debe concluir antes de noviembre de este año, se incluye la terminación de una plaza pública, una galería de arte, y un paso peatonal, que unirá la zona de restaurantes con la plaza.
El Barrio Chino de La Habana llegó a ser uno de los más grandes de América Latina, pero desde hace varias décadas ha ido sumando deterioro pese a sucesivos intentos por rehabilitarlo.
El pórtico de entrada, inaugurado en 1999, fue financiado por el gobierno de la República Popular de China con materiales traídos desde ese país.
En el año 2016 el barrio ya se sometió a algunas obras parciales de rehabilitación. En agosto de ese año, el principal eje comercial-recreativo reabrió sus puertas tras un proceso de reparación en el que la gran mayoría de sus restaurantes volvieron a estar en funcionamiento. La remodelación abarcó también la fachadas de viviendas aledañas.
Fue en la década del 40 del siglo XIX cuando desembarcó en La Habana el primer grupo de emigrantes chinos. Sus pequeñas tiendas de abarrotes y restaurantes fueron ganando progesiva reputación. A finales del siglo XIX la inmigración china ya estaba asentada en los alrededores de la confluencia de la Calle Zanja y Dragones donde fueron poniendo en marcha comercios como tiendas, fondas, lavanderías, entre otros.
A partir de 1959 hubo un éxodo masivo de chino-cubanos hacia Estados Unidos y el número de residentes de origen chino cayó bruscamente en el barrio, y con ello la popularidad de sus restaurantes y comercios, muchos de ellos expropiados.
En la década del 90 se restauraron algunos locales comerciales y se comenzó a celebrar el año nuevo chino. Actualmente, solo una porción muy pequeña del Barrio está habitada por chinos y por sus descendientes.
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