La administración de Joe Biden reafirmó este miércoles su apoyo a la democracia y los derechos humanos en Cuba como pilar de la política de Estados Unidos para empoderar al pueblo cubano en la búsqueda de su propio futuro.
Las declaraciones de Washington se producen dos días después de los agrios cuestionamientos lanzados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) contra el informe anual de Estados Unidos sobre derechos humanos en 2020, y marcan un claro punto de fricción en las relaciones bilaterales.
"El apoyo a la democracia y a los derechos humanos en Cuba sigue siendo el pilar de nuestra política para empoderar al pueblo cubano en la determinación de su propio futuro", dijo a CiberCuba un alto funcionario del Departamento de Estado.
El funcionario ratificó las valoraciones expresadas sobre Cuba en el informe presentado la pasada semana por el Secretario de Estado, Antony Blinken, y señaló que "el gobierno autoritario" de La Habana persiste en reprimir "los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como toda disidencia".
También lamentó que el gobierno cubano reprima la sociedad civil independiente mediante detenciones arbitrarias de corta duración y la organización de turbas para contrarrestar el activismo pacífico.
El espaldarazo estadounidense a los activistas y sectores independientes dentro de Cuba ocurre en una encrucijada tensa en el panorama nacional, agravado por la imparable propagación de la pandemia, manifestaciones desafiantes contra la represión policial en el barrio habanero de San Isidro y una oleada de detenciones a líderes opositores y periodistas.
Mientras, en Santiago de Cuba, al menos una veintena de activistas, liderados por el líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), José Daniel Ferrer, han movilizado la atención internacional con una huelga de hambre para protestar contra la represión policial en la isla.
El reporte estadounidense apuntó que Cuba ha aprovechado las restricciones impuestas durante la pandemia para aumentar la represión contra la oposición y la prensa independiente en el país.
En respuesta al documento, el MINREX convocó este lunes al Encargado de Negocios de la embajada de EE.UU en La Habana, Timothy Zúñiga-Brown, y emitió una airada nota por lo que consideró "alegaciones engañosas y politizadas que sobre Cuba realizó el Departamento de Estado".
El gobernante Miguel Díaz-Canel también rechazó el informe con acritud, calificando de “indigna, inmoral y mentirosa” la mención a Cuba.
Las quejas ante Zúñiga-Brown fueron presentadas por el Director General a cargo de EE.UU, en el MINREX, Carlos Fernández de Cossío.
En las declaraciones a CiberCuba el funcionario del Departamento de Estado restó importancia al incidente, y dijo que los diplomáticos estadounidenses se reúnen regularmente con representantes cubanos para tratar asuntos de interés nacional de Estados Unidos, incluyendo los derechos humanos.
Sin embargo, la llamada a consulta a Zúñiga-Brown fue la primera convocatoria pública al MINREX de un diplomático estadounidense desde la toma de posesión de Biden, en momentos en que Washington dice estar enfrascado en una revisión profunda de la política hacia Cuba, pero no da señales de un cambio inmediato de las sanciones impuestas en la administración de Donald Trump.
Cuando van a cumplirse los primeros 80 días de Biden en la Casa Blanca, ninguna de las medidas que el mandatario anunció como prioritarias respecto a Cuba durante su campaña electoral han tenido resolución.
La embajada estadounidense en La Habana sigue limitada en sus operaciones consulares, sin poder procesar los casos de reclamación familiar, mientras que permanece congelado el envío de remesas y prohibidos los vuelos comerciales desde Estados Unidos a aeropuertos del interior de la isla.
La Casa Blanca ha hecho ostensible que Cuba no está en el foco de las prioridades en política exterior. En los más de 70 intercambios virtuales, contactos y llamadas telefónicas que Blinken ha sostenido con cancilleres y líderes políticos de países vecinos y aliados, y representantes de bloques regionales, no ha figurado Bruno Rodríguez-Parrilla, su homólogo a 90 millas del territorio estadounidense.
Una señal simbólica del eventual estado de paralización en las relaciones bilaterales es la situación de la embajadora cubana en Estados Unidos, Lianys Torres Rivera, quien llegó a Washington a principios de enero para sustituir en el cargo a José Ramón Cabañas. Torres no ha presentado aún sus cartas credenciales ante la administración Biden.
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