La famosa chef cubana Verónica Cervera ha confesado a CiberCuba que no tiene idea de qué está haciendo que exploten croquetas en Cuba, causando quemaduras importantes entre sus consumidores.
"Normalmente la croquetas se abren porque el aceite no está bien caliente o salta el aceite porque le cae un poquito de agua, pero lo que es inconcebible es que estas croquetas estén explotando y haciéndole esas quemaduras a la gente y llegando hasta el techo", dijo a este portal.
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"La verdad, no tengo idea de qué pueden contener estas croquetas para que aún exploten estando en el plato, según he visto en las redes sociales", añadió.
La autora de libros como La cocina de Vero o Yo cocino latino ha comentado además a CiberCuba que ha estado leyendo con interés la opinión de personas que, como ella, están sorprendidas con la explosión de croquetas en Cuba, que no ha sido recogida por la prensa oficialista, pese a que las víctimas han compartido en redes sociales las imágenes de las quemaduras sufridas con los estallidos.
Como en cualquier debate, las redes sociales se han llenado de opiniones para todos los gustos. Hay quienes aseguran que se debe a que, entre sus ingredientes, llevan cartílagos; otros, a que lleva trozos de hielo atrapados entre la masa y que al hacer contacto con el aceite caliente estallan; otros que se les sale toda la masa y consumen mucho aceite y hasta hay quien comenta que le explotó la croqueta una vez servida en el plato, comenta Cervera.
CiberCuba se ha puesto en contacto con la fábrica de croquetas Prodal, ubicada en Regla, en La Habana, y que se describe en su página web como líder de la industria alimentaria cubana, específicamente en la elaboración de croquetas, aunque también producen perros calientes o hamburguesas y otros derivados de pollo, pescado y pavo.
Este diario les ha preguntado qué puede estar provocando la explosión de croquetas en Cuba, pero al momento de publicar esta noticia no había recibido respuesta.
En principio, la empresa asegura que sus croquetas de pollo, criollas o de pollo-buffet están hechas a base de harina de trigo, agua, picadillo, aceite vegetal, especias, sal común y azúcar y se distribuyen "en bolsas litografiadas de 350 gramos". Además caducan a los 7 días y deben conservarse entre los 2 y los 6 grados.
En países como España, las croquetas congeladas por ejemplo de la marca Acohemar llevan además de carne o pescado, mantequilla, huevos, levadura, almidón, aceite de oliva, antioxidantes, conservantes, leche y sus derivados, cebolla, almidón de maíz y sulfitos. Tienen una caducidad de 12 meses congeladas y entre 2 y 3 días en refrigerador. Además, la compañía advierte de que no contienen colorantes, aclara el número de unidades envasadas, el lote al que pertenecen y el peso (330 gramos). Sin estas aclaraciones no podrían comercializarse.
En su libro La Cocina de Vero, Verónica Cervera comparte la receta de las croquetas preparadas que, según explica, son una especialidad de Miami y se comen al estilo sandwich cubano con jamón, queso, mostaza, ketchup y pan suave.
Además, en su reciente Yo cocino latino, aparece su receta de croquetas de jamón que lleva mantequilla sin sal, cebolla blanca, harina de trigo, leche, pimienta, nuez moscada, jamón Black Forest y serrano, vino seco, panko (pan rallado janponés) y aceite de oliva.
Por su parte, Nitza Villapol, en su libro Cocina cubana no contempla la nuez moscada ni el panko, pero sí les añadía huevo y galleta molida. Además permitía cambiar el vino seco por jugo de limón. La leche, también aparecía en su receta y es justo esto lo que desaparece en la fórmula que utilizan empresas cubanas como Prodal.
Un mal endémico
Para el periodista cubano César Pérez, residente en Boston, el problema no es que estallen ahora las croquetas sino que durante años hayan explotado también las ollas de presión Input, las cocinas de queroseno, las cafeteras cubanas o más recientemente las motos eléctricas.
En declaraciones en el programa Las Mañanas, el escritor Camilo Venegas, residente en República Dominicana, echaba en cara que si estas croquetas explotan en cualquier país civilizado, la empresa que las produce tendría que parar de producirlas; indemnizar a los heridos y dar explicaciones durante una investigación.
El silencio del propio Gobierno ante la explosión de croquetas producidas por el Estado viene a corroborar que en Cuba los consumidores tampoco tienen derechos, añadió César Pérez.
En esta línea, la estudiante de Doctorado en Comunicación en Estados Unidos, Mariela Morales, destacó la desilusión que representa el estallido de croquetas para los propios seguidores del gobernante Partido Comunista que terminan dándose cuenta de que "es difícil comer una ideología que no mantiene la paz", concluyó.
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