El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se posicionó contra las protestas en Cuba y aseguró que carecen de legitimidad.
"Manifestaciones de ese tipo no tienen legitimidad. La preocupación y el planteamiento honesto y decente en medio de una situación difícil lo aceptamos y lo atendemos. La principal preocupación de todo el país es ver cómo de la manera más rápida posible podemos salvar esta situación", dijo este domingo Díaz-Canel.
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El mandatario acusó a los manifestantes de ser vulgares, indecentes e incomprensivos con el Estado y de ser gente que "reclaman todos los derechos que da la revolución", sin aportar lo suficiente al país.
"Lamentablemente hay un grupo de personas que de una manera muy vulgar, yo diría que de manera indecente, independientemente de las afectaciones que tienen, hacen unos reclamos desde posiciones de incomprensión total, retando y ofendiendo a la misma gente que está en función de sus problemas", dijo.
Díaz-Canel comentó además que algunas personas en las protestas han provocado "hechos vandálicos como cerrar vías o tirar piedras contra lugares económicos y sociales". Especificó que esas situaciones son incumplimientos de la ley y que se atenderán como tal.
"Se atenderán con el rigor de las leyes que en nuestra sociedad, desde la constitución y desde el derecho, protegen la estabilidad de la población, la convivencia social para la paz y la armonía. Hay gente que se ha manifestado, son los menos pero sabemos los nexos que tienen con la contrarrevolución", enfatizó.
Aseguró que desde el exterior se paga y se alientan las manifestaciones y comentó que las personas que se manifiestan "tienen todas las garantías que se dan en Cuba".
El domingo fue la cuarta noche de protestas en Cuba. Los cubanos salieron a las calles a manifestarse pacíficamente para exigir un cambio de gobierno, el fin de la represión y la libertad.
Se reportaron manifestaciones contra el gobierno en La Habana, Santiago de Las Vegas, Caimito, Artemisa y el Wajay, entre otras comunidades del país.
Desde el viernes el gobierno movilizó a grupos de jóvenes armados con palos y activó las llamadas "Brigadas de Respuesta Rápida" para reprimir las manifestaciones en la capital.
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