El médico cubano Manoreys Rojas Hernández, especialista en traumatología y ortopedia, no puede ver a sus hijos desde hace cinco años y teme por no poder volver a entrar a Cuba.
"Yo posiblemente nunca más pueda entrar en Cuba", declaró desde Miami el profesional de la Salud al medio ABC.
Rojas Hernández, de 37 años, forma parte del grupo de 622 testimonios incluidos en una denuncia presentada por Prisoners Defenders ante la ONU y la Corte Penal Internacional, que expone los abusos del Gobierno cubano hacia los profesionales de las Misiones Internacionales.
A los profesionales sanitarios cubanos que toman una decisión como la de desertar, se les prohíbe entrar a la Isla en 8 años. De la misión de 16 profesionales que formaban parte de la misión médica en la que participó Rojas, cinco la abandonaron.
"Siempre pensé en sacar a mis hijos, pero no he podido. El daño psicológico para mi familia ha sido terrible", sostiene.
Incluso cuando su padre murió, Rojas Hernández no pudo estar. También su hija estuvo enferma y no pudo entrar al país.
Rojas Hernández trató de ver a su familia en un crucero que hacía escala en La Habana, para el que compró billetes para su madre y sus hijos.
No obstante, "no dejaron atracar el barco porque llevaba a bordo médicos desertores", dijo.
El médico relató que en el 2014 salió por primera vez de misión a Ecuador, donde permaneció un año y medio.
"Realmente fui obligado por la situación en Cuba, especialmente económica. Además hay mucho chantaje con este tema. Por ejemplo, con el caso de Venezuela... Nadie quiere ir de misión allí. Cuando comenzaron, la situación era muy buena, pero como las condiciones han empeorado y nadie quiere ir", dijo. "Te dicen que si no vas allí, no te mandarán a ningún otro lado, o algún lugar recóndito donde nadie quiere ir, y lejos de la familia".
También aseguró que casi el 90% de los médicos que se gradúan en Cuba quieren salir de misión "porque la situación en el país es muy precaria para todos los profesionales. Y las misiones suponen para nosotros una salida".
A Ecuador, Rojas Hernández llegó con el programa "Pie diabético", el cual trabaja con el medicamento Heberprot-P. Al ser este un medicamento costoso, el gobierno de la Isla se agenció millones de dólares solamente en el primer año en que este médico llegó a Ecuador.
"Hicimos un gasto de 13,8 millones de dólares en medicamentos. Y de ese dinero nosotros no recibimos nada", dijo.
Es este un tema bastante polémico entre los médicos que viajan a misiones médicas en el exterior. A pesar de que el salario de este médico era de 2.640 dólares al mes, solo recibía solo 700 dólares, el resto iba a manos del gobierno cubano.
Luego de un año y medio y de regresar de unas vacaciones a Cuba, Rojas Hernández abandonó la misión.
"Tras vivir en Ecuador me di cuenta de que no podía aguantar más en mi país, donde no encuentras de nada, ni siquiera un yogur para tu hijo. Y no quería volver a eso tras concluir mi misión".
Sobre los médicos cubanos que han estado prestando sus servicios por el mundo durante la pandemia de coronavirus, Rojas Hernández expresó: "Estoy de acuerdo en que los profesionales cubanos tengan la oportunidad de ir a otros lugares, y atender a las personas que realmente necesitan ayuda. Pero a la vez me da pena saber que esos profesionales son víctimas de tantas presiones. Y que el Gobierno cubano se lleve al bolsillo la mayor parte de su dinero es doloroso. Sería genial que todos esas personas que salen fuera, sacrificando dos o tres años lejos de sus familias, por ayudar a otros, puedan recibir una retribución justa. Que los contratos fueran directamente con ellos".
La situación que vive este médico cubano también la atraviesan alrededor de 40.000 cubanos más.
El pasado mes de mayo Yadira León Bermúdez, una licenciada en Farmacia que abandonó la misión médica en Venezuela, rechazó rotundamente la prohibición del gobierno cubano contra los médicos que abandonan las misiones, la cual les impide regresar al país en un plazo de 8 años.
Luego de cinco años sin poder visitar Cuba, ella pudo ir gracias a una visa humanitaria para ver a su abuela que se encontraba en estado crítico de salud.
"Nos robaron 5 años de abrazos, de besos, porque mi abuela es todo para mí", dijo. "La tumba de mi madre estuvo 5 años sin flores, exhumé sus restos y los deposité en el mar".
Hace un tiempo la enfermera cubana se repatrió. No obstante, cuenta que en Cuba estuvo 2 años y 3 meses indocumentada dentro de su propio país.
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