El artista cubano Lázaro Saavedra llamó torpes, vándalos y abusadores a los responsables de haber ejercido una brutal represión sobre el líder del Movimiento San Isidro (MSI), el artivista Luis Manuel Otero Alcántara.
En un post publicado este martes en su página de Facebook, el artista conceptual puso al régimen frente al espejo para que se viera reflejado en su comportamiento represivo contra el activista en los últimos tiempos, y en especial desde que hace una semana se declarara en huelga de hambre.
“Si la huelga de LMOA fue una farsa ¿por qué todavía está hospitalizado? ¿Por qué tuvieron que hidratarlo? Denle el alta y su teléfono. ¿Si llegó caminando acaso no se puede ir caminando con su ‘excelente’ papelito de los resultados de los análisis?”, se preguntó uno de los artistas más importantes de la contestataria y vanguardista generación de los 80.
Son las mismas preguntas que se hace buena parte de la sociedad civil independiente que sigue consternada los acontecimientos relacionados con la huelga de hambre del artista, y que manifiesta de manera creciente en las últimas 48 horas su preocupación por el estado de salud del artista y su ilegal situación de incomunicación.
Analizando la actuación de la Seguridad del Estado en el caso de Otero Alcántara y su huelga de hambre y sed, Saavedra consideró que la propia maquinaria represora del régimen había sido la principal responsable de la crisis generada, a juzgar por las decisiones que tomó y las actuaciones que llevó a cabo.
“Lo hubieran dejado hacer su performance del cepo en su vivienda y ahora no estaría en huelga de hambre y sed”, razonó Saavedra para a continuación llamarlos: “¡Torpes!”.
El allanamiento de la vivienda de Otero Alcántara el pasado 17 de abril buscó interrumpir el proceso de creación de un performance del artista en el que se sentaba durante un tiempo determinado en un garrote vil, invitando a los represores del régimen a que hiciesen girar el tornillo para acabar con su vida.
Al mismo tiempo que impedía el desarrollo del performance, la policía política detenía violentamente al artista y a la rapera Áfrika Reina, que se encontraba participando de la acción plástica. No solo fueron sacados a la fuerza y llevados detenidos, un grupo de represores entró a su vivienda y arrampló con las pinturas que el artista había preparado para una exposición, el pasado 4 de abril.
La cámara de un móvil captó la evidente saña con que salieron estrujando y destrozando las pinturas del artista, al mismo tiempo que gritaban las gastadas consignas de siempre. “No le hubieran robado y estrujado sus pinturas y ahora no estaría en huelga de hambre y sed”, apuntó Saavedra para llamarlos esta vez: “¡Vándalos!”.
Por último, Saavedra reflexionó sobre las amenazas que le hicieron dos supuestos “delincuentes” a Otero Alcántara en la última ocasión que lo retuvieron ilegalmente por horas en un calabozo, unos hechos que el propio artista denunció y señaló como detonantes de su huelga de hambre y sed.
“No lo hubieran puesto en un calabozo del Cotorro con el ‘delincuente bueno y el ‘delincuente malo’ y ahora no estaría en huelga de hambre y sed”, insistió Saavedra para finalmente definirlos como: “¡Abusadores!”.
Artista de una agudeza y un humor corrosivo, con un fino manejo del sarcasmo político, utilizado para criticar la censura del régimen y para ironizar sobre la condición de artista, Saavedra recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2014 de manos de unas instituciones a las que siempre puso en tela de juicio, causando polémica por su aceptación del reconocimiento oficialista.
Relativamente apartado de los focos mediáticos desde entonces, Saavedra ha dedicado ahora una meditación sobre los últimos acontecimientos relacionados con Otero Alcántara. Una reflexión que terminó refiriéndose al desconcierto de algunos que confunden “delincuencia con marginalidad”.
“A propósito... No todos los marginales son delincuentes, ni todos los delincuentes son marginales. Tenemos delincuencia de cuello blanco, verde y todos los colores. Los métodos represivos que utilizan la violencia física y psicológica delinquen de la misma forma que un vulgar delincuente”, concluyó Saavedra.
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