Trabajador cubano de la salud denuncia que está siendo explotado laboralmente

“Creo que es tiempo de realmente empezar a desechar la mentira, de quitar las trabas objetivas y eliminar esta nueva forma de explotación”, ha indicado el especialista en Imagenología

Víctor Manuel Hernández Navarro (i) y Policlínico n. 3 La Fe, en la Isla de la Juventud (d) © Collage YoTubey/Cubanet- Facebook/Policlínico #3 La Fe
Víctor Manuel Hernández Navarro (i) y Policlínico n. 3 La Fe, en la Isla de la Juventud (d) Foto © Collage YoTubey/Cubanet- Facebook/Policlínico #3 La Fe

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Este artículo es de hace 4 años

Un cubano licenciado en Imagenología (Radiología) que reside en la Isla de la Juventud reveló que lo explotan en el policlínico donde trabaja, y asegura que en el proceso de denuncia oficial de tal situación se ha encontrado con trabas judiciales destinadas a silenciar su queja.

Víctor Manuel Hernández Navarro, trabajador del policlínico no. 3 (La Fe) de la Isla de la Juventud, ha explicado -en declaraciones a Cubanet- que le exigen trabajar horas extras porque en estos momentos el centro carece de suficiente personal, por estar destinados algunos a misiones en el exterior, lo que se revierte en una sobrecarga de trabajo para los que han quedado en el policlínico.


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Ante tal situación, el especialista explicó al citado medio que en marzo de este año acudió al Órgano de Justicia Laboral para exigir no trabajar más horas extras.

Al no recibir respuesta en esa instancia, se dirigió a la Fiscalía General de la República de Cuba donde comenzaron a tramitar su queja. Sin embargo, su caso se ha postergado varios meses -según precisa- por presiones del director del policlínico, que habría intentado frenar la denuncia. Finalmente le han dicho que tiene que iniciar el proceso nuevamente.

“El director del policlínico, de conjunto con el sistema judicial, me ha querido silenciar. Aunque estoy presentando mi caso de forma aislada, creo que otros trabajadores pueden estar pasando por situaciones similares”, afirma; y añade que le han exigido que pida la baja laboral.

“Creo que es tiempo de realmente empezar a desechar la mentira, de quitar las trabas objetivas y eliminar esta nueva forma de explotación”, ha indicado Hernández Navarro; quien asegura que muchos profesionales de la salud en Cuba llegan incluso a enfermarse por una sobrecarga laboral.

A ello suma que “es por situaciones como esta que profesionales cubanos en ocasiones emigran a otras naciones”, concluye.

Hace menos de una semana, un comunicado de Human Rights Watch (HRW) aludió a las normas represivas que emplea el Gobierno cubano contra los médicos en misiones internacionalistas, que calificó de "normas draconianas" que vulneran, entre otros, "los derechos a la privacidad, la libertad, la libertad de expresión y asociación, y el libre movimiento".

Sin embargo, según el testimonio de Víctor Manuel Hernández Navarro, las condiciones de trabajo forzoso no se circunscribirían solo a las misiones médicas internacionalistas, pues la falta de personal en la isla estaría conllevando una explotación adicional del personal sanitario que queda en el país. Una parte del asunto sobre la que a menudo se sigue de largo, pero que merece igualmente atención.

Durante décadas, los profesionales de la salud cubanos han visto limitados sus más elementales derechos, como el de salir libremente del país, fenómeno al que también hizo referencia el citado informe de HRW, al calificarlo de "población 'regulada' que deben obtener una autorización especial para salir del país antes de recibir un pasaporte, incluso si renuncian a sus cargos en el Sistema Nacional de Salud".

Por otra parte, la explotación de profesionales de algunas especialidades médicas lamentablemente no es una novedad circunscrita a estos tiempos de coronavirus -en que hay médicos cubanos destinados a una veintena de países- pues a finales de 2018, en el oriente del país ya se hablaba de “especialidades anémicas” (gastroenterología, patología, radiología, neurología, endocrinología, angiología, entre otras) por tratarse de profesionales que pasan más tiempo de misión que en Cuba, lo que acaba por dañar la calidad de la atención médica de los cubanos.

Largas colas para ver a los especialistas, turnos con meses de demora, consultas que desaparecen o se trasladan de centros, y servicios que se agrupan y compactan en policlínicos que cada vez atienden a un mayor volumen de población, es el día a día de quienes acuden a las instalaciones de la salud pública en muchas provincias cubanas.

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