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El papa Francisco recibió el miércoles la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus, según reportó este jueves el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.
También fue vacunado el papa Emérito, Benedicto XVI, según dio a conocer la misma fuente.
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“Puedo confirmar que como parte del programa de vacunación del Estado de la Ciudad del Vaticano, a partir de hoy, la primera dosis de la vacuna COVID-19 se ha administrado al Papa Francisco y al Papa Emérito”, dijo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede en respuesta a preguntas de los periodistas.
La Santa Sede precisó que, por un problema de privacidad, no se han difundido imágenes del momento en que el papa, de 84 años, fue vacunado.
Francisco recibió la primera dosis de la vacuna en un sector del atrio del Aula Pablo VI, acondicionado especialmente para la ocasión.
También conocida como "Sala Nervi", el Aula Pablo VI es un edificio construido parcialmente en la Ciudad del Vaticano, aunque la parte italiana del inmueble tiene consideración diplomática extraterritorial en favor de la Santa Sede. Desde el pontificado de Pablo VI, se utiliza por los papas como un espacio alternativo a la Plaza de San Pedro para la Audiencia General de los miércoles.
El papa Francisco había anunciado el domingo, durante una entrevista con la estación de televisión italiana Tg5, que planeaba recibir la vacuna esta semana.
El Sumo Pontífice se ha referido a la vacunación como "una acción ética, porque estás jugando con tu salud, estás jugando con tu vida, pero también estás jugando con la vida de los demás".
En su tradicional mensaje de Navidad, el pasado 25 de diciembre, el papa pidió a las naciones que compartan las vacunas para tratar el COVID-19, y alegó que no se pueden construir muros de nacionalismo para detener una pandemia que no conoce de fronteras.
En un signo ajustado a los nuevos tiempos, entregó el tradicional mensaje Urbi et Orbi de forma virtual, desde el interior del Vaticano, donde la pandemia y sus efectos sociales y económicos dominaron el mensaje.
"Que el Hijo de Dios renueve en los líderes políticos y de gobierno un espíritu de cooperación internacional, comenzando por la atención de la salud, para que todos tengan asegurado el acceso a las vacunas y al tratamiento. Ante un desafío que no conoce fronteras, no podemos levantar muros. Todos estamos en el mismo barco", dijo entonces.
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