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Creció en Lutgardita o Lugardita, como le conocen muchos, uno de los barrios más pobres de La Habana, ubicado en la periferia de Boyeros, donde en los últimos siete años han muerto al menos cuatro conocidos suyos.
"Los vecinos se matan entre ellos", comenta esta cubana que prefiere no identificarse.
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A sus poco más de 30 años, cuenta a CiberCuba que hace unos diez días murió en Lugardita un hombre de unos 40 años, padre de dos niñas pequeñas, conocido en el barrio como "El Mony", que falleció de una pedrada en la cabeza, recibida durante un altercado con dos conocidos, vinculados a una de las familias más conflictivas de la zona.
"Ya eso venía de atrás. Esa familia en Lugardita es un conflicto total y la Policía no hace nada y nadie hace nada. El señor que mataron iba para su trabajo. Era una persona joven y dicen que uno de los asesinos le pasó por el lado y le dijo: 'Ahora vengo para acá' y se fue a buscar cuchillos y machetes. El amenazado no se fue para ningún lado. Se quedó. Lo empezaron a atacar dos. Se defendió como pudo. En lo que estaba peleando con uno, el otro vino por atrás y con una piedra le abrió la cabeza. Dicen que le abrió un hueco y se le veía todo y sangre, y sangre y sangre. Cuando los vecinos intentaron socorrer al herido, les fueron para arriba hasta que se lo llevaron para el hospital. Estuvo ingresado como 15 días y finalmente falleció. Con dos niñas chiquitas...", lamenta.
La primera muerte violenta que recuerda "fueron dos muertes el mismo día". Ocurrió un Día de las Madres hace ya 7 años. "Dos amigos que andaban juntos, que eran como uno, en medio de la tomadera, hubo un malentendido y uno mató al otro", explica a CiberCuba.
Al parecer, la víctima llegó a su casa y encontró a su mujer con un amigo. La chica salió corriendo llena de sangre a pedir auxilio. Su primo la vio y sin preguntar, cogió un bate y mató a su amigo, creyendo que su amigo había maltratado a su prima.
"Ese mismo día, a la misma hora, un hombre le cayó a golpes a la mujer en Lugardita y a ella le dio un infarto y se murió. Los dos se murieron junticos en el policlínico. Uno al lado del otro (el joven apaleado a batazos) y la mujer maltratada.
"Al hombre que mató a la mujer, le dieron la libertad a los cuatro meses porque según la autopsia, él no la mató: se murió de un infarto", añade.
La tercera muerte de Lugardita fue hace un año nada más. "Dos amigos andaban juntos. Hay muchas versiones. Dicen que la mamá de uno le debía un dinero al otro de un negocio que habían hecho. El vivo le dijo al muerto: 'Oye, voy a cobrar el dinero que tu mamá me debe'. El muerto fue para su casa a preguntarle a su mamá y ella le dijo: 'Ve y mátalo, que yo te subo la jaba'. El difunto salió con un cuchillo a matar al otro y se cayeron a puñaladas entre los dos. Al que quedó vivo le dieron puñaladas hasta por la cabeza. La mamá del muerto, la tía y la prima salieron y lo aguantaron. Las tres ahora mismo están presas. Se cree que ella fue la que mató a su propio hijo. Por favor, si usted va a hacer este reportaje, que mi nombre no salga porque me voy a buscar problemas y estos son temas delicados".
Aunque la prensa estatal cubana no se hace eco de los crímenes en Cuba, las estadísticas oficiales apuntan a que entre 2017 y 2018 se registraron en la Isla 516 defunciones (de ambos sexos) provocadas por agresiones. Hay otros 274 fallecimientos clasificados como "eventos de intención no determinada", según el Anuario Demográfico Cubano de 2019, publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas de Cuba (ONEI).
Sólo en las últimas dos semanas hemos tenido noticias de una mujer embarazada apuñalada por una vecina en un pueblo de Baracoa y un feminicio en Holguín. Ninguno de estos dos sucesos ha aparecido en la prensa afín al Partido Comunista de Cuba.
Lugardita, un barrio marginado
La persona que relata a CiberCuba el clima de violencia que se respira en Lugardita llegó con unos 7 años a vivir con su mamá en un albergue de este barrio, luego de ser desalojada por segunda vez de un solar de La Habana.
Lleva más de 20 años esperando a que el Gobierno cubano le dé una casa a su familia, que ha tenido que adaptarse a las peleas y ajustes de cuentas del barrio.
Tuvo que acostumbrarse también a vivir en una casa con un baño que se llena de lombrices "cuando llega la temporada"; a las aguas albañales que a menudo corren por todo el barrio sin que ninguna autoridad mueva un dedo para solucionar el problema y lo principal: en Lugardita casi nunca hay agua potable. Los vecinos, durante años, han llenado sus cubos en un chorro, que ha causado muchas "fajazones" en el barrio.
Tras una visita de Silvio Rodríguez en 2011, el cantautor denunció que Lugardita es un barrio "con amor, pero sin agua". Las autoridades se sintieron aludidas y arreglaron un tanque que tardó nada y menos en volver a romperse. Y así, pasan los años en esa zona de La Habana profunda, donde los conflictos se resuelven cuchillo en mano.
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