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El periódico Escambray, de la provincia Sancti Spiritus, abrió sus páginas a un debate en el que sus lectores pudieron publicar diferentes propuestas para acabar con la inflación que agujerea el bolsillo de las familias cubanas.
“Tan perniciosa como galopante, la inflación amenaza con volverse un mal crónico para la economía cubana. ¿Cómo cree usted que puede detenerse la espiral inflacionaria? Escambray abre el debate”, publicó este martes el medio oficialista, entreabriendo la puerta a comentarios críticos con la política económica del régimen cubano.
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El primero de los 23 comentarios recibidos hasta el momento de redactar esta nota, proponía una solución en pocas palabras: “Quitar las tiendas en MLC para aumentar la productividad sin exclusión”, sugirió el usuario identificado como Servando.
Sin ser economista “me arriesgare a emitir criterio sobre el tema (des) ordenamiento: creo que el momento idóneo, según los entendidos del tema, fue el año 2014 y lo dejaron pasar por miedo, aplicándolo en el peor escenario posible”, consideró Jorge.
Para este usuario, resulta inaudito que hayan transcurrido 10 años “pensando el tema en varias comisiones con destacados economistas, juristas, académicos, etc.”. “Ya lo dijo quien dio la cara en el proceso: si no eran capaces de contener en su inicio la inflación a los valores diseñados, la tarea ordenamiento sería un fracaso, y así fue”, remachó.
“El pueblo, que lo mal interpreta todo, el gobierno no tiene la culpa de nada”, señaló con ironía Pepe. “Según el teólogo Frey Beto, en Cuba no hay escases de alimento; lo que sucede es que no tenemos cultura alimentaria”, añadió refiriéndose a las polémicas, y para muchos, insultantes declaraciones del teólogo de la liberación, amigo personal del dictador Fidel Castro.
Con datos en la mano, Roberto dejó en el aire la pregunta sobre quiénes son los responsables de la inflación en Cuba.
“Un claro ejemplo de alentar la inflación es el tema ‘queso blanco’. Hasta el 31 de diciembre del 2020, se comercializaba a 17 pesos la libra. 13 meses después, su precio escala hasta la alarmante e inalcanzable cifra por parte de jubilados y trabajadores de 187 pesos la libra. Hay que destacar que ese precio lo establece el Estado. Los particulares, en este momento, lo comercializaban entre 120 y 150 pesos la libra. Entonces, ¿quién alienta la inflación?”, señaló
“Esta pregunta es bien fácil de responder”, aseguró José Javier. “Solo hace falta liberar el mercado. No atacar a quienes producen, no intentar controlar los precios, permitir la importación y exportación sin intermediarios. El papel del Estado no es programar la economía del país, solamente hacer más llevadera la vida en comunidad. De esto podría dar una clase pero igual no van a hacer caso alguno”, lamentó.
“La hiperinflación agobia los bolsillos de la clase obrera y campesina. La tarea ordenamiento ha puesto más chunga la situación y la dolarización de productos de primera necesidad acaba por desestimular a los trabajadores”, expresó Luis Silva.
Las mismas ideas, pero más desarrolladas, fueron expuestas por Yuri. Para este espirituano, habría que empezar por sacar de circulación la moneda libremente convertible (MLC).
“Con ella volvimos al mismo problema que teníamos antes del ‘ordenamiento’, pero más agudo: varias monedas, varias tasas de cambio. Eso le daría valor a nuestra moneda y motivaría de verdad a producir en vez de estar solamente viviendo de remesas y de la mentalidad importadora”, apuntó.
Para Yuri, otra medida imprescindible para reducir la inflación sería: “permitir la importación / exportación directa, sin intermediarios estatales. El Estado solo cobra impuestos y controla que todo sea legal. Está comprobado que las empresas exportadoras / importadoras son una traba, en tiempo, en oferta, en trámites”.
“Permitir que empresas, cadenas de tiendas operen directamente aquí y vendan lo que el estado no ha sido capaz de abastecer. Permitir que pequeños comerciantes extranjeros (chinos, árabes…) operen aquí, como funciona en cualquier lugar del mundo”, propuso entre otras medidas.
Con una inflación actual del 6,900 por ciento en el mercado informal o mercado negro -donde la mayoría de los cubanos acuden a comprar productos de primera necesidad-, el gobierno cubano prometió a mediados de diciembre que acabará con la inflación en 2022.
“No es fácil, pero no imposible, está en nuestras manos y lo lograremos”, afirmó convencido Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación y vice primer ministro del gobierno de Cuba durante el III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).
A pocos días del estallido social del 11J en Cuba, la prensa oficialista reconocía que casi todo lo que se vende en Cuba se hace en la red de tiendas en moneda libremente convertible (MLC), aunque se trate de artículos de primera necesidad que los cubanos no encuentran en las tiendas en moneda nacional (CUP).
A pesar de admitir que en las llamadas tiendas MLC se vende “desde los fideos hasta la pasta dental”, Cubadebate achacó los problemas derivados de ese modelo de comercialización a “los coleros, los acaparadores y los revendedores", a quienes definió como "astillas todos del mismo palo”.
“Me duele mucho ver tantísimos productos en MLC, y en MN nada. Quiero yogurt y golosinas para mi hija, pero en MN, la moneda que gano aquí trabajando”, comentaba en abril una lectora de CiberCuba en una publicación de este medio sobre la reapertura en Moneda Libremente Convertible (MLC) de la tienda La Isla de Cuba.
Como el de esta lectora, una avalancha de comentarios críticos reclamaron poner fin a estas tiendas que el régimen justifica por la necesidad de “recaudar las divisas” que supuestamente utiliza para luego abastecer las tiendas en CUP.
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