Una cola de decenas de personas se formó en la madrugada de este sábado frente al complejo de tiendas ubicado en el emblemático Edificio Focsa del Vedado habanero para comprar detergente.
Artículo de primera necesidad que escasea en Cuba, el detergente es un producto de higiene por el que los cubanos suelen hacer grandes colas en las tiendas de recuperación de divisa (MLC), o pagar a sobreprecio en el mercado negro. En ocasiones, tras horas de espera y angustiados por la cantidad disponible para la venta, los ciudadanos terminan involucrados en riñas tumultuarias.
“5.45 am. Café TV. Cola para Detergente. Más de lo mismo, llueve sobre mojado. Y así se va mi vida. Mi obstine crece cada día más”, denunció en sus redes sociales la cubana Yordanka Battle Moré.
La joven habanera, que fue despedida recientemente de su empleo en una entidad estatal a raíz de sus críticas en redes sociales sobre la situación del país, compartió imágenes de la multitud de personas congregadas frente a la tienda, cuando todavía no había amanecido.
Días atrás, Battle Moré estalló contra la escasez y la gestión del gobierno luego de haber hecho una cola desde las cuatro de la madrugada para comprar lo que definió como “cuatro tristes tubos de picadillo”.
“Es madrugar, gente pasando frío, con tremenda necesidad de comida, hacer una cola horrible [..] para cuatro tristes tubos de picadillo. Tengo una indignación tan grande con esta vida paupérrima que a uno le ha tocado vivir”, dijo la joven en una directa de Facebook.
Según Battle Moré, “no hay nada más indignante para un ser humano que tener que estar fajándose por comida, tener que estar mendigando. Yo me prometí a mí misma que más nunca me iba a quedar callada, porque lo que estoy es obstinada”. expresó la cubana, preguntándose
“¿Hasta cuándo nosotros vamos a tener que estar viviendo esto? Es increíble, es inaudito, es abochornante, es desagradable”, dijo en otro momento de su directa, en la que también se preguntó qué hacían las autoridades, a las que llamó “partida de sanacos que están dirigiendo”.
La cubana, que hizo “catarsis” porque que ya no aguanta más la situación de escasez y miseria, reveló en sus redes sociales que había sido despedida de su puesto de trabajo en una empresa estatal por sus comentarios en las redes.
Llamada a constar por su superiora, Battle constató que sus publicaciones en redes estaban siendo monitoreadas por alguna entidad estatal dedicada a investigar a las personas, aludiendo indirectamente a la Seguridad del Estado, que le había pasado un “expediente” a su jefa.
“Con el prontuario que a mí me mostraron, probablemente, yo ya no pueda optar por ningún puesto de trabajo en ninguna empresa estatal socialista. (...) Yo voy a volver a aplicar en cualquier otra empresa; y si es verdad que no se le cierran las puertas a nadie, ahí va a quedar demostrado”, apuntó.
Poco después, y ante ciertas críticas recibidas por su postura sobre la crisis en Cuba, la joven afirmó que se negaba a ser parte del “rebaño” de cubanos que bajan la cabeza ante las injusticias y el miedo imperantes en el país.
“Yo no tengo miedo de decir las cosas, yo me niego a ser rebaño”, indicó la represaliada por ejercer su derecho a la libre expresión. “Lamento herir la susceptibilidad de quienes pensaron que debía bajar mi cabeza, agradecer y limpiar el piso por donde otras personas deben caminar”, agregó.
En mayo de 2020, en medio de un déficit de productos de aseo e higiene que escandalizó a la población -que se enfrentaba al comienzo de la pandemia de coronavirus-, una planta industrial cienfueguera comenzó a producir detergente a partir de las hojas de henequén.
Unos meses más tarde, se vivieron escenas de desesperación, violencia y brutalidad policial frente a una tienda de Miramar en la que vendían detergente. Poco después, escenas similares se reportaron en un establecimiento comercial situado en el reparto Casino Deportivo, del municipio Cerro.
Por las mismas fechas, cubanos recogieron con cubos y jarros los restos de detergente líquido derramado por un camión en una calle de La Habana, cerca de la calle Obispo, en la Habana Vieja. El acto desesperado de los vecinos de salvar y acaparar todo el detergente posible dejó para las redes sociales una imagen triste, pero realista, de la crisis que vivía y vive el país.
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