Dos agentes de la Policía política del Partido Comunista de Cuba, vestidos de civil, vigilan la casa del rapero Denis Solís, condenado por el Tribunal Municipal de la Habana Vieja, en un juicio sumario, a ocho meses de privación de libertad por un supuesto desacato a un policía que invadió su vivienda sin orden judicial y que lo grabó con un teléfono.
Los agentes de la Seguridad del Estado permanecen apostados en la zona vigilando quién entra o sale del edificio donde vive Denis Solís, en el barrio de San Isidro, en la Habana Vieja.
Pese a que Denis Solís está en prisión, su familia está sometida a una vigilancia constante e incluso sus vecinos han sido interrogados y han recibido la recomendación de romper relaciones con ellos así como la prohibición de recibir visitas.
El operativo contra las casas de Denis Solís y Luis Manuel Otero Alcántara se organiza desde un antiguo almacén de comida, ubicado en las calles Paula y Cuba, que el ex historiador de La Habana, Eusebio Leal, reconvirtió en su momento en sala Polivalente.
Ahora es un centro logístico, desde donde la Seguridad del Estado organiza a los participantes en actos de repudio, guarda motos y vehículos policiales o de agentes paramilitares y distribuye las cajistas de comida que suministra al aparato represivo y a jóvenes orientales reclutados del Servicio Militar.
Solís está preso en la cárcel del Combinado del Este, en un área conocida como Zona Cero. Recientemente el rapero rompió su silencio luego de permanecer incomunicado con su familia por voluntad propia. Lo hizo en respuesta a la obligación impuesta por las autoridades penitenciarias de hacer las llamadas telefónicas desde un edificio de oficinas, donde los funcionarios entran y salen a diario y donde no sólo corría el riesgo de contagiarse de coronavirus sino también de que sus conversaciones fueran grabadas.
La Seguridad del Estado no pierde de vista que el encarcelamiento de Denis Solís el 9 de noviembre de 2020 desencadenó en la huelga de hambre de 14 activistas en Damas 955, en el barrio San Isidro, que fue interrumpida violentamente por presuntos médicos.
Este allanamiento de la casa de Luis Manuel Otero Alcántara, del 26 de noviembre, provocó a su vez la manifestación de varios centenares de artistas cubanos frente a la sede del Ministerio de Cultura, en La Habana. Es lo que hoy se conoce como Movimiento 27N.
El caso Denis Solís
Sobre el caso de Denis Solís, el abogado cubano Edilio Hernández, del Grupo Jurídico Ayuda Ciudadana, ha señalado en un dictamen al que ha tenido CiberCuba que "estamos en presencia, realmente, de un asunto penal, debido a las acciones derivadas cuando un oficial de la PNR viola el domicilio ciudadano de Denis Solís y éste, en su defensa, lo agrede y ofende de palabra en legítima defensa pues después de conminarlo a que se marchara éste no lo hace e ilegalmente y sin consentimiento del sancionado comienza a grabarlo con su celular usando ilegalmente esta prueba para acusarlos de desacato y condenarlo injustamente a ocho meses de privación de libertad".
Asimismo, Hernández destaca que "al no poderse revisar la sentencia del Tribunal Municipal (por celebrarse un proceso sumario abreviado, donde nunca entregan la sentencia a las partes) no se puede combatir jurídicamente con la mejor claridad al desconocer lo valorado por la Sala de Juicio. No obstante, los testimonios aportados por los familiares, así como la documentación audiovisual se puede apreciar que ciertamente el encausamiento y sanción por desacato al joven músico Solís González es todo un entramado ilegalmente urdido y planificado para ponerlo en prisión y que no pudiera continuar ejerciendo su derecho constitucional de libertad de expresión y reunión, cuando participaba como activista en el Movimiento Artístico San Isidro de la Habana Vieja, recibiendo constantemente acoso policial y político".
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