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Cuando Alejo O'Reilly cargó 100 velas para Cuba

Durante un torneo en Maracaibo, Venezuela, el estelar pelotero cubano protagonizó la anécdota del campeonato.

Alejo O'Reilly Morejón, destacado pelotero cubano © Playoff Magazine
Alejo O'Reilly Morejón, destacado pelotero cubano Foto © Playoff Magazine

Este artículo es de hace 1 año

Pancho Díaz, rubio y de ojos verdes, fue el rey de los coquitos prietos en Quemado de Güines, donde falleció con 105 años, a inicios de los 90. Pero su gusto por lo oscuro no se limitaba a los inigualables dulces y se casó con una negra, concibiendo varios hijos mulatos de ojos claros. Ninguno de ellos fue el estelar pelotero Alejo "Belleza" O'Reilly Morejón, que acaba de fallecer en Santa Clara.

Viejo comunista, que conoció a Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, alrededor de 1982, Pancho Díaz empezó a perder memoria y, cuando su sobrina Elsa le hablaba de Fidel Castro, solía responder: "Qué es de la vida de ese muchacho...".

Milagros, sobrina de Pancho e hija de su hermana Amada, apreciada Maestra Normalista en el municipio villaclareño, no soportaba al castrismo y -como muchos cubanos- intentó emigrar en la estampida de Mariel y, poco después, consiguió volar a Venezuela con su esposo y los dos hijos de ambos.

Antes de recalar en Miami, Milagros vivió varios años en Maracaibo. Casualmente, el año que su querido tío Pancho cumplía 100 años, llegó a la ciudad petrolera el equipo Cuba de béisbol, con O'Reilly como primera base y gran bateador zurdo; nacido también en Quemado de Güines, donde heredó el apodo de su padre, "Belleza", que también fue pelotero.

Milagros se compró una entrada y, ya en el estadio, se sentó en las gradas cercanas al dogaut de primera base, que correspondía al team Cuba, por su condición de Visitante. Nada más comenzar la parte baja del primer inning y colocarse O'Reilly junto a la primera almohadilla, Milagros comenzó a gritar: "¡Belleza, Belleza, Belleza!"; gritos a los que el jugador respondió mirando hacia el público, convencido de que había un quemadense entre los aficionados, pero sin conseguir distinguir a la mujer que gritaba.

En aquellos años, los peloteros y demás deportistas cubanos tenían prohibido oficialmente el contacto con los aficionados, por el temor del gobierno a posibles deserciones, pero Milagros venció todos los obstáculos y logró entrar en el banco y, cuando pudo hablar con O'Reilly, le dijo: "Belleza, hazme el favor y llévale esta cajita a Pancho, cuando tu regreses a Quemado; son cien velitas para su cumpleaños".

Y Alejito "Belleza" O'Reilly Morejón cumplió con el encargo, para alegría de la familia de Pancho, que lo ayudó a soplar las cien velitas de su centenario, llegadas desde Maracaibo, por afán de Milagros y bondad del estelar zurdo de la pelota cubana.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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