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Este edificio también se conoce como La Quinta de Las Delicias. Se encuentra en la Calzada de Santa Catalina. Es un lugar mágico que durante las décadas recientes estuvo bastante abandonado, pero en la actualidad se desarrolla en él un nuevo proyecto.
¿A quién perteneció la Finca de los Monos?
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En el año 1873 Don Pedro Nolasco González Abreu adquirió las siete caballerías de tierras en las que se ubica la mansión habanera. Este rico y poderosos hacendado fue el padre de Rosa, Marta y Rosalía.
Quizás a su hija mayor y a la menor no se les reconocería pero a la segunda, Marta González Abreu, se le recuerda en todos los libros de historia cubanos como la patriota villaclareña que más donaciones hizo a la causa independentista.
Esta finca fue comprada por Pedro Nolasco para asentar a la familia en La Habana durante la guerra de independencia, en un intento de alejarse de las revueltas que ya alcanzaban al centro de Cuba. Al morir él y su esposa fue heredada por Rosalía Paula Caridad de la Luz González Abreu y Arencibia, la hija menor.
Rosalía, una millonaria filántropa y amante de la naturaleza
Esta mujer era dueña de una inmensa fortuna. Pasó su vida como sus hermanas entre Cuba, Estados Unidos y Francia. Se casó con el médico Domingo Sánchez Toledo y tuvo cuatro hijos. Al terminar la guerra volvió a Cuba y se estableció en La Quinta de las Delicias.
En 1901 un incendio destruyó la propiedad y Rosalía indicó entonces la construcción de un palacete sobre las ruinas. Se volvió a establecer en el reparto Palatino del municipio Cerro, en 1906.
Se dice que el “Chateau Las Delicias” era un intento de imitación de “Los jardines de Versalles”, aunque sería demasiado pretenciosa la comparación. Sin embargo, es innegable que fue un proyecto mágico y tiene historias que rozan las leyendas urbanas.
El primer zoológico cubano
Según muchos especialistas cubanos en ciencias de la naturaleza, la Quinta de Las Delicias fue el primer zoológico de Cuba. En su hermosa finca Rosalía reunió aves vistosas como papagayos, loros y pavos reales.
También tuvo mamíferos herbívoros como caballos, ciervos, un pequeño elefante y carnívoros como un tigre y un oso pardo. Entre los reptiles tuvo cocodrilo, serpientes y lagartos. Estos animales eran traídos de Asia y África.
Para atender a sus animales tenía contratados un equipo de jornaleros y los criados de la mansión. Aunque parezca increíble a lo que más tiempo dedicaban era a cuidar de alrededor de 200 monos que allí vivían.
40 especies diferentes de primates
Según cuentan en algunos medios, el tratamiento a los monos era tan esmerado que despertó el interés de Carnegie Institution de Washington y la Universidad de Yale que enviaron al científico Robert Mearns Yerkes para que revisara su caso.
Yerkes dio crédito a las investigaciones y prácticas de Rosalía al punto que basado en sus estudios fundó el Laboratorio de Biología de Primates de la Universidad de Yale y la Estación de Cría y Experimentación de Antropoides.
Los monos de Rosalía no eran simples mascotas
Se cuenta que Jimmy, el que fuera quizás el mono favorito de Rosalía, se vestía como un ser humano y le acompañaba en muchas ocasiones, incluso, a hacer compras.
Jimmy además era conocido por quienes visitaban a Rosalía pues en los banquetes tenía la tarea de recoger las chaquetas y sombreros. Al final de la fiesta podía devolverlos sin confundirse nunca de dueño.
Se cree que este mono es el padre de Anumá, el primer chimpancé nacido en cautiverio en el mundo y en Cuba, en 1915. Los primates de Rosalía comían con cubiertos, hacían la siesta y tocaban la guitarra y el piano, eso sí, de un modo muy mono.
El 3 de noviembre 1930 murió en Cuba Rosalía Abreu Arencibia, quien fue quizás la mayor benefactora del mundo animal en Cuba. Sus animales fueron trasladados a la Carnegie Institution y al Jardín Zoológico de Filadelfia.
Un patrimonio de los habaneros
La mansión y sus jardines han recibido varias restauraciones a lo largo de las últimas décadas. La más importante se ejecuta actualmente con apoyo del gobierno de la ciudad, en saludo al 500 aniversario de La Habana.
El proyecto de restauración respetará todo el diseño original, así como las obras de arte que históricamente han pertenecido al inmueble. Entre ellas se destacan el mural de la Batalla de Coliseo de Menocal y los vitrales de la casa.
La Finca de los Monos acogerá al Palacio de la Tecnología. La mansión es el núcleo del proyecto, aunque los jardines también serán restaurados y en ellos se planea propiciar un encuentro con la historia desde una perspectiva interactiva.
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