El anuncio del primer ministro cubano, Manuel Marrero, sobre la implementación de una tasa de cambio flotante diaria para el mercado cambiario oficial, ha generado dudas y expectativas en la población.
El economista cubano Pavel Vidal, director del Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi), entidad que ofrece información y análisis sobre el comportamiento del mercado cambiario en Cuba y la evolución de indicadores financieros del mercado informal, dio su opinión sobre algunas interrogantes surgidas tras el anuncio del régimen.
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En declaraciones para el medio independiente elToque, que desde 2019 documenta los altibajos de precio de las divisas de referencia en Cuba, Vidal anticipó lo que cree que puede pasar en Cuba.
¿Qué propone el Gobierno con esta medida?
El Gobierno de Cuba planea introducir en 2025 un sistema de tasa flotante diaria aplicado a las operaciones de compraventa de divisas en Casas de Cambio (CADECAS) y bancos.
Este cambio es inédito en la economía cubana, caracterizada por su control centralizado.
Según Pavel Vidal, quien también es profesor de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia -y exfuncionario del Banco Central de Cuba- esta medida busca formalizar el mercado cambiario y reducir la influencia del mercado informal de divisas.
La formalización permitiría mayor seguridad para los usuarios y un control estatal más efectivo. Sin embargo, las dudas sobre su sostenibilidad son numerosas, especialmente en un contexto de crisis económica profunda y falta de reservas internacionales.
¿Cuál será el precio del dólar con una tasa flotante?
Una de las principales interrogantes es cómo definirá el Gobierno la tasa inicial o "tasa del día cero".
Según Vidal, esta probablemente se alineará con el valor del dólar en el mercado informal, que actualmente ronda los 320 pesos cubanos (CUP) por dólar.
No obstante, los criterios para ajustarla diariamente no han sido especificados por el momento, lo que genera amplia incertidumbre.
La falta de transparencia podría erosionar la confianza en el sistema, especialmente si se intenta manipular el valor del peso para proyectar estabilidad artificial.
En otros países, las tasas flotantes suelen definirse por la interacción entre la oferta y la demanda en un mercado competitivo, algo difícil de implementar en el contexto cubano, debido al control estatal.
¿Podrá el Gobierno cubano garantizar la sostenibilidad de un mercado de divisas formalizado?
Ventajas iniciales del mercado formal
Según Vidal, este mecanismo inicialmente podría incentivar un desplazamiento de las operaciones cambiarias desde el mercado informal hacia las Casas de Cambio (CADECAS) y los bancos, pues reduciría los riesgos asociados al mercado informal, que suele ser propenso a estafas.
Los mercados informales -argumenta el economista- son una alternativa solo cuando los mecanismos formales no están bien diseñados o no son funcionales.
No obstante, aunque en un principio las ventajas del mercado formal en Cuba podrían incluir mayor seguridad para los ciudadanos y un control más efectivo de las transacciones cambiarias por parte del Estado, las dudas persisten sobre su sostenibilidad a largo plazo.
Vidal señala varios factores que podrían comprometer la estabilidad de ese mercado:
-Falta de autonomía del Banco Central:
La falta de independencia del Banco Central limitaría su capacidad para ajustar la tasa de cambio según criterios "técnicos". Por motivos políticos, el gobierno podría evitar devaluaciones necesarias para mantener el equilibrio económico, temiendo que estas decisiones generen malestar social, especialmente en momentos críticos como crisis energéticas.
-Uso de divisas para fines ajenos al mercado cambiario:
Existe el riesgo de que los dólares y euros captados por las CADECAS se utilicen para cubrir deudas gubernamentales o financiar importaciones, desviándose del propósito original del mercado cambiario formal.
Esto generaría un desequilibrio entre la compra y venta de divisas, llevando a una "depreciación" significativa de la moneda nacional.
La emisión de pesos cubanos para sostener estas operaciones sería un factor adicional que contribuiría a la desestabilización económica.
-Impacto inflacionario:
Si el mercado se utiliza como un medio para captar divisas, podría convertirse en un mecanismo inflacionario, aumentando la desigualdad y la pobreza. La emisión de pesos cubanos para cubrir las operaciones del mercado también contribuiría a una mayor inflación.
-Limitaciones tecnológicas y operativas:
El sistema bancario y las CADECA enfrentan serias deficiencias en infraestructura y tecnología, lo que podría dificultar la implementación exitosa del mercado formalizado. Además, la escasez de personal capacitado y la demanda de servicios financieros añaden complejidad al proceso.
¿Qué otros aspectos se deben considerar?
El sistema está diseñado para operaciones minoristas y no afectará las tasas de cambio múltiples existentes, como la oficial de 24 pesos por dólar, que continuará aplicándose a sectores empresariales y presupuestados.
Sin embargo, hay interrogantes sobre cómo participarán las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) y si las operaciones cambiarias podrían extenderse a cuentas bancarias, elementos que serían innovadores en el contexto cubano.
En conclusiones, la implementación de una tasa flotante en el mercado cambiario oficial podría representar un avance hacia la formalización de las operaciones cambiarias en Cuba. Sin embargo, los desafíos estructurales, la falta de transparencia y las limitaciones financieras del país plantean serias dudas sobre su sostenibilidad a medio y largo plazo.
El éxito de esta medida dependerá de la capacidad del Gobierno para garantizar un sistema transparente, técnicamente sólido y que no esté supeditado a intereses políticos, lo cual es Cuba es utópico. En caso contrario, la medida podría convertirse en un agravante de los problemas económicos y sociales que enfrenta la población cubana.
Aunque el anuncio marca un cambio sin precedentes, el camino hacia su implementación efectiva está lleno de interrogantes que aún deben resolverse.
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