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El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se reunió este lunes con los embajadores de Francia, Estados Unidos y Cuba para celebrar un homenaje a Benito Juárez y lanzar un mensaje de “reconciliación”, pero “con respeto a las soberanías” entre los Estados.
“Homenaje en Palacio Nacional por los 150 años del fallecimiento del presidente Juárez y reapertura del recinto dedicado a honrar su memoria. Me acompañaron los embajadores de Francia, EE.UU. y Cuba. Con respeto a las soberanías, son tiempos de reconciliación y unidad”, indicó el mandatario mexicano en sus redes sociales.
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La publicación fue acompañada por una fotografía de AMLO y los tres embajadores destinados en México, posando ante un cuadro del presidente de origen indígena, conocido como el “Benemérito de las Américas”, y autor de la célebre frase de: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
En el encuentro, cargado de guiños diplomáticos, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, hizo un llamado a la reconciliación entre países: “Deben México y todos los países del mundo buscar permanentemente la reconciliación”, expresó en sus palabras.
El secretario agradeció el regalo de un sable enviado por el gobierno de la República Francesa y que se exhibirá en el recinto de Juárez y recordó “al presidente Lincoln, que nunca reconoció al llamado imperio mexicano encabezado por Maximiliano”.
“Igualmente agradezco la presencia del embajador de la hermana República de Cuba porque no todos son invasiones también hay historias de hermandad entre los pueblos y Cuba es la nación donde no sólo estuvo en el exilio el presidente Juárez, sino también de donde era originario su yerno y principal confidente Pedro Antonio”, añadió.
Los “tiempos de reconciliación y unidad” a los que aludió el mandatario mexicano se inscriben en la agenda de política del gobierno de López Obrador, con una particular simpatía y cercanía ideológica hacia el régimen de La Habana, con el que tradicionalmente los gobiernos mexicanos han mantenido relaciones diplomáticas más o menos fluidas.
La presencia del embajador cubano Marcos Rodríguez Costa junto a Ken Salazar (EE.UU.) y Jean Pierre Asvazadourian (Francia), sumado al mensaje de López Obrador y el protocolo del evento sugieren una reunión informal entre los representantes de los cuatro países.
México, tradicional defensor de la doctrina de la “soberanía” en las relaciones internacionales, aprovechó la celebración para revestirla con el manto de la diplomacia, debajo del cual los Estados ponen en común sus diferencias e intereses compartidos.
“Honrado de acompañar al Presidente @lopezobrador_ en el homenaje al Presidente Benito Juárez en el 150 aniversario de su fallecimiento y la reapertura del recinto dedicado a honrarlo en Palacio Nacional. Los pueblos de México y Cuba están unidos por la historia y el presente”, indicó Rodríguez en Twitter con una fotografía junto a sus homólogos.
Por su parte, Salazar ensalzó la figura de Juárez, “una de las más reconocidas dentro de la historia de México y gran aliado de su entonces homólogo estadounidense, el Presidente Abraham Lincoln”.
El embajador Asvazadourian calificó de magnífica la exposición dedicada a Benito Juárez y agradeció la colaboración del museo de la Legión Extrajera francesa por la donación de “un sable atribuido al presidente Benemérito”.
Tras los discursos, el presidente López Obrador recorrió junto a los invitados el recinto sin la presencia de los medios, según Infobae. Es de suponer que, además de contemplar los 651 objetos que se exhiben en el Palacio Nacional, la comitiva que le acompañó reflexionó sobre la frase de Juárez y las tensiones entre el Derecho, la legitimidad de los gobiernos y las relaciones internacionales.
Siendo Estados Unidos y Francia aliados, se infiere que los “tiempos de reconciliación” se predican de la presencia del tercer actor invitado a la escena preparada por AMLO.
Sumida Cuba en su peor crisis en décadas, y estando la dictadura a la zaga de la sociedad civil en el dominio del relato de la sociedad cubana, podría pensarse que el diálogo entre diplomáticos pudo girar sobre la libertad de expresión y asociación que esta reclama para la construcción de una democracia que reconcilie finalmente a los cubanos, divididos y enfrentados por el odio, el dogmatismo y la violencia utilizados por la cúpula de un régimen totalitario en su proyecto “revolucionario” de perpetuarse en el poder.
En la superación de esa estrategia perversa del régimen y la construcción de un marco de convivencia democrático y un Estado de Derecho, no solo está la clave para la reconciliación de los cubanos, sino para la recuperación de la verdadera "soberanía".
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