Mucho pudiera aprender la cultura cubana, y en particular nuestras fiestas populares, estilo carnavales y parrandas, si nos fijáramos a fondo en la manera en que está concebido el Día de los Muertos para recrear tradiciones profundamente autóctonas.
No se trata de copiar ni mucho menos una fiesta tradicional que es patrimonio de otro país, sino de que las instituciones culturales de la Isla pudieran tomar nota de cómo lograr una brillante combinación de lo popular y lo culto, lo identitario y lo internacional.
A continuación diez razones que favorecen la consideración del Día de los Muertos como fiesta de identidad que disfrutan al máximo millones de mexicanos, dentro y fuera del país:
1. Debiera prestarse muchísima atención a los espacios que abarcan estas fiestas populares. Carácter representativo de la historia de México tienen el Paseo de la Reforma, las avenidas Juárez y Cinco de Mayo, y el desfile culminó en el icónico Zócalo, corazón de la ciudad, donde se erigió el Altar Mayor, representativo de las cuatro zonas del país (norte, sur, este y oeste) con sus respectivos estados y regiones.
2. El culto a los ancestros se personificó en el Desfile a través del homenaje a la Época de oro del cine nacional, de modo que ídolos como Pedro Infante, Jorge Negrete o Cantiflas, marcaron su presencia entre catrinas (esqueletos femeninos lujosamente ataviados) y alebrijes (animales mitológicos de tamaño extra).
3. La música tradicional, en sus variantes más autóctonas, rige las festividades. Cero reguetón. Música de mariachis y charros con sus respectivos trajes. Y nada impuesto, todo natural, porque los mexicanos disfrutan su música folclórica, y la mantienen viva, palpitante, en todos y cada uno de los medios de comunicación y los espacios festivos, urbanos y rurales.
4. El Desfile, como debieran ser nuestros carnavales y parrandas, celebra no solo la diversidad cultural sino también la sexual. LA comunidad LGBTH, con la H debida a los heterosexuales, puesto que la fiesta integra a todos y todas, propone precisamente el principio de la integridad cultural de la nación. Nada de desfile diferenciados para travestis o transexuales. Hay un solo desfile donde ellos y ellas encuentran su espacio.
5. El Desfile es ocasión para estimular el turismo a través de la cultura con el incremento de ofertas de platos típicos, que le llaman antojitos, calaveras de azúcar, frituras, tacos y los innumerables sabores de la cocina y la gastronomía mexicanas.
6. En el desfile de las comparsas, y sobre todo en los miles de altares instalados por toda la ciudad, y a lo largo de todo el país, se le concede un valor extraordinario a la religiosidad popular, en variante sincrética, y las divinidades indígenas alternan con el santuario católico con toda naturalidad.
7. Los charros junto con las culturas prehispánicas, cada vez mejor estudiadas, las tradiciones francesas y españolas, las catrinas al lado de las Fridas (en alusión a Frida Kahlo) le comunica a todos los paisanos el placer de sentirse parte de un país interesado en reconocer, con toda justicia, el pasado y la rica historia nacional, la herencia europea y los aportes de la modernidad con su eclecticismo.
8. ¿Se imagina alguien los carnavales de La Habana presididos por El Benny, Alicia Alonso o Alejo Carpentier o Barbarito Diez? Es difícil. Pues el Desfile y los altares de este Días de los Muertos rindieron constante homenaje al académico Miguel León Portilla, al cantante José José y al escultor Francisco Toledo, los tres fallecidos este año. Sin contar con que la Catrina, símbolo de la fiesta, fue ideada por el pintor José Guadalupe Posada. La pintura y la escultura cubana también suministra motivos que pudiéramos recrear, si quisiéramos.
9. Los gobernantes de la ciudad y del país promueven y estimulan la participación de la gente: El Altar Mayor del Zócalo fue visitado en horas de la mañana por el presidente Andrés Manuel López Obrador; los principales medios promueven el evento o televisan en directo su ocurrencia, y los 12 carros alegóricos, con los mil artistas que bailaban y se disfrazaban, fueron creados por las diferentes comunidades e instituciones y además estimulaban a que todos los espectadores también se maquillaran y participaran a su modo del desfile.
10. El Desfile de los Muertos es mucho más masivo, popular y simpático que el Halloween norteamericano, que también tiene sus simpatizantes en México, porque el tema no es satanizar las festividades extranjeras sino dignificar las propias, las que están vinculadas a las esencias nacionales. Por ejemplo, en Cuba, el deporte nacional es el béisbol, y sus ídolos e iconografía debieran formar parte de nuestras fiestas. En México, los famosos luchadores se veían por todas partes. Y así la gente está de fiesta mientras reconoce los grandes valores de la cultura nacional.
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