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El gobierno cubano prohibió la fabricación, importación y el uso de drones en el país, donde solo podrán utilizarse estos equipos con fines de aeromodelismo o trabajos aéreos específicos y siempre bajo la tutela de una empresa estatal perteneciente al conglomerado militar GAESA.
El Artículo 3.1. de una resolución publicada en la Gaceta Oficial el miércoles señala que queda prohibido "el empleo y la fabricación de aeronaves no tripuladas, así como su importación y la de sus componentes, partes y piezas, para uso distinto al aeromodelismo y al trabajo aéreo".
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De acuerdo con la regulación, los miembros del Club de Aviación de Cuba mayores de 18 años son los únicos autorizados para utilizar drones en aeromodelismo (uso recreativo o deportivo).
Precisa, además, que el "trabajo aéreo" consiste en la filmación de eventos, observación y patrulla, búsqueda y salvamento o inspección de aeródromos, entre otras actividades que deberán ser aprobadas por el grupo empresarial estatal Geocuba, perteneciente a GAESA.
"Se considera aeronave no tripulada para uso en trabajo aéreo, a aquellas que se utilizan en servicios especializados, en interés de la agricultura, la construcción, el levantamiento cartográfico, la filmación de eventos, observación y patrulla, búsqueda y salvamento, inspección de aeródromos, lucha contra peligros aviarios, anuncios aéreos, nuevos programas y otras formas de captación de imágenes", detalla la publicación.
Mientras Geocuba es el único que puede autorizar "la importación y exportación de aeronaves no tripuladas y sus componentes, partes y piezas para trabajos aéreos, así como la fabricación, el mantenimiento, el empleo y la prestación de servicios asociados", fungirán como órganos de consulta obligada los ministerios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), del Interior y de Comunicaciones, subraya la resolución.
El uso e importación de drones estaban prohibidos en la isla, aunque no existía una regulación al respecto.
Desde 2017 la Aduana General de la República advirtió que importar drones a Cuba "no estaba prohibido", pero que esa normativa estaba "sujeta a revisión y decisión definitiva"; y que agradecía "a los pasajeros que viajen al país, abstenerse de importar este tipo de medios" con el fin de evitar cualquier molestia.
Un año después, en la Plaza de la Revolución de La Habana apareció una señalización que advertía a los interesados en tomar imágenes aéreas del lugar con drones, que esa actividad estaba absolutamente prohibida.
Las aeronaves no tripuladas no podrán volar sobre concentraciones de personas, actos públicos y en horarios nocturnos sin autorización, en zonas militares, a menos de ocho kilómetros alrededor de los aeropuertos, pistas de aviación y otras áreas establecidas por las autoridades.
Quienes incumplan estas restricciones serán sancionados con multas de entre 2,000 y 5,000 pesos; y les será confiscado el dron.
A quienes intenten ingresar estos equipos al país por sus puertos o aeropuertos, estos les serán retenidos por la Aduana General si el portador carece del permiso de importación o exportación.
El gobierno afirmó que tal resolución surge luego de la "constante evolución tecnológica de aeronaves no tripuladas y su empleo en la sociedad por personas naturales y jurídicas", y señala que estas representan "riesgos para la navegación aérea, la seguridad nacional, el uso del espectro radioeléctrico y la privacidad e integridad de las personas", por lo que se hace necesaria su regulación.
En 2016, el ciudadano canadiense Chris Hughes fue arrestado y enviado a prisión 14 días, por volar uno de estos aparatos en la Plaza de la Revolución.
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