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El Tribunal de Comercio de Casablanca falló esta semana contra Mohamed Zehraoui, un empresario de Marruecos quien en adelante no podrá usar el nombre Habanos S.A. para comercializar sus “cigarros puros 100% marroquíes”.
La historia se remonta al 2011, cuando Zehraui encontró un resquicio legal e inscribió el nombre de Habanos S.A. en el Registro de Comercio de Casablanca, aprovechando que la corporación cubana del mismo nombre no tenía registrada la marca en la nación magrebí.
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Sus puros se nombran Premium, Roberto, Corona, Romeo, entre otros; y el nombre de Habanos S.A. aparece tanto en el logo de las cajas como en las vitolas.
Desde entonces, Cuba denunció a la firma por piratería y competencia desleal en tres ocasiones, pero los tribunales marroquíes siempre le habían dado la razón a su empresario.
“Los cubanos venden marketing e historia. Yo aseguro que mis cigarros son tan buenos o mejores que los suyos: entre otras cosas, porque dispongo de mayores facilidades para la compra internacional de los abonos. Y además, ellos les ponen perfumes a sus cigarros, y nosotros no”, dijo en cierta ocasión.
El pasado lunes, el Tribunal de Comercio de Casablanca anuló el nombre inscrito en 2011 en el Registro de Comercio, exigió que se borrara el nombre "Habanos S.A." de la Oficina Marroquí de Propiedad Industrial, y ordenó al empresario titular que publicara el fallo en dos diarios de tirada nacional, uno en árabe y otro en francés.
Esta misma semana, en paralelo al fallo del Tribunal de Comercio, otro tribunal penal de Casablanca condenó a una multa de 40 millones de dirhams (4 millones de euros) a la sociedad de Zehraoui por diversos delitos relacionados con el impago de derechos de importación, la inexistencia de registros contables y la no declaración de producción, según el fallo que reveló el diario digital Medias24.
La Sociedad Marroquí de Tabaco no solo denunció a Zehraoui por el uso del nombre, sino también por un supuesto delito de fraude y falsedad, pues alegan que en las propias fábricas no había rastro alguno de actividad.
La prensa destaca que Zehraoui siempre fue muy esquivo ante las preguntas concretas: decía que sus campos de tabaco estaban "en el norte de Marruecos" y que su fábrica se encontraba en un barrio de Casablanca.
“Nadie pudo ver nunca ni los campos de tabaco ni las fábricas. Al final, queda en el aire la sospecha de que todo se redujo a un nombre”, concluye la agencia Efe.
“Les hemos obligado a cerrar ya una vez su Casa del Habano en Casablanca, y lo vamos a volver a hacer"
En 2019 Zehraoui pasó a la ofensiva y comenzó a fabricar sus propios puros localmente y a ofrecerlos a tiendas de alto standing. Zehraui, cuyos principales clientes son EE.UU., los países árabes del Golfo y China, produce tabaco cultivado en su país, tras haber recibido asesoramiento de expertos de República Dominicana, Honduras y Alemania, y asegura que tiene capacidad para obtener 200 000 unidades al año.
Fue más allá cuando denunció a La Casa del Habano en Casablanca, por considerar que “usurpaba” el nombre que él había registrado. “Les hemos obligado a cerrar ya una vez su Casa del Habano en Casablanca, y lo vamos a volver a hacer”, advirtió en 2019.
Zehraui se defendía contratacando, y alegaba que Cuba no puede seguir apoyando al movimiento independentista saharaui. “Si algún día rompen con el Polisario, pues yo le quito el nombre a mi compañía”, decía.
Aunque los tribunales marroquíes le dieron la razón en un primer momento y emprendieron acciones contra La Casa del Habano, la Sociedad Marroquí de Tabaco (SMT), mayoritaria en el sector -y con el apoyo de Habanos S.A.- comenzó entonces una paciente batalla judicial que acaba de dar sus frutos.
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