Uno de las mejores segundas bases del béisbol cubano, Yobal Dueñas, al que conocí siendo casi un niño y llegó a ser un pelotero muy útil para su equipo, Pinar del Río, conversa en esta entrevista sobre su trayectoria, anécdotas, por qué tomó la decisión de emigrar de Cuba, cómo lo hizo y su vida actual.
¿Qué haces en estos momentos, dónde estás?
Yo vivo en Tampa, Florida. Junto al ex receptor de Villa Clara Ángel López mantenemos un centro a través del cual ayudamos a muchos peloteros en sus entrenamientos. Leslie Anderson y Michel Abreu fueron de los primeros. El hoy día fabuloso Jordan Álvarez, cuarto bate de los Astros de Houston estuvo como un año con nosotros. Ese hombre es una máquina y estamos orgullosos de contribuir en algo a su grandeza actual. Hay más, muchos más que si no llegan a la Gran Carpa juegan ligas menores o en otros países…¡Viven de su trabajo que es jugar pelota!
Tras 13 Series Nacionales, con 30 años de edad te lanzas a buscar nuevos horizontes. ¿Qué te motivó, te cansaste de ver a tantos grandes pasando trabajo sin que nadie se ocupara de ellos?
Hacía tiempo que tenía la idea de probarme en el mejor béisbol del mundo pero cuando no era una cosa era la otra; me faltó decisión. Cuando viajaba no rendía más porque, sencillamente, mi cabeza estaba puesta en mi familia, mi mamá, mis tres hermanos, mi hijo que nació después; en sus necesidades, en lo que pudiera traer de vuelta ¿quién puede jugar así, quién se concentra así? Y lamentablemente no interioricé a tiempo que la salida no era buscar qué traer sino jugar fuera de Cuba.
Me las pasaba inventando, vendía tabacos, hacía amigos que me daban regalos. ¡Vaya! es duro, pero casi pedía limosna y todo para ver la alegría en la cara de mi gente. Lo que daban de dieta no alcanzaba para nada.
Yo mantenía comunicación con mi amigo José Ariel Contreras, que ya se había quedado. Parece que nos intervinieron alguna llamada telefónica y nos dejan a Maels Rodríguez (quien no estaba bien de su brazo) y a mí fuera de la preselección; entonces, se nos acerca alguien que nos invita a irnos para Estados Unidos y sin pensarlo… ¡nos fuimos!
¿Cómo fue?
Estábamos en las Yagrumas, entrenando con la reserva del elenco nacional. Juan Padilla estaba al frente de nosotros pero ni se lo olió. Lo hicimos todo en silencio. Salimos hacia México, de ahí a El Salvador, Dominicana… hasta llegar a Estados Unidos. Firmé con los Yanquis de NY pero te confieso que ya no estaba para jugar pelota, sobre todo, porque yo nunca fui banco y aunque bateara cuatro hits en un juego, al otro no me ponían. Me desilusioné.
Yo admiro a varios peloteros cubanos que sin recibir grandes salarios dieron lo mejor de sí y a palo limpio se ganaron un puesto en la MLB: Yandy Díaz, Yunier Escobar, Edilberto Oropeza. Los admiro; yo no pude.
Háblame de tus inicios: ¿primer estadio que pisaste, cuándo supiste que lo tuyo era ser pelotero, quién te descubrió?
Me descubre en el kilómetro uno y medio de la carretera a Viñales que fue donde nací, Isidoro Pérez, un entrenador de lanzamiento de la jabalina que era amigo de la familia. Desde que me vio supo que yo era pelotero. Él me llevó a practicar a un área especial conocida por el Borrego.
Tengo magníficos recuerdos de aquellos primeros maestros, Rojas, Curbelo, Pedroso, el Lele, Pita, Bencomo, Carlos González y ya en la ESPA, José Armando Cabrera, actualmente en México, que me mueve a la intermedia pues yo era torpedero.
Nunca olvido sus palabras: “tienes más chance en segunda pues Alfonso Urquiola se va a retirar antes que Giraldo González”… y así fue.
En aquella época, Pinar del Río era uno de los conjuntos a derrotar en las Series Nacionales. Poseía un trabuco con Luis Giraldo Casanova, Omar Linares, Juan Castro, Urquiola, Giraldo, Fernando Hernández, Lázaro Madera y el mejor staff de pitcheo de Cuba.
Yo era muy jovencito, concluyo el grado 12 y me mandan para la previa del Servicio Militar.
Mira Julita, cuando yo me vi montado en aquel camión, sin ton ni son; yo era un muchachón de mi casa, nada que ver con aquello. Bueno, pues me lancé del camión y me llegué al estadio Capitán San Luis, donde encontré a Juan Martínez Osaba alias El Cativo, que gracias a Dios tenía muchas influencias y de esa forma me aplazan la entrada al Servicio un año. Yo tenía que demostrar que era bueno en la pelota.
Así pude desarrollarme en el Nacional Juvenil y en la Provincial de mayores. En el Nacional Juvenil, siete miembros de ese equipo formamos el CUBA que compitió en el muy famoso Campeonato Mundial '90 de la categoría que tuvo por sede a La Habana, selección nacional dirigida por Pedro Chávez. Tremendo equipo del cual salieron muchos excelentes jugadores de Series Nacionales como por ejemplo Eduardo Paret.
Yo te recuerdo en Forestales, segundo equipo de Pinar en las SNB.
Sí, ahí estuve una temporada: entré con 16 años. Era el tercer bate, mi average fue 277 y lo mejor fue conectarle de 5 – 5 a Jorge Luis Valdés, el zurdo de oro de la pelota cubana, a quien además le di mi primer jonrón en Series Nacionales. A la siguiente serie pasé a Vegueros ¡imagínate para un muchacho compartir con esos grandes!
En tu segunda temporada competiste en Selectivas.
Sí, abrí como noveno bate pero paulatinamente me fui ganando la confianza del mánager Jorge Fuentes y terminé de quinto en la alineación, cubriendo a Casanova y antes de Madera. Jugar junto a ellos es lo más grande que me pasó en mi vida deportiva.
A pesar de que la segunda base era muy bien protegida por Antonio Pacheco y Juan Padilla, hiciste equipos CUBA, tanto en el A como en otras selecciones. En aquel tiempo había peloteros donde escoger.
En 1993 integro el CUBA C de jóvenes jugadores que se impone en la Universiada de Búfalo, Estados Unidos. Después de la Super Selectiva de 1994, integro la preselección nacional con 22 años y tuve la oportunidad de ir al fuerte entrenamiento que se realizaba entonces, con gira incluida, con verdaderos monstruos de la pelota cubana de esos tiempos.
Aunque no hice equipo, aprendí muchísimo con Lázaro Valle, Osvaldo Fernández, Rolando Arrojo, el Duque Hernández, lanzadores; Pedro Luis Rodríguez y Alberto Hernández, receptores; Orestes Kindelán, Lourdes Gourriel, cuadro; Luis Ulacia, Víctor Mesa, Ermidelio Urrutia, jardineros… Dirigidos todos por excelentes técnicos que comandaba Jorge Fuentes.
¿Cuántos años en el CUBA A?
Desde 1997 hasta 2002. Entre mis mejores resultados está la medalla de plata en la Copa Intercontinental de España 97, oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 99, de nuevo plata en la Intercontinental y segundo en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
Ya en 2001 ganamos el Mundial de Taipei de China y en 2002 cerré con tres cetros: Copa de las Américas, Copa Intercontinental y el Challeger en Canadá. Ahí puse punto final a mi vida como pelotero en Cuba.
Eras un bateador de tacto; en apenas 13 SNB te ponchaste 359 veces ¿hacías algo específico para no irte con lanzamientos malos?
En los tres primeros lanzamientos yo definía y si venían en zona de strike, les tiraba con mucha frecuencia. Eso no siempre era bueno y creo que perdí muchas oportunidades de conectar largo por eso. Envidiaba la forma en que bateaban Omar, Lourdes, Casanova, pero esos eran maestros. Hubiesen barrido en las Grandes Ligas, eso no lo dudes.
Yobal Dueñas se retiró con un excelente 321 de promedio ofensivo, impulsó 763 carreras, conectó 136 cuadrangulares, 282 tubeyes y 46 triples.
¿Equipo Cuba de todos los tiempos para ti?
¿Uno solo? Jajajaja. Es imposible, te puedo hacer dos: Juan Castro, cátcher; en el infield, Antonio Muñoz, Antonio Pacheco, Germán Mesa, Omar Linares; en los bosques, Lourdes, Víctor y Casanova. Pitchers: Pedro Luis Lazo y Jorge Luis Valdés. Managers: Jorge Fuentes y Alfonso Urquiola.
De los profesionales, Yasmani Grandal como receptor; Pito Abreu, Alexei Ramírez, Yunier Escobar y Yuly Gourriel en el cuadro; en los jardines, Céspedes, Leonis Martin y Despaigne, que juega en Japón. Lanzador derecho, el Duque Hernández y zurdo, Aroldis Chapman.
Yo viví muy cerca de ustedes, los peloteros pinareños; incluso recuerdo la noche que llegaron a mi casa después del juego, un día de Nochebuena y… ¡acabaron! Sería interminable que contaras momentos vividos pero el tabaco de Casanova es imposible de no decirlo.
¿Recuerdas aquello? Resulta que llega Casanova y se pone a fumar un tabaco al revés y da dos jonrones y un tubey; al otro día me engancho del cabo que él había dejado tirado y…
¿Bateaste bien?
Muchacha… ni pude jugar de los mareos y lo mal que me sentí. Como esas pudiera contarte miles… ¡Qué momentos más hermosos! Y qué decirte de cuando me daban un desbol y venían Lazo y Contreras y me decían: “dime a quién quieres que tumbe”. Yo nunca quise; quería ganar limpio.
Sé que los triunfos pinareños y cubanos te colmaban de júbilo pero ¿cuál es tu mayor decepción echando la vista atrás?
Ay, ni me digas. Fue cuando no pude hacer nada al jugar con los Orioles de Baltimore; siempre encontré compañeros en bases y nunca pude impulsarlos. Fui un elemento clave en el revés en el partido de ida efectuado en el Latinoamericano. Era el tercer bate, pude haber traído a siete y ni uno anotó. Me sentí muy mal.
Existe una explosión en estos momentos de deportistas de cualquier disciplina ya sean peloteros, atletas, luchadores, boxeadores ¿qué le dices a esos muchachos que pueden elegir otro destino?
Mira, no soy un instigador de salidas ilegales o abandono de delegaciones pero realmente estoy convencido de que en estos momentos no hay de otra ¿esperar a un futuro mejor, cuál? Cuba no tiene condiciones, ni mínimas, para desarrollar a un deportista.
¿Quedarse empantanados pudiendo ser grandes? Es lamentable pero es lo único que está a su alcance. No mirar atrás sino buscar un futuro en el cual puedan ayudar a sus familias, construir una vida estable sin estrés… ¡ser felices y realizarse en lo que son buenos! No sufrir lo que yo sufrí por llevar alegría a los míos.
Yo reporté Campeonatos Nacionales de Cadetes y Juveniles en que tu niño Romario formaba parte de los equipos pinareños. Sé que está contigo pero no siguió jugando ¿por qué?
No, no ha seguido jugando; yo me equivoqué y me apresuré mucho en exhibirlo. Tenía talento pero al menos seis meses debí prepararlo para que madurara más. Afortunadamente está conmigo, compartimos la vida. Ambos amamos el fútbol y somos felices. A veces no se consigue todo lo que uno quiere pero si puedes vivir en paz, sin carencias, sin estrés… ¡eres feliz!
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