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Cafetería estatal en La Habana solo vende bebidas en combo con pan

"No quisieron venderle a nadie los refrescos, maltas y cervezas que había, porque solo se podían vender en combo con un pan, y no había pan, así que se dejaban para vender mañana, si es que había pan", denunció una cliente.

Cafetería de El Pedregal, en La Lisa, La Habana © Alicia Yop / Facebook
Cafetería de El Pedregal, en La Lisa, La Habana Foto © Alicia Yop / Facebook

Este artículo es de hace 1 año

Una cubana denunció que en la cafetería estatal de El Pedregal, en el municipio habanero de La Lisa, los clientes solo pueden adquirir refrescos y bebidas si además compran un pan.

Alicia Yop relató su experiencia el miércoles pasado en el local, que además es el único en la zona que mantiene su oferta en moneda nacional.

"Más de 400 personas afuera haciendo cola para poder comprar lo poco que oferta la tienda y en la cafetería no quisieron venderle a nadie los refrescos, maltas y cervezas que había, porque solo se podían vender en combo con un pan, y no había pan, así que se dejaban para vender mañana, si es que había pan", detalló.

La joven se preguntó indignada qué justificación puede haber para lo que llamó "terrible despropósito?", y emplazó al gobierno de la capital y del municipio, y al Ministerio del Comercio Interior a dar una respuesta.

"¿Alguien tiene una maldita explicación para que esa tienda no le venda al pueblo lo poco que tienen para ofertar en cup?", cuestionó.

La denuncia la compartió el semanario Tribuna de La Habana.

"Ojalá que ahora alguien sí se entere", comentó Alicia.

Tras la publicación de la queja, el periodista Lázaro Manuel Alonso, uno de los principales voceros del régimen en la televisión oficialista, dijo en su perfil de Facebook que conversó con Gustavo Guevara, director de la unidad comercial El Pedregal.

La respuesta del dirigente es que la orden del grupo empresarial es vender combos (panes acompañados de líquidos).

"Lo sucedido este miércoles, según explica, es que tuvieron una demanda mayor a la habitual y el pan se agotó. Como no se les permite vender los productos sueltos paralizaron la venta", precisó el periodista, quien abogó por flexibilizar ese comercio.

"Limitarlo solo a una forma, afecta a la empresa y a quien consume", señaló Alonso.

Para Alicia Yop, la explicación del director de El Pedregal fue impresionante y a la vez triste.

"¿Cómo quedo yo? ¿Nada! Que no importa que el sueldo alcance cada día menos, que no importa la terrible inflación, no importa que ya estemos con tremendos perros calores y haya que estar en cola, sin sombra, pa' poder comprar lo poco que venden en cup, que no importa el malestar generalizado en la población, que no importa que se deba vender todo lo que se pueda a la población porque la cosa está muy jodida... Nooooooooo!! ¡Nada de eso importa! Lo que importa es que a la empresa se le ocurrió que el refresco solo puede venderse en combo con un pan, si no, no se vende. ¡Punto!", cuestionó.

En noviembre pasado, el actor Erdwin Fernández vivió una experiencia similar en la cafetería Amelia, de la cadena CIMEX, en La Habana, cuando quiso tomarse una cerveza Hollandia y la dependiente le dijo que solo podía despachársela con comida.

Según relató Erdwin en su muro de Facebook, un hombre que estaba en el lugar, sin identificarse, le dijo que había una resolución del presidente del CIMEX que orientaba eso, y que no tenían por qué ponerla por escrito.

"Usted está equivocado señor, tiene que estar por escrito para que el público lo vea, de lo contrario, retiren la venta", le respondió el actor, quien antes de irse compró la cerveza junto con el sándwich no deseado, y le dejó este último pagado al presidente de CIMEX.

Unos meses antes, una periodista jubilada que quiso tomarse un refresco en una cafetería de la cadena Palmares, en La Habana, no pudo hacerlo porque el dependiente le dijo que solo podría vendérselo si compraba también un pan con perro. Y en ese momento no había pan con perro.

"... Veo Coca Cola en lata. Muy fría. Y me sentí alentada para continuar hacia la casa. Pero tenía que comerme obligatoriamente un pan con perro (no se vaya ahora a molestar la Sociedad de Protección de los Animales). Pero se acabó el pan y el perro. Y no me vendía el dependiente el dichoso refresco", detalló Sonia Sánchez, la víctima del absurdo.

En esa ocasión el dependiente le dio una respuesta típica de la gastronomía estatal de la Isla: "Es que eso viene de arriba, en la ficha técnica".

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