Campesinos cubanos pidieron al gobierno una reforma económica y cambios legislativos sobre la propiedad de la tierra que permitan aumentar la producción agropecuaria, en medio de la escasez de alimentos que golpea a Cuba.
Alida Vidal Pérez, propietaria de la finca Los Mangos, en Santiago de Cuba, dijo que quiere "utilizar las remesas de mi hija, que vive en Europa para abrir una tienda donde vender frutales y viandas que cosechamos en la finca, y, además, ofrecer productos a bajos precios a los más necesitados”.
“Hay que motivar la producción agrícola de los campesinos y el comercio local para disminuir los precios”, agregó Vidal Pérez, que pide a las autoridades “una ley de empresas para procesar y vender alimentos que hoy se importan”.
Juan Gutiérrez Robaina, propietario del ranchón La Carreta, en Artemisa, dijo que “nosotros gestionamos el negocio a través de los productores agrícolas de la zona y los servicios de transporte a través de los cuentapropistas”.
Exigimos “libertad para la comercialización de productos agrícolas, así como eliminar el papel de la Empresa Acopio”, añadió Gutiérrez Robaina, que pide al gobierno la habilitación de “permisos de importación directa de insumos y equipos, sin intermediarios estatales”.
Los reclamos campesinos a las autoridades también promueven un cambio legislativo que reconozca la propiedad de la tierra en manos de los campesinos y licencias para la comercialización de sus productos en el mercado nacional.
En el primer semestre del año, se ha perdido más del 60% de las cosechas en tierras cultivables por la falta suministros del gobierno cubano y sin calcular aún el notable impacto del coronavirus, según cálculos de los propios agricultores, a partir de datos publicados por Cubadebate.
Actualmente, el gobierno cubano mantiene un férreo control sobre el mercado masyorista y minoritas de alimentos y gasta anualmente dos mil millones de dólares en importación de alimentos, según cifras oficiales.
Las medidas anunciadas por la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, no garantizan el incremento de la producción agrícola de manera sostenible y la alimentación de los hogares, aseguraron los campesinos.
Las colas de varias horas para comprar alimentos racionados en Cuba están siendo controlados por oficiales de la Contrainteligencia y policía, que toman fotos a supuestos coleros y la televisión estatal mantiene sus emisiones diarias de reportajes sobre operativos policiales contra posibles revendedores y acaparadores de alimentos y artículos de aseo.
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