Usuarios en las redes sociales denunciaron esta semana el desalojo de familias en el poblado costero El Ramón de Antilla, en la oriental provincia de Holguín, como parte de un ambicioso plan de desarrollo turístico en la zona liderado por Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA).
En las plataformas digitales, comenzaron a compartirse, fotografías y videos en los que efectivos del Ministerio del Interior allanaron viviendas con la intención de desplazar por la fuerza a las familias que aún quedan en El Ramón. Pero esta migración a cambio de hoteles que no benefician a la población cubana se gestó en 2017.
Ese año, el gobierno de Cuba aprobó un plan de ampliación de la planta turística hotelera para la provincia de Holguín donde, según declaraciones del primer ministro Manuel Marrero Cruz, entonces ministro de turismo, “la decisión más importante es el desarrollo de la península del Ramón de Antilla”, con capacidad para, al menos,19 mil habitaciones.
Desde entonces, la suerte de los lugareños está echada.
¿Qué está pasando en El Ramón de Antilla?
“El Ramón de Antilla está en estos momentos invadido por boinas rojas, negras, pues GAESA está construyendo varios lujosos hoteles en sus playas, y no quieren a sus residentes, mi familia, cerca”, denunció el pasado 5 de octubre Alexander Silva en Facebook y pidió solidaridad para evitar que los desalojaran.
A Silva le siguieron otros que publicaron videos del momento en que intentaban desalojar a familias del Ramón. Fuerzas represivas y dos buses parqueados para transportarlos aguardaban en el terraplén que atraviesa el caserío.
En uno de ellos, se escucha a una mujer decir que ese barrio fue construido para honrar a Camilo Cienfuegos y que están destruyendo su legado en ese pueblo. En otro video se observa a un grupo de gente muy humilde gritando “Yo soy Fidel”. Estos últimos están convencidos que lo que está sucediendo con ellos se debe a que Fidel Castro ya no está, pues si estuviera, no lo permitiría.
“Después de ese día se han tranquilizado”, dijo Silva en referencia a la repercusión del intento de desalojo por parte de las fuerzas represivas.
“Las personas tienen miedo hablar -dice un nativo del Ramón a CiberCuba-; han citado a varios de los que se manifestaron y han despedido a algunos que trabajan en la construcción de los hoteles”.
En El Ramón vivían alrededor de 60 familias en total. Según testimonios de antillanos con los que CiberCuba ha podido conversar, aproximadamente 30 familias permanecen aún en el lugar.
La península del El Ramón de Antilla es una comunidad costera de poco más de un millar de habitantes ubicada en la Bahía de Nipe, a 100 km de la ciudad de Holguín. La agricultura y, fundamentalmente, la pesca son el sustento de los pobladores en ese pedazo de oasis virgen, hasta que llegó GAESA.
Es, además, un área natural protegida por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, por sus especies exóticas y endémicas, y hábitat del Cerion alberti, molusco "único en el mundo", según Loiza González Collazo, titular del CITMA en la provincia. Los hoteles proyectados hasta la fecha no poseen la clasificación de ecológicos como las Villas Balcón de Viñales o Loma Esmeralda; al menos, no se han anunciado como tal.
El estado construyó un complejo de apartamentos en Antilla para alojar a las familias del Ramón, a 20 kilómetros del lugar donde habían vivido por generaciones. A la nueva comunidad la nombraron “Camilo Cienfuegos”, para retener el simbolismo de la construida en El Ramón por el Héroe de Yaguajay, de donde pretendieron desalojar a sus moradores el pasado 5 de octubre, según reportes de holguineros.
Motivados por las mejores condiciones constructivas de los inmuebles, algunas familias se mudaron voluntariamente. Otras prefirieron no hacerlo y, por esa razón, se encuentran bajo acoso.
¿Cuándo comenzaron los problemas?
Bastó con que ese holding capitalista, propiedad del alto mando militar cubano llamado GAESA, pusiera sus ojos en esta península virgen del municipio costero de Antilla, para que la vida de sus pobladores se tornara insostenible.
Algunos de los que voluntariamente cedieron su casa y sus tierras costeras a GAESA pensaron que estaban haciendo un negocio redondo. Cambiaban una casa vieja por una nueva. Para septiembre de 2020, de 288 viviendas planificadas para el reasentamiento, “130 fueron recibidas por pobladores de El Ramón, favorecidos grandemente en muchos casos, y ese proceso continuará”, según el diario Juventud Rebelde.
Sin embargo, las nuevas moradas quedaban distantes de su principal medio de subsistencia, la pesca, y en estos momentos algunos se sienten arrepentidos de haber dejado su comunidad y su trabajo. La experiencia de los que ya se fueron ha hecho que quienes aún viven en El Ramón no se quieran ir. “Si los sacan de allí, ¿de qué van a vivir?”, se pregunta Silva.
Al principio, confirma Silva a CiberCuba, las autoridades les aseguraron que tendrían trabajo garantizado en el nuevo polo turístico, sin embargo, y aunque es cierto que “a algunos les han dado trabajo en el hotel que ya construyeron”, la mayoría no ha podido obtener empleo en ellos.
“Esa es una comunidad humilde -dice otra fuente desde Antilla- la mayoría de la gente no tiene mucha preparación, y esa fue precisamente la excusa de no darles trabajo en el hotel”.
Nombrado Baracutey 59, este primer hotel estaba previsto para culminar su construcción en 2020, según anunciara el Grupo militar Gaviota, también propiedad de los militares, y su costo se proyectó en 161 millones de dólares, de acuerdo con una investigación de El Toque. A inicios de este año comenzó a brindar servicios al turismo internacional.
No obstante, “la mayor parte de la fuerza de trabajo la traen a diario en guaguas desde Nicaro, Mayarí, Banes, Holguín”, según el testimonio de Silva quien es del criterio que “a la comunidad no la beneficia en nada, pues solo a unos pocos le han dado trabajo en la construcción”.
GAESA pretende aislar a los habitantes del Ramón
Otro de los problemas que enfrentan los pobladores del Ramón, cuyo asentamiento se ubica a dos kilómetros del lujoso hotel, es que “les han quitado el transporte público y no les permiten utilizar ningunas de las guaguas de GAESA” para trasladarse del Ramón a la cabecera municipal, dijo Silva. También les han cerrado comercios para irlos asfixiando y aislando lentamente hasta que no les quede otra alternativa que salir de su comunidad, agrega.
Comenta un lugareño que un alto jefe militar aseguró a los vecinos que había que limpiar la zona para poder construir hoteles, y al que se negara a irse del Ramón, le derribaría su casa con bulldozers, si era necesario.
“Los dirigentes de nuestro municipio” dicen a los habitantes del Ramón que “es una necesidad del país sacarnos de aquí”, dijo una antillana vía Facebook. Sin embargo, la joven considera que deberían cerrar la “UCM” por la alta cifra de contagios y muertes por coronavirus en el municipio. Se refiere a la Unión de Construcciones Militares (UCM), que es igualmente propiedad de los militares de Cuba y una de las empresas a cargo de las obras.
No obstante, agrega, “nuestros muertos no salen por ningún lado... porque es un convenio para no cerrar la UCM; eso no se puede parar, pero sí nos podemos morir todos, eso sí es prioridad”.
La misma cubana señalaba a mediados de septiembre que la prioridad es desplazar a la población nativa para construir hoteles, para lo cual, además de cortar el transporte, también han amenazado con cerrar el comercio y la escuela del Ramón.
“Sacarnos como sea, eso sí es prioridad... entonces quiero que me digan cómo es que me van a sacar (a patadas). Yo no quiero apartamento, no quiero nada. ¿Me van a llevar la escuela, la tienda? ¡Que se la lleven!”, dijo.
Lo que esta sucediendo no es nuevo. Ya había pasado antes en Guardalavaca, especialmente, en el litoral, desde donde algunos vecinos has soportado años de intimidaciones, acoso y desalojos por la ambición desmedida de los monopolistas militares que creen que toda Cuba es su patio trasero.
¿Qué dicen los vecinos del Ramón de las intenciones de GAESA?
En las redes sociales, los cubanos tienen opiniones encontradas. Unos piensan que las casas del Ramón “llevan 60 años de construcción y están en perfecto estado”, mientras que los apartamentos recién edificados “ya han sido reparados, y muchos están pidiendo una segunda reparación”.
También se ventila que las autoridades “lo que quieren es sacarlos a todos y meterlos en esos apartamentos para quedarse con los terrenos de estas familias”.
Otros, por el contrario, defienden que “los hoteles que construye GAESA en el Ramón de Antilla no solo aumentan la capacidad turística de nuestro país, sino que aumentan los empleos para los cubanos”.
Además, agregan, que “gracias a nuestro gobierno hoy tenemos casas con mayor confort y lejos de los embates de posibles eventos naturales”.
Hay otro grupo que apunta a que las edificaciones multifamiliares solo fueron hechas para los desplazados del Ramón porque es un interés del gobierno la explotación de la tierras de los habitantes de la península. En contraste, “a los moradores de otras viviendas en Antilla -chozas de guano- no los priorizan con mejores condiciones de vida”.
Según datos oficiales, en 2019 Holguín era la segunda provincia cubana con mayor déficit de viviendas, con más de 115 mil, solo superada por La Habana. Los registros de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) muestran que ese año solo se construyeron 4,669 viviendas, de ellas, 1,543 ejecutadas por el estado y el resto por iniciativa privada.
Lo cierto es que, en palabras de otra lugareña, “si a alguien no le interesa negociar, no se le debe amenazar con tomar represalias. Y eso lo están haciendo, lo cual está muy mal y deja mucho que decir y sentir”.
¿Cuál es la importancia turística de esta península holguinera?
El litoral norte holguinero, famoso por sus bellezas naturales y sus arenas blanquísimas, es la diana del turismo de sol y playa de los militares en Cuba y el turismo histórico. “Es una zona totalmente virgen, con playas magníficas, ubicada en el propia Bahía de Nipe, muy próxima a Cayo Saetía y que tiene un potencial de desarrollo muy grande”, dijo Marrero Cruz.
Antilla colinda con los municipios de Banes y Mayarí. En el primero se encuentra el polo turístico de Guardalavaca, a 57 kilómetros de la ciudad de Holguín, una playa prácticamente tomada en todo su litoral arenoso por hoteles cuyos precios son imposibles de pagar por los cubanos con sus salarios. También en Banes se encuentra el Museo Chorro de Maita, con uno de los hallazgos aborígenes más impresionantes del país.
En cuanto al municipio de Mayarí, aquí se encuentra Cayo Saetía, tradicional coto de caza de la familia Castro Ruz, justo al frente del Ramón, y la termoeléctrica de Felton, así como el aeródromo del poblado de Guatemala. Más allá de sus playas cristalinas, El Ramón se ubica entre Guardalavaca y Cayo Saetía, formando parte del polo turístico Holguín, el cuarto más importante del país, según Marrero Cruz.
Ante la necesidad de expandir la capacidad hotelera, GAESA derrumbó campamentos de pioneros en las playas de Estero y en Cayo Saetía y rompió la promesa de dejar para el cubano de a pie la Playa Pesquero, hoy monopolizada para huéspedes de sus lujosos hoteles; mientras que construyó un Parque nacional en Bahía de Naranjo, entre Guardalavaca y Pesquero, a cuyo delfinario y embarcadero no pueden acceder los residentes de la isla, por temor de las autoridades a que secuestren una de sus embarcaciones para huir del país.
También El Ramón posee una rica historia que incluye la presencia de piratas y combates contra el ejército español por la independencia de Cuba. De ahí la necesidad de conquistar este balneario sin explotar, aunque ello implique la expropiación forzosa de la tierra.
Cuestión de dinero
El anuncio en 2017 de un ambicioso “Plan de ordenamiento turístico de la península El Ramón de Antilla” que concibe el levantamiento de 19 mil habitaciones en este remoto lugar de la Bahía de Nipe holguinera, no es una buena noticia para quienes se resisten a abandonar sus propiedades en el Ramón de Antilla.
Aunque se desconoce la cifra específica de las inversiones en este lugar, puede calcularse que esta asciende a cientos de millones de dólares. Baste mencionar que solo los dos hoteles proyectados en 2017 suman 326 millones, según una investigación de El Toque.
En 2018, la empresa Hotelstur lo catalogaba como “el proyecto de desarrollo más importante que enfrenta por estos días el Estado cubano en la provincia del oriente de la isla”, en el que en 2017 habían invertido más de 20 millones de dólares. La inversión en el Ramón de Antilla contempla también expansión de infraestructura social, para respaldar la logística que lleva la industria hotelera, desde fuerza laboral hasta servicios como hospitales, escuelas, mercados y carreteras.
Solo entre 2018 y 2919 el estado empleó, al menos, 90 mil millones en mantenimiento y construcción de viales. De ellos, 48,9 millones en 2018 y más de 40 en 2019, informó Pavel Rodríguez Rodríguez, director del Centro Provincial de Vialidad.
Todo, “para que en el futuro cercano los turistas puedan, además de bañarse en las playas vírgenes de la Península, disfrutar de los valores de la pequeña ciudad antillana”, según un artículo de una publicación promocional.
A estas cifras hay que sumar la inauguración, en diciembre de 2020 y en plena pandemia, de la Estación ferroviaria Granelera de Antilla, para “suministrar el cemento a granel desde la planta productora Cienfuegos S.A. a las inversiones que se realizan en esta zona, en materia de turismo, agricultura, minería, energía renovable y obras hidráulicas, entre otras que demandan gran cantidad del material”.
El reporte dado por la prensa local no precisa a cuánto ascendió esta obra cuyo objeto social es crear una vía ferroviaria y un lugar de almacenamiento de cemento en el mismo corazón de la nueva inversión de GAESA, y en cuya construcción participaron al menos siete empresas y organizaciones.
Las obras las ejecutan la UCM del Ramón de Antilla y Bouygues Batiment International (BBI), multinacional francesa especializada en proyectos constructivos con alta tecnología, con fuerte presencia en Cuba, en los polos turísticos de Varadero, Cayo Coco, y en La Habana.
GAESA, UCM y otras empresas militares involucradas en la explotación del Ramón dominan alrededor de un 70% de la economía cubana, y son los grandes monopolizadores de las riquezas y sectores que más ingresos aportan al país.
El poderío militar en los negocios en Cuba es la pesadilla de los pequeños propietarios cubanos vetados de la posibilidad de abrir su propio hotel. GAESA vendría siendo lo que en su tiempo fuera la United Fruit Company, antes de las leyes que regularan el poder de los monopolios. Ir contra ellos, es como nadar contra la corriente.
Visto el enorme capital en juego y los intereses militares y extranjeros de grupos poderosos que están detrás del Ramón, no es difícil imaginar que los problemas de los cubanos humildes que allí viven apenas comienzan.
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