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El joven cubano Claudio Gaitán Garmendía, residente en Barcelona, intentó entregar este lunes ante el consulado de la isla en su ciudad la misma solicitud que varios activistas entregaran al Parlamento en La Habana el pasado 3 de febrero pidiendo la dimisión del actual ministro de Cultura Alpidio Alonso, pero su encargo no fue bien recibido.
A través de Facebook, Gaitán Garmendía contó su experiencia en la sede diplomática, donde fue atendido por la cónsul que, tras alzarle la voz, finalmente rechazó quedarse con el documento.
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“Hoy entregué en el consulado general de Cuba en Barcelona, la misma solicitud que se entregó al presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y Consejo de Estado en Cuba el día 3 de febrero en #Cuba, para que se impulse el proceso de revocación de la condición de diputado y de miembro del Consejo de Ministro del señor Alpidio Alonso Grau, actual ministro de Cultura”, relató.
En un hilarante relato, donde hace uso de una fina ironía, el joven agradeció el trato recibido en la instalación. “No tengo duda alguna que el extranjero que sea atendido por la misma persona que me atendió a mí, salga con sus deseos triplicados por conocer #Cuba y a l@s cuban@s”, expresó.
Contó que la persona fue capaz de sostener un diálogo afable, donde primó el respeto. Pero no solo fue atendido por este empleado del servicio diplomático cubano, sino que, cuando intentaba presentar su solicitud intervino la cónsul.
“Me hizo saber que ese consulado solo está para realizar trámites migratorios (eso fue lo que entendí, puedo estar equivocado) y tenía que saber que la solicitud que estaba entregando ellos no tenían como procesarla. Me recomendó que le tirase fotos (las que comparto en este post) y que las enviara al email de la Asamblea Nacional del Poder Popular, junto a las firmas”, comentó el joven.
“Reitero, esta vez públicamente, mi agradecimiento a la cónsul por lo que me enseñó hoy, porque la información es poder y yo estaba desinformado, hoy sé que solo puedo contar con ese consulado para trámites migratorios”, dijo con ironía.
“Me pareció que la cónsul se había exaltado producto al intercambio que estábamos teniendo y me disculpé antes de irme porque mi intención nunca fue hacerla sentir así, a lo que me respondió: “No me siento de esa manera, lo que pasa es que usted estaba en esa silla y yo hablo un poco alto, pero es mi tono de voz.” (creo recordar que fue así). Esta experiencia la comparto, para que a nadie más le pase lo que me pasó a mí, que malinterpreté el tono de la cónsul”, continuó.
Gaitán Garmendía también respondió a aquellos que se preguntan “¿Para qué querías presentar esa solicitud?”.
“Lo primero que respondería es: ¿por qué no presentarla, es ilegal? Pero también podría responder haciendo esta reflexión: “Si veo a un ladrón entrar en una casa, tengo el derecho y la opción de hacer una denuncia para que la policía haga justicia. La policía averiguará si era un ladrón o la dueña de la casa entrando con la compra, puedo equivocarme ya que al fin y al cabo soy un ser humano, como todos, imperfecto. Pienso que no debemos hacer justicia por mano propia, soy de esa gente rara que aún confía en las leyes, en los derechos humanos, en la igualdad ante la ley. Por eso, después de ver lo que hizo el Ministro de Cultura en mi país y que unos valientes denunciaran estos actos, decidí brindar mi humilde apoyo, presentando desde aquí (al menos lo intenté) esa misma demanda en representación de parte de la sociedad civil cubana que reside en Barcelona”, explicó.
Subrayó que “Los mecanismos legales deberían de servirle a la ciudadanía para denunciar lo mismo a un ladrón que a un funcionario público que intenta exceder sus funciones con total impunidad. En el proceso, el ciudadano puede estar equivocado o no, el poder judicial debería determinarlo sin estar condicionado porque para eso está la división de poderes”, consideró el joven cubano.
Por último, llamó a los cubanos a superar el miedo a hablar y a expresar el malestar general contra la represión a jóvenes artistas y activistas en la isla. La consecuencia de esa represión es que las personas “se cohíben a decir lo que piensan”, comentó.
“Pero hay algo más y no menos importante, que no sabría ni cómo expresarlo bien, pero se los comparto porque es el sentir de muchas personas (cubanos/as) que en privado me lo han confesado. Personas que se sienten así solo de recrear situaciones en su mente, otras quizás lo han vivido y el conocimiento es empírico, en cualquier caso la consecuencia es que se cohiben a decir lo que piensan. Mientras escribo la memoria de esta experiencia y durante la misma, hablo de un ejercicio ciudadano que debería poder hacer cualquier ser humano en el mundo con total tranquilidad. Aún el MIEDO hace de las suyas en mí e intenta petrificarme, aunque sé que lo que estoy haciendo es normal o debería serlo”, relató.
“Es inconcebible -dijo- que por una simple recogida de firmas para citar a la constitución de mi país y reclamar derechos ciudadanos, es inconcebible que mientras hacía esto y mientras escribo estas líneas, sienta MIEDO por cualquier tipo de represión que puedan tener en mi contra de manera directa o indirecta. Ese MIEDO ahora mismo eleva mis pulsaciones, y también me hace recrear escenarios como los que me dicen cubanos/as por privado: “No podrás entrar más a Cuba”, “Te inventarán una causa como a Carolina Barrero”, etcétera. Y como a mí, lo que más les preocupa a esas personas que sienten y piensan lo mismo, es la represión que pueden tener con terceros, no con uno”, detalló.
“Pero luego me detengo y digo, sería terrorismo de estado hostigar a un ciudadano por decir lo que piensa, por hacer uso de sus derechos, y casualmente ahora se está pidiendo que saquen a Cuba de la lista de países terroristas y eso me tranquiliza, me da fuerzas para seguir haciendo uso de mis derechos como ciudadano. Además, me niego rotundamente a pensar que tengamos que vivir con ese MIEDO, conozco mis derechos y respeto las leyes, pero también sé que la democracia no es el poder de unos por encima de otros, eso sería una dictadura”, aclaró sin desprenderse de la ironía.
“Como ciudadano tengo que respetar las leyes, pero también tengo derechos y los puedo exigir sin temor a represalias. No puede ser que, estando tan consciente de que lo que hago es legal, de que no perjudica la soberanía e independencia de mi país, me sienta de esta manera. Pero, dependerá de cada uno, que podemos superar estos MIEDOS y deseo fervientemente que l@s cuban@s podamos reclamar estas cosas de la misma manera que pedimos el cese del embargo y que retiren a Cuba de la lista de países terroristas”, recalcó.
El más reciente ejemplo de ese miedo que el gobierno de Cuba intenta sembrar ante todo aquel que lo cuestiones es el de la joven artista Carolina Barrero, quien ha sido hostigada por la Seguridad del Estado luego de que entregara la carta pidiendo la dimisión de Alonso en el Parlamento cubano
Barrero publicó en redes sociales que un oficial de ese órgano del Ministerio del Interior, le había “sugerido” que regresara a España, donde reside, mientras espera que las autoridades le den respuesta de una denuncia que ella enfrenta por un supuesto delito de “clandestinidad de impresos”.
Ahora intentan acusarla de un delito prácticamente en desuso, "clandestinidad de impresos", con base en una imagen del Héroe Nacional Cubano José Martí que la historiadora de arte recreó.
Varios artistas de la isla están pidiendo la renuncia de Alonso luego de que el titular, en persona, agrediera a varios jóvenes frente al Ministerio de Cultura el pasado 27 de enero, y luego permitiera que fueran reprimidos brutalmente por agentes de la Seguridad del Estado.
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