Los pescadores santiagueros cuentan que si existe un alimento afrodisíaco es el cobo. Más de uno de ellos puede dar fe de las propiedades del molusco. Mientras hablan, sus mujeres sonríen pícaras, como quién piensa “sigue pensando que el cobo es carne”.
Siempre se ha dicho que el mejor afrodisiaco es el deseo, la fantasía. Quizás en esto radica la facilidad con que algunas personas aprovechan las pretendidas bondades del cobo, mientras otras desdeñan el valor de la sabiduría popular por no tener un fundamento científico.
La caracola reina, guamo o cobo, se caracteriza por su gran tamaño y el seductor color rosa de su concha. Es un animal invertebrado, del Atlántico noroccidental tropical, cuyo consumo se remonta a los tiempos precolombinos, desde las Bermudas hasta el Brasil.
Su nombre científico es Lobatus gigas. En Cuba está prohibida su pesca por ser una especie amenazada, desde 1992. Este recurso natural ha sido sobreexplotado en el Caribe. Se comercializaba indiscriminadamente la caracola como souvenir en áreas de turismo.
Sin embargo, las comunidades pesqueras mantienen la tradición del consumo de cobo. Se pesca y se comercializa de modo irregular, a escondidas. Actualmente lo que más demanda tiene no es la caracola, sino la carne quizás por comprobar sus propiedades..
En Cuba se realizan estudios científicos que permitan establecer los límites para desarrollar una pesca sostenible de este recurso en la plataforma insular.
La práctica de comer cobo, siguas y otros moluscos viene desde las poblaciones originarias del Caribe. Aportan al organismo grandes cantidades de nutrientes, especialmente son ricos en hierro. Existen diferentes recetas tradicionales, pero como más de consume es en ceviche.
Se cree que los aborígenes usaron también los caracoles como armas de combate, introduciendo las manos como si fueran un guante de boxeo. Además, fueron modificados para hacer objetos decorativos, utensilios de corte e instrumentos musicales.
Los cobos tienen otra cualidad que los hace apetecibles, son capaces de producir perlas. No una ordinaria, sino perlas color marrón o rosa, con un efecto óptico conocido como flama que las vuelve exclusivas. La probabilidad de conseguirla no está en todos los ejemplares.
Muchas personas atesoran caracoles y disfrutan el sonido que producen al acercarlos al oído. Lo que quizás no saben los coleccionistas es el augurio de que en casa con mujeres solteras no debe tener Caracolas Reinas, o no encontrarán pareja por más recetas afrodisíacas que sepan cocinar. Evita comprar cobo, el placer que encontrarás en la carne, muere si no descubre las fantasías que te atan a tu pareja.
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