Autoridades ambientales admiten que no contemplan acciones de saneamiento para menguar la incidencia de la plaga de jacinto de agua que invade por estos días el cauce del río Yayabo en Sancti Spíritus.
“Ella lleva un manejo muy difícil de hacer por su rápida reproducción. Lo ideal resulta que, llegada la primavera, el río crezca y la arrastre”, declaró un funcionario del CITMA al periódico provincial Escambray.
Por el momento, no prevén acciones de purificación de las aguas que sirvan para proteger el ecosistema del río de esta amenaza ambiental.
“Las acciones de purificación a nivel internacional son muy costosas. Por este concepto, en el mundo existe un déficit de saneamiento acumulado y Sancti Spíritus no escapa a esa realidad. En un futuro inmediato, trabajaremos en la creación de un sistema de colectoras de residuales para la limpieza de los que hoy vierten en nuestro principal afluente”, afirmó Néstor Álvarez Cruz, subdelegado de Medio Ambiente de la delegación territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Sancti Spíritus.
Aunque vecinos le achacan a la plaga el aumento reciente en la población de mosquitos Aedes aegypti, funcionarios afirman que esta se debe a la acumulación de basura y desechos en las márgenes del río.
Una dependiente de la Taberna Yayabo, un establecimiento gastronómico cercano al río, comenta que, después de las seis de la tarde, es imposible permanecer en la terraza del lugar y ya cinco trabajadores han enfermado de dengue.
Los altos niveles de contaminación son la causa de la propagación de la planta, que aparece en aguas con contenido excesivo de nutrientes como nitrógeno y fósforo. Este fenómeno ocurre cuando la cuenca espirituana alcanza elevadas cantidades de excrementos.
Las empresas provinciales de Acueducto y Alcantarillado y Servicios Comunales, la Delegación Territorial de Recursos Hidráulicos y el propio CITMA no se ponen de acuerdo sobre quién debe tomar responsabilidad sobre esta crisis ambiental, explica el reporte de Escambray.
El jacinto de agua constituye una seria amenaza para la preservación del equilibrio de comunidades acuáticas y es considerada, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una de las 100 especies invasoras más peligrosas a nivel global.
Es autóctona de la cuenca del Amazonas, aunque su presencia en Cuba se documenta desde hace más de cinco siglos.
La planta dificulta el intercambio de oxígeno con la atmósfera e impide el paso de la luz al fondo, limitando la producción primaria bentónica y el desarrollo de otros macrófitos; libera materia orgánica que provoca un empobrecimiento de la calidad de las aguas y la liberación de sustancias alelopáticas a través de sus raíces inhibe el crecimiento de microalgas, según describe un informe de la Consejería de Agricultura de Andalucía.
A inicios de 2019, cuando los guantanameros comenzaron a quejarse de los peces muertos y la fetidez en el río Guaso, las autoridades culparon a la plaga de jacinto de agua.
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