Un joven médico cubano recibió amenazas de la dirección del centro donde trabaja en la provincia de Holguín, debido a sus publicaciones en redes sociales donde ha hecho críticas a los salarios de los galenos en la Isla y al discurso del régimen que ensalza la llamada “revolución”.
“Días atrás fui llamado a reunión privada por personas de la institución en la que trabajo actualmente, para tratar de convencerme de que no publique más mis ideas, o sea, básicamente se me dijo: "No resolverás nada con esto, solo te traerá problemas en tu vida personal y laboral"”, dijo en Facebook Alexander Pupo.
“Sinceramente no puedo negar que sentí un poco de miedo, no por mi vida, mi vida poco importa cuando lucho por lo que creo justo, lo hice más por mi carrera. Es la Medicina el motivo por el cual me desvelo cada madrugada para estudiar, por el cual me dejo mi salario viajando de una provincia a otra, es la Medicina y el hecho de salvar vidas lo que me hace sentir más humano cada día”, señaló.
“No puedo negarles el dolor tan grande y la decepción que sentí en el momento en el que creí que amenazaron mi carrera, me tocaron en lo más profundo de mi ser. Les pregunté entonces si ser de una idea distinta me convertía en mala persona, o mal médico. Jamás un paciente se ha quejado de mi trato como doctor, no he dejado más que un amigo en cada persona que he atendido y creo haber atendido a todos de la mejor manera posible (si alguno me lee no me dejará mentir)”, aseveró.
“No puedo creer en un líder que se refugia en sugestionar para hacer valer una idea, no es mi concepto de justicia ni de Revolución justa. Repudio totalmente cualquier acto que atente contra la libertad de cada individuo, y para los que me siguen o simplemente leen esto les digo que no dejaré de defender mis creencias, porque las considero justas, porque creo que muy en el fondo en Cuba sufrimos la gran mayoría lo que una minoría defiende con más poder”, sostuvo.
“Soy como soy, médico cubano, pobre, pero digno y firme en mis ideales, y seguiré defendiendo a mis hermanos a cualquier precio. Y si por ello me despiden de mi trabajo, seguiré ejerciendo mi profesión en cualquier otro sitio donde pensar con LIBERTAD no te convierta en una amenaza para quienes defienden la MENTIRA. Lo digo para todos los que como yo piensan sin cadenas. "LA REVOLUCIÓN SOMOS NOSOTROS"”, concluyó.
La publicación del joven médico obtuvo numerosas muestras de apoyo, algunos destacando su calidad como trabajador de la salud. “Nunca voy a olvidar la experiencia que de mi padre grave el cual fue atendido por ti, no solo eres un profesional magnífico que da su mayor interés y esfuerzo en su trabajo con todos los pacientes por igual, también eres una buena persona la cual tiene derecho a expresar lo que quiera ya que eso no te quita la profesionalidad”, comenta una usuaria.
“Mi respeto y mi admiración. Así deberíamos hacer todos los que pensamos diferente para que vean que no somos 2 o 3 como quieren hacerle entender al mundo. Para adelante bro, somos descendiente de mambises, sin miedo a hablar”, apunta otro.
“Es cierto que un palo no hace monte....lo que no hemos sido conscientes aún es de que tenemos madera suficiente para arreglar toda la carpintería de cada una de las escuelas que este régimen ha dejado destruir a todo lo largo y ancho de nuestra República. Un abrazo”, expresa otro.
En una publicación anterior, Alexander Pupo hizo un concepto de “contrarrevolución” basándose en el de “revolución” que había formulado el fallecido dictador Fidel Castro. Entre otras cosas, dice: “Contrarrevolución es no tener sentido del momento histórico, es negar la necesidad de un cambio, es mentir, difamar y violar la ética para desacreditar a quienes sí se expresan, es no ser solidarios con una causa justa, es negarles las libertades elementales a los seres humanos, es excluir y enajenar a todo el que propone una idea distinta a la que persigues”.
El temor del joven médico no es infundado, ya que se conoce de profesionales que han sido expulsados de sus centros e instituciones solo por manifestar ideas en contra del gobierno. En mayo, un enfermero cubano denunció haber sido forzado a pedir la renuncia del Instituto Nacional de Oncología y Radiología (INOR) tras negarse a borrar sus publicaciones en Facebook, habiendo sido citado previamente por la Seguridad del Estado.
Del mismo INOR se conoce el caso de Oscar Casanella, quien fue expulsado en 2016 luego de presiones para que rompiera sus vínculos de amistad con opositores políticos. Ese año igualmente expulsado de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, donde se desempeñaba como profesor adjunto y sin recibir salario.
En 2019, trascendió el despido de la activista Omara Ruiz Urquiola del Instituto Superior de Diseño (ISDI). Su hermano, el biólogo Ariel Ruiz Urquiola, defendió la profesionalidad de su hermana en el centro, derruida de golpe por una decisión arbitraria.
“Lo que sí sé es que sus estudiantes y sus compañeros del claustro la consideraban una extraordinaria profesora, que fue la tiza de oro del instituto, que padeciendo de una enfermedad mortal acrecentada por el gobierno cubano no dejó a sus estudiantes sin clases ni a sus compañeros con carga ajena, que hizo cuanto programa de estudio relacionado con la Historia del diseño y materias relacionadas, que convirtió una asignatura detestable por los estudiantes en la esperada cada semana: semiótica”, expuso Ariel Ruiz Urquiola.
También en mayo de este año, la dirección del hotel Grand Packard de La Habana comunicó a uno de sus trabajadores la “separación definitiva de la entidad” por expresarse en contra del “sistema socialista y de la Reforma Constitucional” en Cuba.
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