El arquitecto Manuel Marrero Cruz, inesperadamente designado este sábado en el cargo de Primer Ministro, tiene una larga hoja de servicios en faenas estratégicas y confiabilidad política dentro del gobierno cubano.
Marrero, de 56 años, proviene de las filas de las Fuerzas Armadas (FAR) y cuenta con el respaldo del General de Ejército Raúl Castro, lo que explica que su desempeño como ministro de Turismo se haya prolongado por 16 años, la de mayor permanencia entre los titulares del gabinete gubernamental.
El flamante Primer Ministro cubano comenzó su vida laboral en 1990 como inversionista del Grupo Gaviota, responsabilizado con la construcción de los hoteles Río de Luna y Río Mares en la playa Esmeralda, Holguín. Por sus resultados en las labores constructivas ascendió a jefe del Grupo Técnico de Inversiones, subdirector y director general del Hotel Río de Luna, y luego subdelegado del Grupo de Turismo Gaviota para las provincias orientales.
De su trabajo con Gaviota, perteneciente al conglomerado empresarial militar, conserva lazos muy cercanos con el General Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, presidente de GAESA. Hoy Gaviota y GAESA están en el foco de atención del gobierno de Estados Unidos, que ha colocado a ambas empresas estatales en la lista negra de más de 200 entidades prohibidas para relacionarse con ciudadanos y compañías estadounidenses.
En 1996, Marrero continuó su escalada en las estructuras gubernamentales al ser designado como director general del Complejo Hotelero Varadero Azul y, tres años después, promovido a vicepresidente primero del Grupo de Turismo Gaviota, cargo en el que se mantuvo hasta 2001.
Fue un período de despegue para el turismo promovido desde Gaviota, así como de la actividad comercial y de ventas de la empresa, lo que lo catapultó a ministro de Turismo en 2004, a propuesta del entonces gobernante Fidel Castro.
Los 16 años de Marrero al frente de la cartera de turismo marcaron una etapa de crecimiento de visitantes y ampliación de la capacidad hotelera del país, con un alza en los ingresos anuales hasta los $2,800 millones, la segunda fuente financiera de la economía nacional después de los servicios profesionales en el exterior.
Pero también Marrero ha tenido que encarar el desplome de la afluencia turística y la caída de los ingresos anuales, en medio del cerco de sanciones tendido por la administración de Donald Trump.
Una meta que ha quedado incumplida por segundo año consecutivo es la de 5 millones de turistas, que solo alcanzaron los 4.5 millones en el año que termina.
Justamente la estrepitosa caída en las cifras de visitantes europeos llevó a Marrero a una visita a Londres, para participar en la XL edición de la Feria Internacional de Turismo World Travel Market 2019, el pasado noviembre.
El ministro buscaba reanimar el alicaído turismo británico a la isla, que ha mermado en un 25 por ciento con relación al año precedente, y relanzar una campaña promocional que circula actualmente estampada en los taxis de Londres.
Pero Marrero ha probado sus dotes de funcionario disciplinado y leal, fiel a los designios de la jerarquía histórica y de la continuidad proclamada por el gobernante Miguel Díaz-Canel.
"Como no recordar hoy, los consejos que me dio El Comandante el primer día cuando fui designado Ministro, como no recordar hoy, todos sus aportes al desarrollo del turismo cubano, como no recordar hoy, su ejemplo. Gracias Comandante", escribió Marrero en su cuenta de Twitter al cumplirse el tercer aniversario del fallecimiento de Fidel Castro, el pasado 25 de noviembre.
Una de las fotos promovidas por el primer ministro en Twitter lo muestran en postura y saludo militar frente a la piedra gigante donde permanecen las cenizas de Fidel Castro en el Cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.
Al argumentar su propuesta para Primer Ministro ante el plenario de la Asamblea Nacional, Díaz-Canel enfatizó que la trayectoria laboral de Marrero como cuadro político "se ha caracterizado por su modestia, honestidad, capacidad de trabajo, sensibilidad política y fidelidad al Partido y a la Revolución".
Como está estipulado en el sistema político cubano, la propuesta fue aprobada anteriormente por el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Además de ponderar que Marrero ha conducido el sector del turismo de manera destacada, el mandatario observó que el ministro desarrolló una actividad que le concedió "una permanente interacción con el resto de los organismos de la Administración Central del Estado, el sistema empresarial y gobiernos provinciales".
Pero especialmente Díaz-Canel elogió una capacidad del nuevo Primer Ministro que parece crucial para los actuales derroteros de la economía cubana: la "rica experiencia de Marrero en negociaciones con contrapartes extranjeras y la participación en eventos internacionales, demostrando su habilidad, firmeza y dotes para la interlocución".
Subordinados de Marrero consideran que se trata de un funcionario capacitado, con demostradas habilidades de negociación y disposición para escuchar a sus empleados, aunque con determinación en las decisiones estratégicas y de implicación política.
Para sustituirlo en el cargo fue designado Juan Carlos García Granda, quien hasta ahora se desempeñaba como viceministro de Turismo.
Marrero es diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, electo por el municipio de Gibara, Holguín, en la IX Legislatura, con el 94 por ciento de los votos de los diputados. Aunque participó como delegado al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), en 2016, no es miembro del Comité Central del PCC.
Está casado en segundas nupcias con Yoanny Martínez Velázquez, natural de Holguín, con quien tiene dos hijas: Mary Karla y Mary Carmen. Marrero tiene además un hijo mayor, Manuel Alejandro, de un matrimonio anterior con Solange Medina Díaz, quien reside actualmente en Orlando, Estados Unidos.
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