La activista cubana Saily González, coordinadora de la plataforma Archipiélago, dijo este miércoles que había conversado con dos turistas en el Hotel Central de la ciudad de Santa Clara, donde reside, y le expresaron su apoyo, luego de apreciar la represión que sufrió el 15 de noviembre.
Según refirió, una alemana y un francés la contactaron para hospedarse en Amarillo B&B, el negocio que González debió cerrar ante el hostigamiento de las autoridades cubanas contra quienes “sueñan y actúan por la democracia y la libertad”.
La joven dijo que operar un negocio privado en un país como Cuba significaba mantenerlo “con productos adquiridos mayoritariamente de forma ilegal”, lo cual representaba un “peligro para quienes pensamos en cosas como la democracia”.
Sobre la conversación que sostuvo con los turistas, comentó que hablaron, entre otros temas, “de todos los derechos que se violan en Cuba, de la falta de libertades, del fracaso del sistema socialista, del descaro de las tiendas en MLC, del terror que le ha impuesto el gobierno cubano a los ciudadanos por 62 años y de cómo operó precisamente a través del terror para que la gente no saliera a manifestarse el 15 de noviembre”.
“No les tuve que mostrar imágenes de los actos de repudio. Ya las habían visto”, aseguró la activista, que encaró a la turba defensora del régimen con extraordinaria serenidad.
De igual modo, expuso que conversaron sobre cómo el régimen de La Habana mantiene a cientos de personas presas por motivos políticos desde el 11 de Julio, intimidando también a familiares para que no se manifiesten a favor de su libertad.
“En fin, les conté de un pueblo que quiere un cambio pero que tiene miedo, y de otro que ha sido engañado y manipulado hasta la médula por la misma dictadura a través de su monopolio de los medios de comunicación”, dijo.
“Nos despedimos siendo yo absolutamente feliz de utilizar mi voz para contar la verdad sobre mi pueblo y ellos deseosos de poder ayudar a que esta verdad se sepa”, agregó. González finalizó su publicación diciendo que, por un momento, los turistas también temieron por su seguridad al ver una patrulla policial que se estacionó cerca de ellos mientras conversaban.
Hace unas semanas, la activista denunciaba que tres agentes de la Seguridad del Estado la habían secuestrado en plena vía pública en un intento por disuadirla de sus propósitos. “Ellos me secuestraron, me hablaron de forma muy violenta, me llevaron por la circunvalación de Santa Clara hasta un lugar que se llama la bloquera, y les pregunté si no les daba vergüenza secuestrar a una mujer y defender a una dictadura que mantiene a más de 600 presos políticos”, afirmó.
“Finalmente conversamos y ellos intentaron convencerme de que el socialismo puede sacar esto adelante, a lo que respondí que definitivamente no nos íbamos a entender”, señaló.
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