A menos de un mes de su celebración, el Partido Comunista de Cuba (PCC) no ha definido si su octavo congreso será presencial o virtual, debido a la pandemia de coronavirus y tampoco ha informado la cifra total de delegados que, esta semana, "estudian, debaten y esclarecen" los documentos que serán debatidos en el cónclave del 16 al 19 de abril próximo, cuando se jubilará políticamente el anciano General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular en 2020 fueron virtuales, pese a que el coronavirus no había alcanzado en Cuba la intensidad en contagiados y fallecidos de enero y febrero, 27, 885, con particular incidencia en niños y adolescentes, con casi tres mil infectados.
Las propuestas a debatir tampoco han sido publicadas, aunque ya Machado Ventura anticipó en diciembre que será el congreso de la "continuidad histórica" y, en los últimos días, Granma ofreció algunas ideas que regirán la máxima cita comunista, como la preparación ideológica frente a la guerra no convencional, perfeccionar la economía centralizada y fortalecer la empresa socialista, como sujeto fundamental, y la unidad de la nación, obviamente en torno al PCC, como premisa para el futuro de Cuba.
"La revolución no se circunscribe a quienes la llevaron al triunfo aquel glorioso 1 de enero, sino a la voluntad y al compromiso de quienes la han hecho suya en todos estos años, y los que continuarán la obra", dijo en diciembre Machado Ventura, que sigue sin aclarar si acompañará a su jefe y protector en la jubilación y dará paso a Roberto Morales Ojeda, su delfín; o a Víctor Gaute López, la apuesta de los renovadores, aunque la guara y subguara tardocastristas no descartan que, al final, surja otro nombre, fruto del pacto entre facciones, incluida la casta verde oliva.
"El relevo de Raúl (Castro) por (Miguel) Díaz-Canel al frente del partido (comunista) se producirá en el peor escenario posible por la complejidad económica, el azote de la COVID-19, las dudas que genera (Joe) Biden entre nosotros, los nuevos desafíos de la contrarrevolución y un grupo de factores internos, debilidades nuestras, que siguen sin resolverse desde el sexto congreso (del PCC)", dijo a CiberCuba un funcionario del aparato partidista, que pidió no ser identificado.
"Pienso que Raúl (Castro) intentará dejar todo ordenado, pero no te oculto que hay compañeros preocupados por la durabilidad de los equilibrios internos que refrende el congreso, si GAESA sigue en su posición de supremacía económica con ordeno y mando, que desgastan al gobierno y al propio partido porque las necesidades de la población son achacadas a ellos y no a los compañeros del MINFAR", matizó.
El fracaso del paquete neoliberal de Marino Murillo Jorge tampoco figura en la agenda del octavo Congreso del Partido Comunista, pese a que un 30% de sus Lineamientos, sigue pendiente de aplicación desde 2011, según datos de Granma, pero habrá que esperar a la información que ofrezcan los medios oficialistas para saber si uno o varios delegados rompen el guion y se hacen eco del notable descontento popular con la Tarea Ordenamiento que -tras múltiples rectificaciones- se ha visto casi reducida a una tasa de cambio de 24 pesos cubanos por un dólar norteamericano y una liberalización insuficiente de nuevas actividades de trabajo por cuenta propia.
En la calle, un dólar norteamericano se está cotizando a 45 pesos y un euro a 50 pesos, según un cambista del mercado informal que detectó, desde hace meses, un apalancamiento, porque "los cubanos estamos guardando dólares y euros por lo que pueda pasar" y porque "las tiendas en MLC están peladas".
Sin embargo, la escasa información oficial deja traslucir nuevas actitudes en militantes comunistas preocupados por temas concretos como la producción de carne de res, casi extinguida y de venta cara en dólares norteamericanos, el reciclaje y, hasta por su futuro personal, una vez concluyan su etapa de dirigente.
El cultivador de camarones y delegado al congreso por la provincia de Granma, Carlos Manuel Castillo Llanes, consideró "oportuno" incluir la producción de carne de res dentro de la nueva propuesta del lineamiento que analizará el congreso, para el desarrollo de la política ganadera en Cuba, donde la carne de vacuno se vende a 18 dólares por kilogramo de bistec de primera, un kilogramo y medio de picadillo condimentado a 23 dólares, según las tiendas digitales Mall Habana y Cubamax.
En el mercado irregular, la libra de carne de cerdo, limpia para bistec, marcó un récord en Holguín, donde se paga a 130 pesos (5.41 dólares norteamericanos al cambio oficial), y cuando el gobierno sigue empeñado en su política de precios topados, persecución de vendedores, aunque recientemente accedió a rebajar en un 35% el precio del pienso que vende a los criadores de cerdo concertados con el estado.
En La Habana, la libra de carne de cerdo, sin limpiar, oscila entre los 72 y 75 pesos (alrededor de 3 dólares), según la tarifa de precios del mercado de 19 y B, en el céntrico barrio del Vedado. La carne de res prácticamente ha desaparecido del mercado informal, debido al incremento de los controles policiales en mataderos, industrias y en la calle.
La delegada por Mayabeque Bárbara Rodríguez Sánchez, doctora en Ciencias del Instituto de Ciencia Animal, propuso que el Lineamiento 193, referido al desarrollo industrial, refuerce el "incentivo de la cultura del reciclaje" entre los cubanos, que soportan notables índices de contaminación ambiental por las deficiencias en la recogida de basuras y la existencia de microvertederos en barrios y pueblos.
Alexander Specht Céspedes, primer secretario del PCC en la suroriental ciudad de Manzanillo, abogó por incluir, en los documentos que apruebe el congreso, la "preservación de las plazas laborales a los cuadros profesionales superen los diez años en el ejercicio", el reglamento actual solo prevé ese privilegio para los dirigentes que se desempeñen hasta dos quinquenios en cargos orgánicos.
Calixto Santiesteban Ávila, primer secretario del Comité Municipal del Partido en Bayamo, pidió "ampliar el espectro de la identificación de las reservas de cuadro a todos los sectores", no solo en los de Educación, Deporte y Salud y señaló que jóvenes profesionales de otros sectores también pueden servir a la organización comunista en diferentes ámbitos.
El miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Abelardo Álvarez Gil, dijo en una asamblea preparatoria del congreso en la provincia de Mayabeque que la preparación ideológica de los dirigentes debe tener en cuenta "la guerra no convencional", los desafíos que imponen las dificultades de recursos, y apeló al ejemplo personal de los cuadros, "como eje motivador para la unidad en el trabajo", aludiendo a la "pureza" que caracteriza a los funcionarios partidistas.
La reflexión de Álvarez Gil responde a la intención represiva, adelantada por Granma, de que el congreso abordará la "subversión político-ideológica" en internet y en redes sociales, a las que definió como "escenario permanente de confrontación con el enemigo".
También en Mayabeque, la secretaria nacional del Sindicato de las Comunicaciones, Marisol Fuentes Ferrer, apostó por un mayor control de las producciones y citó la importancia del trabajo, como fuente de creación de riquezas para el desarrollo de Cuba, cuyo avance económico debe buscarse desde dentro, sobre todo, en el ámbito local, advirtió.
Hace más de seis años, Emilio Duharte Díaz, profesor de la Facultad de Filosofía e Historia, Universidad de La Habana, sostenía que el socialismo en Cuba se encontraba en "una etapa transicional", condicionada por las características de país económicamente subdesarrollado, por la crisis económica interna y por la hostilidad de gobiernos estadounidenses.
Duharte Díaz reconoció que el gobierno de Barack Obama abrió "expectativas de cambios", que representaron "grandes desafíos para el socialismo cubano", con objetivos incumplidos y errores propios; y sugería que su continuidad pasaba por el fortalecimiento de su legitimidad y reconstrucción del consenso, mediante el perfeccionamiento del sistema con nuevas transformaciones internas.
El establecimiento del voto libre, directo y secreto de toda la población para elegir a los delegados a las asambleas provinciales y a los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, ha sido la "reforma política de mayor trascendencia", indicó el profesor de la Universidad de La Habana, al abordar las medidas de los de los años 90, incluidas las transformaciones económicas.
Duharte Díaz calificó el raulato (2015-2018) como la "búsqueda de un nuevo consenso" en Cuba, reflejo de sus avances en la arena internacional, incluidas las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y América Latina, que vinculó a una posible irreversibilidad del proyecto socialista.
Cuando desde la academia, la investigación científica u otros escenarios, algunos colegas aludían a la posibilidad de regresión del socialismo en Cuba, eran vistos por muchos actores políticos como "desviados ideológicamente o agentes portadores de la perestroika y la glásnost", pese a que la debacle del socialismo en Europa del Este ya se había desencadenado y -evocando a Eric Hobsbawm- recordó lo ocurrido en la propia Unión Soviética, una superpotencia con una organización como aquel partido comunista, que contaba con más de 18 millones de militantes.
Granma se remontó 45 años atrás para rememorar el primer congreso del PCC, recordando las bromas a algunos delegados que, por primera vez, se vestían con traje y corbata o elegantes vestidos, pero sin aclarar si los congresistas de abril próximo, al margen de cómo vistan y calcen, se reunirán en La Habana o participarán en el primer congreso virtual del comunismo en Cuba.
La celebración del octavo congreso coincidirá, por decisión del Buró Político, con el 60 aniversario de la proclamación unilateral del comunismo en Cuba y la victoria del castrismo en Playa Girón sobre la Brigada 2506 de exiliados cubanos, entrenada en Guatemala con apoyo de Estados Unidos, que luego negó cobertura área a los invasores.
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