El gobierno de Sudáfrica gastó más de $19 millones de dólares (308 millones de rands, la moneda local) en pagar los servicios de médicos e ingenieros cubanos.
Al ser cuestionado por una diputada de oposición, Thulas Nxesi, el ministro en funciones de Servicios Públicos y Administración, afirmó que al 30 de abril, no había profesores ni enfermeras cubanos empleados por el Estado
Sin embargo, actualmente trabajan en ese país 65 ingenieros que costaron al Estado 50 394 855 rands (poco más de 3 millones de dólares) en remuneración y 229 médicos, que costaron al Estado 257 917 774 rands (poco más de 16 millones de dólares), según informó el medio local News 24.
Mimmy Gondwe, diputada del opositor Democratic Alliance, dijo que su partido aplicaría los términos de la Ley de Promoción del Acceso a la Información al Departamento de Trabajo para solicitar copias de los planes de transferencia de habilidades para los médicos e ingenieros cubanos.
Es decir, según la ley sudafricana, los profesionales cubanos solo pueden ser contratados de manera no permanente y se tiene que demostrar además que ese contrato se justifica en el objetivo de capacitar a sus colegas sudafricanos.
“De acuerdo con la ley, los planes de transferencia de habilidades deben ser producidos por el empleador describiendo cómo los ciudadanos extranjeros transferirán sus habilidades a los empleados locales sudafricanos o residentes permanentes durante el curso de su empleo o asignación en Sudáfrica”, explicó la diputada en un comunicado.
La política advirtió que el Departamento de Trabajo debe demostrar que el gobierno del Congreso Nacional Africano, partido gobernante en Sudáfrica, ha estado cumpliendo activamente su mandato de garantizar el cumplimiento de los requisitos de transferencia de competencias con respecto a los médicos e ingenieros cubanos.
“Con más de un cuarto de billón de rands gastados hasta ahora para pagar los salarios de estos médicos e ingenieros cubanos, se plantea la importante cuestión de si se les han dado contratos permanentes en lugar de las cestas de transferencia de habilidades requeridas por la ley”, comentó Gondwe.
A la diputada le resulta curioso que, en un momento en que el gobierno sigue aplicando medidas destinadas a endurecer las leyes y reglamentos de inmigración, los cubanos sigan encontrando empleo en el sistema de servicios públicos con la ayuda del gobierno del Congreso Nacional Africano, un aliado histórico del régimen cubano.
Además, considera que la preferencia del Gobierno sudafricano por los médicos e ingenieros cubanos perjudica el desarrollo y hace más complejo el mercado laboral para los profesionales locales.
El pasado marzo, la vieja polémica sobre la contratación de médicos cubanos en Sudáfrica en detrimento de los galenos sudafricanos llevó a una comisión parlamentaria de oposición investigar “la costosa capacitación” proveniente de la isla “por sospecha de corrupción”.
Mientras el Departamento de Salud continúa pagando altos salarios a los cubanos con contratos vencidos, los médicos locales se enfrentan al desempleo “con muchos puestos vacantes congelados” o atrasos en pagos salariales, afirmó un político de oposición.
En mayo, el Gobierno del Congreso Nacional Africano volvió a estar en la mira del escrutinio público, cuando se conoció que prestó a Cuba 147 631 000 rands (unos 9 millones 270 mil dólares) en los últimos cuatro años, según admitió la ministra de Relaciones Internacionales y Cooperación, Naledi Pandor, emplazada por dirigentes opositores de ese país.
La titular de exteriores precisó que el total se debe a un acuerdo de asistencia económica para proyectos de desarrollo agrícola y la reconstrucción de infraestructuras.
“La relación entre Sudáfrica y Cuba se remonta a mucho antes de las elecciones democráticas de 1994. La amistad y la solidaridad con Cuba deben considerarse en el contexto de la importante contribución que Cuba hizo a la liberación de Sudáfrica”, dijo al ser cuestionada sobre los motivos por los cuales Cuba había sido elegida como beneficiaria de la ayuda sudafricana.
A finales de 2021, un escándalo sacudió a funcionarios y generales del ejército sudafricano involucrados en la compra de Heberon Alfa R que su país realizó a Cuba por el valor de 17,7 millones de dólares para supuestamente mitigar el COVID-19.
La compra entró a ese país como mercancía de contrabando, según develaron, el pasado abril, las investigaciones internas de la propia institución armada.
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