Tardocastrismo continúa cegato ante el 11J

Cuba tiene ansia de democracia y libertad porque los cubanos saben que es la fórmula única de emprender el camino de la riqueza y la justicia social


Este artículo es de hace 3 años

El tardocastrismo ha acusado el mameyazo del 11J de la peor manera posible: Reprimiendo, mintiendo y con soluciones viejas a un problema cualitativo que no resolverá con limosnas ni con iniciativas infantiloides como las flamantes Brigadas Juveniles de Trabajo Social (BJTS), que solo conseguirán hacer perder el tiempo docente a universitarios y sus profesores, algunos embarazos deseados y no deseados; sin erradicar a pobreza estructural que asola a Cuba.

Cuba tiene ansia de democracia y libertad porque los cubanos saben que es la fórmula única de emprender el camino de la riqueza y la justicia social; para la mayoría de los empobrecidos, el socialismo y el comunismo son sinónimos de hambre, cárcel, inxilio y exilio.


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Si el capitalismo y su peor vertiente neoliberal, Estados Unidos, son tan malos, ¿porqué el tardocastrismo se desvive por las remesas de la solidaria y maltratada emigración cubana?; si los dólares norteamericanos pagaron la rebelión del 11J, como cantan los bardos afiebrados del desastre, el digno gobierno humilla a los empobrecidos, manteniéndolo como valor referencial en bancos y tiendas?; si los pobres del mundo tienen derecho a manifestarse contra sus empobrecedores, porque los cubanos no pueden protestar contra sus verdugos?

El tardocastrismo si quiere sobrevivir y salvar la honrilla de cara a la democracia, deberá afrontar el desafío facilitando una transición pacífica y ordenada, abandonando la fantasía de perpetuidad y sujetando a los ladrones que lo habitan para que no caigan en la tentación de hurtar a los cubanos lo que es de todos; el castrismo fue hábil socializando derrotas y privatizando victorias del invicto; pero la sensibilidad popular no se dejará robar por los piñateros de Rodríguez López-Calleja y otros mercenarios anexionistas que parasitan el aparato.

Como la guayaba de rebelión popular instigada y pagada por Estados Unidos no caló ni en el cuerpo de Auxiliares de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR); ahora el tardocastrismo intenta- baldíamente- desvirtuar el grave delito del presidente Díaz-Canel llamando a una guerra civil entre cubanos, presentar a los represores de la Brigada Especial y paramilitares como víctimas y no victimarios, que es su condición única y ha puesto al canciller Rodríguez Parrilla a contar mentiras tralará, como quedó evidenciado en su versión sobre su charla telefónica con su homólogo de Canadá.

Solo un cobarde torpe como Bruno tiene la ocurrencia de mentir para incomodar a Canadá, cuyo gobierno remoloneó sin cesar para condenar la represión tardocastrista del 11J y ha conferido al escándalo de los ataques sónicos un tratamiento de bajo perfil; con ministros como el canciller y algunos más, Díaz-Canel tiene allanado el camino de la derrota final.

Rogelio Polanco, otro que bien baila, está desatado como gobbeliano y no hay día que la prensa subordinada no regale una joya para la antología del disparate y la mentira; lástima que en Tokio 2020-21 no haya competición de guayaberos, con el jefe ideológico del partido comunista, harían podio.

En el fondo, el tardocastrismo solo está muriendo con su propia medicina, cuanto golpe blando jaleó en América Latina se ha convertido en boomerang, cuanto joven latinoamericano aplastado por las policías de Chile y Colombia abrió la edición estelar del noticiero, se multiplicó en miles de cubanos, cuanto represor extranjero ocupó espacios en la propaganda mentirosa, devino en milico de la Brigada Especial y lúmpenes paramilitares armados con la sinrazón de bates, palos y cabillas.

Cuantas veces usaron a los hambrientos y enfermos del mundo para apuntalar su derrumbe, solo estaban incubando a Cuba hambrienta y rota por coronavirus con cinco vacunas pagadas por Irán y sin jeringuillas, dengue, enfermos crónicos sin medicinas, hospitales y centros de internamiento desbordados, mientras hoteles de lujo y casas de protocolo permanecen cerrados a cal y canto porque la casta verde oliva y enguayaberada no soporta a los pobres, les molesta su sudor y sus ojos angustiados intentando vislumbrar el futuro en medio de prolongados apagones.

Cuantas veces jalearon los resortes y estímulos morales frente al confort material burgués y parásito en el que viven todos ellos; solo estaban alimentando el 11J porque es mentira que hayan echado su suerte con los pobres de la tierra, ni siquiera el arroyo de la sierra les complace más que el mar.

Los zares fueron liquidados por los bolcheviques por su desprecio hacia a la chusma proletaria; todas las recetas puestas en prácticas por los señores feudales del oeste de La Habana caducaron hace muchos años y más valdría a Díaz-Canel y su coro emprender penitencia hasta Rincón y postrarse ante el San Lázaro de la parábola del rico Epulón, en vez de andar haciendo el ridículo en organopónicos, emulando a Pinocho.

Cuba es pequeña, La Habana tiene incómodas vecindades como las de La Corbata y El Romerillo con La Coronela, Atabey y Siboney; los empobrecidos y apaledos portadores del rico germen de la libertad y la democracia son mayoría frente a la casta residual de burócratas pancarteros, ya huérfanos de papá Fidel, de ideas y de vergüenza.

Los problemas de Cuba solo se resuelven con libertad y riqueza y el tardocastrismo sigue marchando contra la sensatez y esos millones de cubanos anónimos, nobles y despreciados que primero revolcaron la Tarea Ordenamiento y el 11 de julio de 2021 demostraron que las destrozadas calles no son de los revolucionarios, sino de todos los cubanos.

Agravar la crisis terminal, evidenciada el 11J, con parches temporales como las migajas de Viet Nam, Rusia, México, Venezuela y el Caricom es solo contratar una muerte a plazos, que son las más dolorosas; Cuba tiene capital humano y recursos, incluido el sobredimensionado sector estatal, para vivir en libertad, prosperidad y justicia social, el problema es el comunismo de compadres, reacio a abrazar la democracia porque saben que perderían abrumadoramente.

Hace poco, el erróneo Díaz-Canel retaba a Joe Biden: ¡Quítame el bloqueo y verás lo que soy capaz de hacer!; empiece por casa, Don Miguel, libere a los cubanos, empezando por los miles de presos del 11J, y verá lo que son capaces de hacer los ciudadanos libres, que ahora solo acumulan desprecio y burlas hacia usted que, pudiendo ejercer de doctor en ciencias; sigue ofuscado en hacer de Dr. Liendre; de todo sabe, de nada entiende...

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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