Un grupo de tres cubanos ha decidido buscar la manera de sobrevivir mientras esperan una respuesta de las autoridades migratorias de Estados Unidos ante su solicitud de asilo.
Según relata El Mañana, de Reynosa, al pasar los primeros cuatros meses de espera en la frontera mexicano-estadounidense, la venta de pizzas con el sello característico de Cuba, se ha convertido no solo en su modo de sufragar gastos de hospedaje y alimentación, sino toda una sensación en la zona.
“El sabor que ofrecen no es como de cualquier pizza” dice una cliente identificada como Sara Hernández.
Como las pizzas de Cuba, estas presentan una masa más crujiente y esponjosa, y a diferencia de la receta tradicional, son cocidas en recipientes de metal que a los locales les recuerda los usados para hacer algunos postres.
"La verdad es que yo las descubrí cuando venía de recoger de la escuela a mis hijos, me llamó la atención que eran migrantes", asegura la misma mujer, citada por el medio de prensa local.
Aunque los nuevos negociantes de Reynosa prefirieron omitir sus nombres, por razones obvias, si han manifestado estar contentos con la aceptación de su iniciativa, con la que llegan a comercializar hasta 50 pizzas en un día.
La jornada de trabajo se extiende desde las 9 de la mañana hasta las 11 de la noche. En todo ese tiempo los hornos no se apagan y las pizzas hechas por cubanos van saliendo al momento.
Aún no tienen un local con todas las condiciones para elaborar estos alimentos, pero han logrado ganarse el respeto de todos los clientes que desde bien temprano hacen fila en una de las calles de Reynosa, encantados con el olor y el sabor de esta comida que desde hace años ha ido formando parte de la dieta de muchos cubanos.
Los naturales de la isla son hoy en esta ciudad la mayor cantidad de extranjeros. Según datos expresados por las autoridades locales la cifra supera a los 400 cubanos. Le siguen personas procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras.
Hace pocos días, la alcadesa de Reynosa hizo unas declaraciones, en las que hablaba del costo que tenía mantener a los migrantes en esa ciudad y por tanto estos deben ser autosustentables.
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