La más reciente escaramuza de crisis del régimen cubano nos ha puesto ante una sorpresiva revelación: el Banco Central de Cuba (BCC) dice que a partir de ahora se permitirá que "personas naturales" que no residan en el país puedan tener cuentas en dólares en las instituciones bancarias del país.
La noticia de la apertura de estas cuentas se desprende de una interpretación de la Resolución 73/2020, publicada en la Gaceta Oficial el pasado 22 de mayo y difundida como información periodística en CiberCuba y otros medios digitales del exterior curiosamente antes de que la propia prensa oficial se diera cuenta de que el documento existía.
Vale detenernos en esta novedad que nos regala el gobierno cubano para presentar su agresiva estrategia recaudatoria envuelta en el celofán de una resolución aperturista. Porque en realidad se trata de una medida asumida por omisión de la frase "residentes en el país" cuando se indica que las "personas naturales" podrán hacer "uso de dólares estadounidenses en las operaciones de ventas minoristas en divisas, así como en las de importación" a través de las entidades autorizadas por el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.
El término persona natural abarca todo individuo, cubano o foráneo, que ejerce derechos y cumple obligaciones a título personal.
De ahí se han lanzado las campanas a volar desde los medios oficialistas para asumir como determinación algo que no aparece dicho, sino intuido e incorporado como certeza legal a partir de una ligera modificación de la Resolución 275/2019, con la cual el BCC dio luz verde a las operaciones en las nuevas 77 tiendas en divisas, en octubre del pasado año.
“Verba volant, scripta manent” es una cita latina tomada de un discurso de Cayo Tito al Senado romano, que significa "las palabras vuelan, lo escrito queda". Se resalta con ella la fugacidad de las palabras, que se las lleva el viento, frente a la permanencia de las cosas escritas. En español se dice: lo escrito, escrito está y a las palabras se las lleva el viento. Esa máxima es, al parecer, el espíritu con que el régimen cubano ha lanzado la Resolución No.73.
La prensa oficialista ha dado rienda suelta a una “laxa” interpretación de la norma bancaria asegurando que las personas no residentes en la Isla podrán abrir cuentas bancarias en dólares para luego usarlas en transacciones con tarjetas magnéticas. Lo curioso es que la “interpretación” proviene de una consulta que hace la revista OnCuba, propiedad del empresario cubanoamericano Hugo Cancio, a la dirección jurídica del BCC, luego que aparecieran las versiones de ACN, CubaSí y Cubadebate.
Los titulares de estos medios “aclaran” algo que la Resolución no dice. Nunca el gobierno de La Habana ha conferido derecho alguno a los cubanos residentes en el exterior, ni por omisión, ni por interpretación. Y conviene estar avisados, porque todo indica que estamos ante una movida para permitir “coyunturalmente” la entrada de divisas a las depauperadas arcas del país.
Hay detalles semánticos de esta ecuación que no pueden perderse de vista en la tendenciosidad de los reportes desde Cuba. Se habla de que la resolución “elimina la condición de la residencia permanente de la persona" tanto para realizar compras como para la importación de productos (OnCuba); de “una nueva normativa que permite a personas naturales no residentes en el país crear cuentas en MLC" (CubaSí); de que los "no residentes en Cuba también podrán crear cuentas en MLC" (ACN); de la "norma jurídica del BCC [que] flexibiliza la creación de cuentas en MLC" (Cubadebate); y de que la flamante normativa "no limita la opción” a personas residentes permanentes en el territorio nacional. (Trabajadores).
Obviamente, nadie ha afirmado que la resolución “autoriza las cuentas”, porque sencillamente ningún Ministro cubano puede autorizar un derecho ciudadano tan restringido. Si así fuera, no haría falta “repatriarse” para ejercer derechos fundamentales dentro del territorio cubano.
La validación de las versiones de la prensa oficial se produjeron al día siguiente -27 de mayo- con sendos mensajes en Twitter de la Presidencia de Cuba y del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.
Habrá que ver ahora cuáles serán los derechos legales del primer cubano residente en el exterior (y no digo un “repatriado”) que se presente a uno de los citados bancos en Cuba para abrir su cuenta y operar con la tarjeta magnética en las tiendas de la isla. ¿Podrá superar el vacío legal de los no residentes en el país? Descarto de esta posibilidad a ciudadanos estadounidenses, cubanoamericanos y residentes legales en Estados Unidos, pues las leyes del embargo les impiden abrir y operar cuentas en instituciones bancarias de Cuba que no sean para uso durante su estancia como visitante en el país.
Lo que queda al descubierto de esta "Operación limosna” es la crisis financiera de un país que vive mirando para el bolsillo de sus emigrados.
Como órgano rector de la política monetaria del gobierno de Cuba, el BCC ha reforzado los canales recaudatorios de divisas con esta resolución, permitiendo que en las cuentas creadas para recibir remesas del exterior se depositen dólares en efectivo y otras monedas duras, manteniendo el gravamen del 10% al depósito de dólares estadounidenses.
La decisión es, en esencia, un paso más hacia la dolarización de la economía nacional. El gobierno se ha visto necesitado de emplear los dólares que se remesan del extranjero para otros fines y quiere ampliar el caudal que le provee la comunidad cubana en el exterior.
El gobierno cubano no puede dedicar dólares al reabastecimiento de las tiendas en divisas porque tiene demasiadas deudas. Ya no basta que Rusia, China, México, Brasil, España y el Club de París le hayan perdonado millones de sus respectivas deudas. Urge ahora seguir ordeñando las remesas y la exportación de profesionales de todo tipo, mientras se dilata la adopción de las verdaderas medidas que marcarían un cambio productivo en el país.
Esta resolución pretende incentivar y regular las riquezas que provienen desde el exterior en lugar de buscar estimular la producción de riquezas hacia el interior.
El país está en una encrucijada económica como pocas veces ha enfrentado en su historia reciente. Un país improductivo, con un gobierno ineficiente y terco que ahora emite un grito desesperado por la entrada de dólares.
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