Un cubano de Santiago de Cuba que perdió su casa tras el paso del huracán Sandy en 2012, malvive solo en una casucha sin las mínimas condiciones.
Camilo Rodríguez Mejía, de 59 años, no pudo ocuparse de su vivienda mientras pasaba el fenómeno, porque tenía que permanecer custodiando una tienda del poblado El Cristo, donde reside.
“Yo allí cuidando la tienda de comida para que nadie se llevara nada y el ciclón me llevó la casa, y aquí no me han dado nada”, denunció en entrevista a la agencia CubaNet.
“Mira cómo vivo en la pocilga está aquí, que no sirve. Sin corriente, no tengo televisor, no tengo radio, no tengo nadie. Un ermitaño, alumbrándome con un candil, que no se me quita el catarro, mira el techo negro…”, describió.
El huracán Sandy cambió para siempre la vida de Rodríguez. No solo perdió su vivienda, sino que quedó minusválido luego de que el techo completo del local le cayera arriba de la pierna y le desprendiera todos los músculos por debajo de rodilla.
“Ahora estoy lisiado, cojo, mira cómo estoy, no puedo hacer nada”, subrayó.
El afectado mostró el estado de la choza donde malvive, hecha con tablas de madera y placas de zinc, con viejos cartones y nailons tratando de cubrir las “paredes”.
“Hace diez años que vivo aquí, no tengo corriente, no tengo agua, no tengo nada. La luz no tengo, no me dejan ponerla. Tampoco tengo agua porque no les da la gana a ellos”, relató.
“En este país no se puede vivir compadre. No tengo servicio, baño. (…) Me tengo que bañar en el río, lavar en el río, me he caído y me ha zafado la clavícula dos veces, pero no me ponen yeso por mi edad”, subrayó.
Rodríguez se queja de a pesar de su situación, no recibe visitas ni ayuda de ninguna institución del Gobierno.
Sobrevive con una chequera de 300 pesos que no le alcanza para nada. Ese dinero solo le dura una semana. Cuando cobra ya tiene que pagar lo que ha gastado en comida, porque como no tiene cocina para cocinar, todo lo tiene que comprar fuera.
“Vivo pasando hambre, comiendo un pan con agua todos los días, no tengo con qué cocinar y las cosas en Cuba está muy caras”, dijo.
“Desde el año 59 todo es mentira y engaño aquí en Cuba, engañan mucho a los cubanos, (diciéndoles) que hay de todo en la tienda y aquí no hay nada. Las colas en Santiago para comprar un pescado o algo, hay que matarse. Una cosa dice el televisor y otra cosa es lo que está pasando el cubano. Esto no sirve”, aseguró.
Por último, Rodríguez hizo una petición a los seguidores de CubaNet: que lo ayuden económicamente para comprarse un colchón y una cocinita buena, “para aunque sea un día comerme una comida caliente”, concluyó.
Son muchos los cubanos que continúan esperando a que el Gobierno los ayude a reparar o a levantar sus viviendas, destruidas con el paso de los fenómenos meteorológicos que habitualmente azotan el país.
La gran mayoría sigue subsistiendo en condiciones precarias aguardando por una respuesta efectiva a sus problemas.
Una de ellos es Niorvis Deli Lamota, que como Rodríguez reside en El Cristo, en Santiago de Cuba, y cuya casa sigue sin repararse de los daños causados por el huracán Sandy.
La mujer malvive en una casa sin techo, cubierta por una carpa, con los cuartos y la cocina con el suelo de tierra.
“No tengo condiciones, las condiciones pésimas. A veces quisiera hasta morirme para no pasar estos trabajos que estoy pasando con esta vivienda”, afirmó a CubaNet.
Similar situación padece Pavel del Pino Reyes, de 44 años y vecino de Holguín, a quien desde hace más de una década espera por que las autoridades le solucionen el problema que provocó el ciclón Ike, en 2008.
Del Pino y su familia, incluidos dos menores, sobreviven en un sitio sin baño, ni agua potable ni red de alcantarillado.
“Mira que me he cansado de darle quejas al Gobierno y a mí hasta ahora no me han dicho nada”, denunció a Martí Noticias.
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