La historia del gallego Eduardo Barreiros, creador de los motores Taíno en Cuba

Eduardo Barreiros fue un destacado innovador, mecánico, diseñador industrial y empresario español que creó en Cuba los Motores Taíno en la década de 1980.

Eduardo Barreiros conversa con Fidel Castro, 1979 © Fundación Eduardo Barreiros
Eduardo Barreiros conversa con Fidel Castro, 1979 Foto © Fundación Eduardo Barreiros

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Este artículo es de hace 4 años

Eduardo Barreiros Rodríguez fue un destacado innovador, mecánico, diseñador y empresario de la industria automovilística española. Sus últimos años de vida los pasó en La Habana, impulsando la creación de los motores Taíno.

Camión Taíno, Cuba / Fundación Eduardo Barreiros

A Eduardo Barreiros se le considera un genio innovador del diseño industrial de motores diésel. Nació en Gundiás, Ourense, el 24 de octubre de 1919. Comenzó a trabajar siendo un niño de 12 años, fungiendo como revisor y dando mantenimiento a viejos autobuses en el negocio de transportación de personas que tenía su padre.


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En 1937 la familia tuvo que deshacerse de las líneas de autobuses, ya que al comenzar la Guerra Civil los vehículos que hacían los servicios de transportación fueron requisados.

En la posguerra Barreiros abre un taller en Ourense para restaurar viejos vehículos utilizando piezas recicladas y chatarra que obtenía de un desguace. En este negocio de comprar-reparar-vender mejora su destreza en armar motores y comienza a adaptarlos para una optimización del consumo.

La mayoría de estos vehículos funcionaban con gasógeno, un método antiguo pero óptimo en épocas de crisis como la que vivía el país. El procedimiento permitía obtener combustible gaseoso a partir de combustibles sólidos como carbón, leña y otros.

En 1949, sin el negocio de la transportación de personas, fundó una constructora de carreteras junto a sus hermanos. Inventó una maquinaria especial para esta labor que suplantaba el trabajo de varias personas.

El consumo de combustible de las maquinas empleadas en las obras era muy alto. Tras la Guerra Civil en España había poca disponibilidad de gasolina, era muy costosa y los vehículos más potentes eran difíciles de mantener. Sin embargo, había diésel y era mucho más económico.

Barreiros comenzó a experimentar con la transformación de motores de gasolina a diésel para abaratar los gastos. En 1951 patentó el procedimiento de transformación de motores. Esto generó un rápido crecimiento de la clientela del taller. Ourense comenzaba a ser una ciudad pequeña para Eduardo quien apostó por abrirse camino en Madrid.

La creación de Barreiros Diésel

Hacia 1954 Eduardo Barreiros crea en la capital española su primera empresa de fabricación de motores diésel que llamó, como no podía ser de otra forma: Barreiros Diésel. Esta fue una nueva empresa familiar que levantó con el apoyo de sus hermanos Valeriano, Graciliano y Celso.

Tres años más tarde se presentó a un concurso y ganó un contrato para suministrar 400 camiones militares a Portugal.

El asunto llegó a oídos del general Francisco Franco, quien pidió conocer personalmente a Eduardo Barreiros y sus camiones. Solicitó una exhibición del prototipo portugués “El Abuelo” y el mecánico y empresario gallego lo condujo personalmente.

Esto le dio la oportunidad de hablar con Franco y exponer las limitaciones que le imponía, para desarrollar el proyecto, el Instituto Nacional de Industria (INI). Estudio 7 Valencia narra que el dictador respondió de forma escueta: “No se preocupe, usted siga trabajando, que todo eso ya se solucionará. Siga adelante, Barreiros”, fueron las palabras de Franco.

Había dos grandes compañías que controlaban la industria automovilística en España: SEAT y ENASA, pero Barreiros estaba empeñado en iniciar la fabricación de sus propios motores, furgonetas, tractores y camiones. Decidió destinarlos a la exportación a Portugal, África y Sudamérica.

A pesar de la hostilidad del INI, Barreiros logró centrarse en el mercado fuera de España, lo que le permitió ampliar su negocio rápidamente y encontrar socios extranjeros. En 1963 firma su primer acuerdo con la compañía norteamericana Chrysler.

Barreiros Chrysler y la separación del mundo automotor

El Independiente indica que Barreiros llegó a ser tan poderoso como el dueño de Mercedes-Benz. El rey Faisal de Arabia Saudí le pidió audiencia para visitar la fábrica de Madrid y hay imágenes que muestran al príncipe Juan Carlos, quien posteriormente fuera rey de España, visitando la factoría.

Sin embargo, el primer acuerdo con la compañía Chrysler supuso ceder el 40% de Barreiros Diésel a la corporación estadounidense. De esta forma se originó Barreiros Chrysler.

Eduardo había contraído deudas en su afán de expansión y el nuevo acuerdo con sus socios suponía una inversión de más de 4.000 millones de pesetas (24 millones de euros), que permitía ampliar la fábrica y diversificar la red comercial.

Surgen en esta etapa los modelos clásicos como el Simca 1000, el Simca 1200 y el Dodge Dart, coche de lujo fabricado en la España de Franco según indica ABC.

En esta época el 40% de los vehículos pesados de España eran producidos por las fábricas de Barreiros. Amplió la exportación a 27 países y se convirtió en uno de los empresarios más influyentes de Europa.

La compañía tenía 25.000 empleados y generaba más de 100.000 puestos de trabajo indirectos. Las condiciones de empleo eran muy favorables, incluían hasta exámenes médicos para los trabajadores.

El escritor Pablo Gimeno Valledor narra que en 1969 Chrysler Corporation adquirió la mayoría de las acciones de la empresa. Los hermanos Barreiros terminaron vendiendo su parte y la compañía fue rebautizada como Chrysler España.

A partir de ese momento los Barreiros se separaron profesionalmente, iniciando cada uno de ellos una nueva etapa.

Fue un año duro para Eduardo que se vio obligado a abandonar su compañía, vender sus acciones y firmar un contrato con Chrysler España en el que quedaba impedido de realizar actividades relacionadas con el mundo automotor durante un quinquenio.

De dueño de un imperio del motor diésel a ganadero

Barreiros no fue un hombre de venirse abajo. Por el contrario, le sobró talento para convertir en oro todo negocio que tocara. Tras verse separado de su gran pasión, se centró en una actividad a priori muy distinta, la ganadería.

Se introdujo en el sector ganadero, fundando PUVASA (Explotaciones Puerto Vallehermoso). Esta compañía en poco tiempo comenzó a florecer llegando a convertirse en uno de los más importantes laboratorios de inseminación artificial de Europa.

En la década de 1970 Barreiros compró algunas de las principales bodegas de vino de La Mancha. Modernizó su sistema de producción totalmente y comenzó a vender los vinos bajo las denominaciones Luis Megía y otras.

También fundó en este período el Centro Minero de Penouta para la explotación de minas de estaño y pirita en la provincia de Ourense.

Según indica El Español, en esta época alejado de los motores por obligación, Barreiros conoce en Madrid a Carlos Rafael Rodríguez, vicepresidente de Cuba. "Usted tiene que venir a la Tierra del Comandante y hacer allí el mismo desarrollo llevado a cabo en España", le dijo y abrió una invitación a viajar a la isla en 1978, aunque esta propuesta se concretaría un tiempo después.

Habiendo cumplido sus acuerdos con Chrysler España el empresario gallego decide volver a la carga. En 1980 crea DIMISA (Diésel Motores Industriales, S. A.), esta vez sin el apoyo de sus hermanos.

Para esta nueva empresa adquiere dos naves en el polígono industrial de Pinto, en Madrid. Hizo instalar en ellas un moderno laboratorio de motores para la fabricación y experimentación de diversos prototipos.

Un año más tarde se presenta a un concurso convocado por el Gobierno de Cuba para perfeccionar el parque de vehículos pesados de la isla. Participó con uno de sus prototipos y venció al proyecto que defendía la compañía Nissan.

Al ganar este concurso Barreiros se reunió con Fidel Castro y firmó un contrato para el desarrollo automotriz cubano. El objetivo era producir motores diésel y convertir motores de gasolina, bajo una marca de producción nacional: Motores Taíno.

Eduardo Barreiros se instala en La Habana

El contrato en Cuba incluía la creación de industrias principales y auxiliares de automoción. El objetivo era producir motores diésel de diversas cilindradas. Además, Barreiros debía dar atención especial a la formación de profesionales cubanos.

Revisarían también las versiones para maquinaria agrícola de estos motores a fin de equipar las Combinadas Cañeras, que son máquinas cosechadoras/ segadoras que se utilizan en la colecta de caña de azúcar.

Se eligió de sede para la producción de los motores Taíno la planta de motores Amistad Cubano-Soviética que se ubicaba en el puerto de La Habana, donde antes de 1959 estuvo la firma Ambar Motor’s de Estados Unidos. La fábrica en la capital estuvo apoyada por una de nueva creación, la planta de prensas en Guanajay.

La fabricación del primer prototipo del motor Taíno EB10, de 10 cilindros, comenzó a producirse en 1990. Posteriormente se procedió a la de los motores de 4 y 12 cilindros, motores de 3 cilindros en línea, motores de nuevo diseño de 4, 6 y 8 cilindros en V, motores para uso agrícola y motores estacionarios.

El diario Galicia Exterior señala que la meta inicial era llegar a los 10.000 motores por año, pero dicho objetivo no se cumplió. Tras la caída del muro de Berlín (1989) y la desaparición de la URSS (1991), la isla entró en su etapa de crisis económica. El Período Especial detuvo prácticamente todo tipo de producción. La modernización de los motores se mantuvo hasta 1992.

Esta renovación del parque automotriz fue muy útil en tiempo de crisis de combustible. En el Foro de camiones clásicos, se argumenta que lo primero que hizo Barreiros en Cuba fue tratar de convertir los motores Zil 130 de gasolina a diésel y lo logró.

No fue una tarea fácil, hubo que transformar la tapa del block y efectuar grandes cambios de otras partes del motor como los pistones, los metales o cojinetes antifricción, las bielas etc. Luego de esta etapa se pasó a la fabricación del motor Taíno.

Al principio se traían los block y posteriormente fue concebida una fundición para tales efectos. En la isla se llegó a fabricar el 70% del total de los componentes empleados en el diseño de este motor.

Los primeros motores Taínos eran motores en V de 8 cilindros. Algunos expertos aseguran que el Motor Taíno definitivamente no salió muy bueno ya que el lavado de los block fundidos en Cuba para retirarles la arena sílice no fue eficiente quedando residuos de ella que ocasionaron su posterior rotura.

Esta era una de las líneas de trabajo en la que Barreiros se empeñó en solucionar. Pretendía concebir un método de lavado eficaz, cuando muere en La Habana de modo sorpresivo por un infarto.

“Al fallecer ya no existía un partner y las cosas por supuesto no eran nada igual. Aquí terminaron nuestros sueños de poder contar con un motor del patio con calidad competitiva”, señala un especialista cubano en el Foro de camiones clásicos.

Los motores Taíno se emplearon en autobuses Girón, en algunos Ikarus 260 y en cientos de Combinadas de Caña y hasta en coches trenes. También se ensamblaron camiones marca Taíno, algunos con cabina de diseño nacional y otros con cabina Pegaso.

La entrada del motor Mercedes Benz en Cuba supuso que los motores Taínos pasaran relativamente al olvido. Una parte de esas fábricas se convirtió en chatarra y la otra aseguran que se le vendió a un español que sacó las piezas principales del país, aunque no hay fuentes oficiales que confirmen estos datos.

Fallece en La Habana el empresario gallego Eduardo Barreiros

En Cuba Eduardo Barreiros logró retomar su sueño de volver a diseñar motores. Esta experiencia le devolvió a la juventud y lo llenó de proyectos e ilusiones. Levantó tres factorías de motores y camiones entre 1982 y 1992, año en que muere en la isla de modo repentino por un infarto, el 19 de febrero.

Eduardo Barreiros fue uno de los empresarios más representativos de los años del progreso español. Su meritoria labor profesional fue reconocida con la Gran Cruz de la Orden al Mérito Civil, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y el Premio Internacional Dag Hammarskjöld al Mérito Industrial.

Según indica La Voz de Galicia, Barreiros ejerció hasta el momento de su muerte como asesor de Fidel Castro y su aspiración era convertir la fábrica de Motores Taíno en la más importante del sector en América Latina.

El mencionado diario señala además que meses antes de morir, el empresario hizo declaraciones en las que rechazaba ser emigrante porque se fue voluntariamente de España y se declaraba políticamente de derechas, pero defensor de un "socialismo capitalista" al estilo de Olof Palme, el político sueco.

Recibe el Título de Doctor Honoris Causa en la UH / Fundación Eduardo Barreiros

En Cuba Eduardo Barreiros recibió varias condecoraciones por su desempeño. La Universidad de la Habana le concedió en 1991 el Título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Técnicas. Ese año el Instituto Superior de Diseño Industrial de La Habana le confirió la categoría especial de profesor invitado.

También recibió La Giraldilla de La Habana, una distinción que entrega el gobierno de la capital cubana a ciudadanos que han alcanzado méritos extraordinarios por su contribución al desarrollo de la ciudad.

En La Habana, además de una importante huella en la ingeniería y en el diseño y creación de motores, Barreiros dejó una parte de su familia pues tenía una compañera sentimental y dos hijas. El País indicó que los restos mortales del empresario ourensano fueron devueltos a España a solicitud de sus hijos y esposa en Madrid.

La preocupación por la formación de los más jóvenes fue una de las constantes en la vida del empresario gallego. En 1997 su hija Mariluz Barreiros creó en España la Fundación Eduardo Barreiros que mantiene activo el legado de su padre hasta la actualidad.

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Gretchen Sánchez

Branded Content Writer en CiberCuba. Doctora en Ciencias por la Universidad de Alicante y Licenciada en Estudios Socioculturales.


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