La noche de este jueves, poco antes de comenzar el operativo que condujo al desalojo de los huelguistas de San Isidro de su sede, un grupo de cubanos denunciaron la caída brusca en la isla de varias redes sociales como Facebook, Instagram o Telegram.
En total, el bloqueo de las redes sociales habría durado entre 40 minutos y una hora, coincidiendo con el momento más candente de la expulsión de los activistas del interior de Damas 955 y su posterior arresto, lo que generó profunda indignación y preocupación en gran cantidad de usuarios de redes sociales en la isla.
“Varios periodistas están confirmando que el gobierno cubano ha irrumpido violentamente en el sitio donde se manifestaban los huelguistas del @Mov_sanisidro en #LaHabana y se los han llevado. Unos minutos antes desconectaron redes sociales. Situación es grave. Por favor RT #Cuba”, escribió una usuaria en Twitter.
“Quitaron Facebook para sacar a la gente de San Isidro. Lo hicieron como lo hacen los ladrones, a oscuras... Sin que nadie pudiera ver. Qué es lo que no quieres mostrar, que no quieres que se vea?”, comentó otro cubano indignado.
“Entraron a la fuerza a la sede del MSI. Vecinos afirman que la Seguridad del Estado los sacó a la fuerza y repartiendo golpes. Poco antes tumbaron Facebook”, dijo por su parte la periodista independiente, Camila Acosta.
“El comunismo bloquea Facebook, los hechos relacionados con el valor del Movimiento San Isidro, los supera”, concluyó el también periodista independiente, Boris González Arenas.
Algunos usuarios relataron que la caída de la conectividad en redes sociales había ocurrido también en otras provincias, aunque la mayor evidencia quedó registrada en La Habana, incluido el Aeropuerto.
“Hasta en el Aeropuerto José Martí se quedaron viajeros sin internet, todo para que la dictadura cubana pudiera sacar y agredir a unos huelguistas debilitados e impedir que la verdad se supiera en las redes sociales”, comentó un usuario en Twitter; quien concluyó que “ningún régimen totalitario ha jugado tan sucio como el de #Cuba”.
“Hicimos que tumbaran las redes sociales en todas partes, que nos aislaran por completo para meter en esa cuña ciega de tiempo la garra del horror, pero nuestros ojos vieron, nuestros oídos escucharon, nuestros cuerpos pensaron, y esa transmisión llegaba a todos afuera, y en los charcos de azufre y miedo de la mirada de los esbirros vi cómo sabían que ya eso no lo podían cortar”, escribió por su parte el periodista y escritor cubano, Carlos Manuel Álvarez, que se encontraba en la sede de San Isidro en el momento del desalojo.
Su test de PCR presuntamente "alterado" sirvió de pretexto al régimen para entrar en la sede y desmantelar la huelga y el acuartelamiento, iniciado el pasado 17 de noviembre.
Aunque gran cantidad de medios de prensa independientes están bloqueados en Cuba, el corte temporal a las redes sociales en la isla para prevenir movilizaciones de opinión es inusual, y podría revelar en este caso el nivel de preocupación generado en el gobierno por el creciente apoyo obtenido por los acuartelados de San Isidro.
La joven historiadora del arte Anamely Ramos explicó en una transmisión en directa posterior a los arrestos, que tras sacarlos por la fuerza de la casa a las mujeres las montaron en patrullas individuales y a los hombres en un “carro jaula”. Luego los llevaron a una estación de policía en la que estuvieron mucho tiempo y donde fueron testigos de cómo el presunto personal sanitario que invadió la casa en realidad eran policías “disfrazados”.
Explicó también que a ninguno de los que estaban en San Isidro les hicieron PCR alguno, ello cuando presuntamente el motivo para entrar al lugar fue el resultado alterado de una prueba que le habían hecho al periodista Carlos Manuel Álvarez.
Un rato después de esa directa, la curadora y crítica de arte decidió salir de su casa y fue arrestada de inmediato.
Todavía está en paradero desconocido a Luis Manuel Otero Alcántara, aunque el resto de los activistas detenidos en la noche del jueves incluido el periodista y escritor Carlos Manuel Álvarez, ya han han sido liberados.
En un principio, Otero fue dejado en casa de la poeta y activista Katherine Bisquet, sin embargo, al insistir en regresar a su casa, que se mantiene cercada por la Seguridad del Estado, lo montaron nuevamente en un vehículo policial.
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